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Hazel.

Londres, Inglaterra.

16 de Octubre del 2022.

El viento de otoño abrazaba mi piel poco cubierta, creía que ese suéter de lana sería suficiente para ir y volver al hotel. Mi teléfono empezó a vibrar pero lo ignoré en cuanto vi una tienda de veinticuatro horas, hacía mucho frío como para detenerme justo ahora.

Me metí rápidamente y empecé a moverme a través de los pasillos, tomé un frasco de helado olvidándome del trágico clima de afuera y una caja de mi cereal favorito. Me acerqué a la caja a pagar deteniéndome a ver la sesión de medicamentos sobre la barra, había estado mucho tiempo fuera así que debía tomar ciertas precauciones. 

Estuve a punto de tomar un antigripal cuando un hombre moreno y más alto que yo con lentes oscuros casi me lo arrebató de las manos. 

-¿Disculpa?- Me volteé a verlo acercarse a la caja con el producto que yo tomaría. Supe que no podía escucharme debido a los audífonos que llevaba. ¿A quien se le ocurre usar lentes oscuros y audífonos al mismo tiempo? Fácilmente podían provocar un accidente.

Me metí delante de él rápidamente y puse mis artículos sobre el mostrador, la chica que atendía el lugar me miró sin interés y pasó los productos por la barra. Mi teléfono empezó a sonar de nuevo y esta vez decidí atender.

-¿Hola?- Respondí mientras la chica sacaba una bolsa para meter mis cosas, le hice señas con mis manos pero ella simplemente me ignoró, así que tuve que quitarme el celular del oído y hablarle- No por favor, lo llevaré en las manos.

-¿Segura?- La dependienta frunció el ceño mientras volvía a guardar la bolsa, asentí mientras volvía a la llamada en mi teléfono.

-Haz ¿Dónde estás? Llegué al hotel y no te encontré- Escuché la voz no demasiado preocupada por parte de mi amiga mientras yo me las arreglaba por tomar mis compras. 

-Vine a comprar algunas cosas, estaré de regreso en unos minutos- Sostuve el teléfono con mi hombro y pude tomar las cosas con éxito, sin embargo no duraría mucho si no colgaba. 

-¿Que clase de cosas?- Insistió la rubia con voz curiosa, su impaciencia termina por sofocarme en momentos como estos.

-Lara, estaré ahí pronto, tengo que colgar ahora o todas mis cosas caerán al suelo- Me detuve un momento para guardar mi celular en mi pantalón pero en el proceso se cayeron mis analgésicos y la caja del cereal, por dudable suerte el helado seguía intacto y ayudándome a congelar mis dedos.

Maldije internamente mientras guardaba mi celular y me agachaba para recoger mi desastre, una mano oscura y tatuada tomó mi cereal antes de que yo lo hiciera. Levanté la vista para encontrarme con el hombre de la tienda que robó mis antigripales, esta vez sin lentes oscuros y sin uno de sus audífonos, tenía grandes y expresivos ojos cafés.

Me puse de pie sin dejar de verlo cuando me transmitió una sonría de boca cerrada. Me extendió la caja de cereal mientras mi mirada se intercalaba entre su mano y su rostro, tomé la caja antes de sonreírle.

-Gracias- Mencioné amablemente mientras este solo se encogía de hombros, no pude evitar que mi vista recorriera esa parte de su cuerpo, parecía muy trabajado. 

-Debiste dejar que te dieran una bolsa- Me respondió mientras empezaba a caminar a mi lado, para este momento ya había dejado de sentir mis dedos.

-Va un poco en contra de mis ideales- Me limité a responder sin dejar de caminar, no sabía si mirar por donde iba a mirarlo a él. 

Dancing With Our Hands Tied tied|LH44 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora