Pasó la temporada, también las estaciones y los días y finalmente llegó el invierno. Como dijo Arok, se olvidó por completo de lo que había pasado en la fiesta del jardín y comenzó una vida diaria llena de música, arte, libros y té. Además, estaba repleto de interacciones con amigos inteligentes y parientes amigables por lo que no había razón para preocuparse por incidentes tan desagradables con personas que en realidad le daban lo mismo. Incluso planeó una salida al "Royal Music Hall" el fin de semana para asistir a la actuación final del violinista y director de orquesta que tanto amaba.
Compró los mejores asientos, se vistió de manera elegante y se quedó inmerso en el magnífico conjunto que era la orquesta sinfónica, en sus delicadas melodías que parecían llenarle completamente el pecho y en los movimientos de sus manos. Estaba asombrado, feliz, triste, enamorado, suspiró y sonrió innumerables veces ante la impecable interpretación de la canción por parte del director y finalmente aplaudió hasta que sus palmas hormiguearon y se pusieron bien calientes.
El hombre era un músico muy popular que viajaba por todo el mundo, pero tenía muchas ganas de invitarlo a su mansión para charlar incluso si era por un momento muy pequeño. Si era posible, pensaba pedir orientación como violinista y hacerle ver su estudio y su sala de conciertos privado.Entonces, tan pronto como terminó el acto y cayó el telón, se apresuro a ir al fondo del escenario, que estaba abierto sólo para miembros de alto rango que apoyaban con donaciones al Royal Music Hall, y asomó la cabeza para pedir una cita. Pero hoy, el rey y su esposa tenían prioridad sobre él por lo que tuvo que quedarse quieto. Hacía mucho tiempo que no veía al rey, que era anciano y no gozaba de muy buena salud, lucir tan relajado, por lo que era muy probable que invitaran al director de orquesta al palacio real lo más pronto posible. Por supuesto, eso significaba que para su desgracia, no iba a poder invitarlo él.
Buscó a su secretario, le dio una tarjeta de presentación, le anunció su intención de conocer al músico muy pronto y se dio la vuelta. Por lo general, los Alfa y Omega asistían a los conciertos en parejas. Debido a la naturaleza de la sociedad aristocrática, donde las citas públicas eran casi imposibles antes del compromiso, los conciertos celebrados por la noche eran una gran oportunidad para buscar en secreto a alguien que te gustara y hacer un encuentro más o menos "natural" entre las dos partes. Sin embargo, Arok prefería viajar solo. Si tuviera pareja alguna vez, tenía que ser considerado, guapo, amable, y compartir su valoración de la música. Eso era un hecho. Además, una vez terminada la actuación, se hacía difícil encontrar la salida y si la otra persona se empezaba a sentir mal, a menudo había ocasiones en las que tenían que regresar o esperar y era horrible al momento de ir por los carruajes. Obviamente, esto también hacía que se sintiera más cómodo solo.
"La actuación de hoy fue muy buena".
Después de recibir el abrigo, el sombrero de copa y el bastón que le había confiado al mayordomo que servía en el music hall, Arok atravesó el magnífico salón decorado en oro y salió con una sonrisa impresionante en la boca. Desde la entrada al salón de música decorado con mármol blanco, una escalera bastante ancha conducía hasta el camino de carruajes y allí, había una especie de caseta improvisada donde la gente se paraba para esperar su turno.
"¡Aquí estoy!"
"¡señor, su carruaje!"
"¡Señora, por aquí!"
Poco después de terminar el concierto, los cocheros estaban ocupados buscando a sus dueños entre la multitud de espectadores así que Arok se deslizó hasta el borde de las escaleras y caminó por el espacio que quedaba más apartado de los demás. Ya sabía de antemano que todo se volvería especialmente ruidoso a esta hora así que hizo un plan para que el cochero esperara a poca distancia del teatro. Y mientras caminaba por la calle bordeada de tenues luces de gas, Arok recordó una vez más la melodía de la música de esta tarde y pensó que le gustaba mucho la parte solista porque era muy lírica, suave, y porque las manos del hombre eran como magia. De hecho el músico era tan perfecto que su corazón latía con fuerza y se sentía apretado en una parte de su pecho. Se sintió enamorado de él. Fuera imposible o no. Sin embargo, Arok entendía que esta sensación era ocasionada por la melodía que fluía de los instrumentos musicales, las frases escritas en papel de alta calidad y los colores que bordaban el lienzo de los músicos.