"¡Aaaah!"
"¡Sálvame! ¡Que alguien me ayude!"
"¡Mi muñeca! ¡¡¡Mi muñeca!!!"
El estrecho callejón rápidamente se convirtió en el lugar de puro caos. Los valientes, pero imprudentes hombres rodaron por el suelo sucio, sangrando profusamente debido a que, cuando intentaron atacarlo con una daga, Bendyke se aproximó y les voló las muñecas de un solo tajo.
En el momento en que una mano humana cayó al suelo, Arok no pudo contener su miedo y giró la cabeza hacia la pared para no ver.
"¡Por favor, no! ¡Aaaah!"
Bendyke no se limitó a neutralizar a sus oponentes. Como si cortarles las muñecas no fuera suficiente, les rajó los tendones de los tobillos a dos de ellos y a uno incluso le perforó justo en donde pensaba que estaba el pulmón. Entonces, notó que un joven se rasgaba la ropa y la amarraba fuertemente en su muslo para detener el sangrado. Otro gritaba mientras se sujetaba la muñeca y uno más estaba tan asustado que intentó huir arrastrándose por el suelo hasta llegar al inicio de lo que parecía un balcón. Bendyke se acercó y le clavó la espada justo entre los omóplatos.
"¡Basta! Bendyke, detente ahora."
Incapaz de soportarlo más, Arok lo detuvo del brazo utilizando unas manos que se veían bastante temblorosas para su gusto. Fue horrible descubrir que la cara se le había manchado de sangre que en definitiva no era suya.
"Ya no están peleando. ¡El asesinato innecesario es un delito grave, Bendyke! ¡Ya detente!"
Pero resultó que Bendyke no parecía tener intención de detenerse todavía. Incluso aunque ya habían superado el nivel de autodefensa desde hace mucho tiempo atrás.
"¡Entonces me iré por mi cuenta! ¡Porque no quiero ser parte de nada de esto!"
Además, no quería ni pensaba en acusar de asesinato a la persona que lo ayudó a sobrevivir estando en "El fondo". Y si alguien lo acusaba y nombraba a Arok como testigo para llevarlo a juicio, era mejor no ver ni oír nada ahora que todavía estaban con vida.
Entonces, aunque ya era demasiado tarde para arrepentirse, dio un paso para atrás y se giró rápidamente antes de presenciar una muerte.
"Arok."
Bendyke llamó desde atrás.
Arok lo ignoró y caminó todavía más rápido.
Había gemidos disgustados, pero también algunos que se escuchaban increíblemente agonicos. Arok sintió que estaba acelerando el paso sin darse cuenta.
"¡Espera, Arok!"
Cuando llegó a un callejón donde no había ni gemidos ni sangre, Bendyke finalmente agarró la muñeca de Arok y lo hizo retroceder hasta tenerlo frente a frente. Era la primera vez que pensaba que los guantes negros lucían tan terribles en una persona.
"¡Déjame ir!"
Le apartó la mano. La emoción de Bendyke debió haber disminuido mientras lo perseguía porque resultó que ahora había regresado a tener esa misma expresión apagada de costumbre. Además, tampoco parecía enojado.
"Te acompañaré a la mansión. Es peligroso que vayas solo."
Arok miró a su alrededor por miedo a ser visto, y dio una advertencia en una voz increíblemente baja: "... Deshazte de esa horrible espada primero".
Entonces Bendyke sacó un pañuelo de su bolsillo, le sonrió y limpió la hoja frente a él como si le enseñara que no iba a hacer una cosa como esa. Había manchas de sangre roja claramente visibles en el pañuelo que Bendyke terminó por tirar en la calle así que Arok se enojó.