25. Born to die

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George

Escuché una melodía siendo tarareada a unos pasos de mi, el viento soplando fuerte y las olas del mar golpeando la orilla. Ahí estaba ella, con su vestido blanco siendo ondeado y su cabello hecho rizos volando por su rostro.

Su piel estaba más oscura, sus labios más rosados de lo normal y sus ojos perdidos en el sol. Había estado así durante los últimos días, silenciosa y pensativa.

Sabía que podía estar llenando sus pensamientos o quien más bien, no era un secreto pero quería que lo fuera, ella lo amaba.

-Sigues aquí- Dijo cuando me paré a su lado sobre el barandal.

-No me iría sin despedirme- Se quedó en silencio así que continué- Haz estado muy silenciosa los últimos días.

-Es que quiero escuchar a mis pensamientos- Mencionó aún con su mirada perdida.

-Creí que estabas mejorando.

-¿Quien dijo que no?- Dejó salir un suspiro- Solo estaba pensando en ¿Qué hubiera pasado si hubiera tomado alguna de sus llamadas? Ya no llama ¿Lo sabías?

-Hazel...- Lo sabia, yo mismo le dije que se detuviera y por un momento creí que no me haría caso pero al final si lo hizo.

-Tal vez haya tenido una explicación para todo esto y yo... lo ignoré y ahora se rindió- Intenté decir algo pero interrumpió para seguir- Ese día cuando alguien tocó la puerta de tu habitación y yo estaba en el baño... Rogué con todas mis fuerzas que fuera él, que me mirara a los ojos y me dijera que todo había sido un malentendido.

-Hazel... él si llegó- Le solté sin más- Le pedí que se fuera porque diría alguna excusa tonta y tu lo perdonarías como si nada, el día de la fiesta le dije que te avisara que saldríamos y no lo hizo, le dije que nos devolviéramos al hotel y no quiso. No tengo pruebas más de las que ya hay, pero conozco a Lewis y sé que no es inocente, no te merece y tu solo lo ves a él.

-George...- Me miró a los ojos por primera vez, su mirada estaba entre triste y decepcionada.

-Lo sé, fui un entrometido que no te permitió enfrentarlo y decidir si lo escuchabas o no, fui un maldito egoísta por eso ¿Y sabes que? Lo sigo siendo porque volvería a tomar esa decisión una y otra vez si eso nos trae hasta aquí- Suspiré mientras una lágrima bajaba por mi rostro- Porque ahora sé algo que antes no, te amo Hazel pero no eres mía... Y eso no cambiará de la noche a la mañana.

-George...-Limpió mi mejilla y bajó la mirada al suelo- Lo siento mucho.

-No, yo lo siento- Tomé su mano sobre mi rostro- Creíste que él nunca quiso aclarar las cosas, de hecho yo le pedí que dejara de llamarte y veo que si lo hizo.

Se soltó de mi agarre y dio dos pasos atrás- Él tomó esa decisión, no importa de quien vino, la aceptó.

Era el imbécil más grande de la tierra, había sido egoísta, no pensé en como se sentiría ella después de todo esto, realmente lo amaba y yo pasé por alto eso. Y lo peor, ella no era la única con la que me había comportado como un hijo de puta.

-Tienes que irte, Georgie- Me miró con una sonrisa forzada- Perderás el avión.

-Cuídate, Hazzie.

-Lo haré- Nos dimos un corto abrazo antes de despedirnos.

Me despedí de sus abuelos y la señora Rosa se encargó de guardar suficientes dulces para mi.

-Estás más que invitado a venir cuando quieras, Jorgito- Fui abrazado por la abuela.

-Un placer- El señor William me dio un apretón de manos antes de que subiera al auto.

Me llevaría varias memorias agradables de este lugar, ella tenía razón. Es el mejor lugar para sanar un corazón.

-

Aterricé en Austin para la carrera y fui directo al hotel, me dejé caer sobre la cama de inmediato y le escribí un mensaje a Hazel para avisarle que ya había llegado, se supone que debería escribirle a Lara también pero lo haría más tarde, ahora solo quería dormir.

Fui interrumpido por el timbre de mi habitación, sonó una y otra vez. Me levanté pensando que tal vez sería importante y por eso el escandalo. Al abrir la puerta tuve un puño sobre mi rostro dejando atónito.

Me incorporé viendo a un Lewis furioso empujándome por toda la habitación. Y eso que apenas acababa de llegar.

-Lograste lo que querías ¿No es así?- Cerró la puerta detrás de él- Lograste que te eligiera a ti, maldito infeliz.

-Lewis tienes que calmarte.

-¿Calmarme? Recuerdo que recibí uno igual de tu parte sin explicación alguna- Me tomó por el cuello de la camisa y me estrelló con la pared, no sabía si era por mi cansancio o el hecho de que no quería golpearlo- Creí que éramos amigos, te dejé estar cerca de ella porque creí que no intentarías nada por respeto a nuestra amistad.

-Las cosas no son así- Intenté acercarme a él pero seguía demasiado furioso.

-¿Cómo son entonces? ¿Me dirás ahora que no te fuiste de luna de miel con la mujer que amo?- Se acercó con los puños listos para golpearme de nuevo.

-¡Ella te ama! ¿Cómo podría? Ella sigue totalmente enamorada de ti y ni por un momento dejó de pensar en ti... Espera todos los días a que vuelvas a llamarla, sin duda olvidará todo lo que hiciste.

-¡Carajo! Las cosas no fueron así, George, entiéndelo de una vez.

-No es a mi a quien debes explicárselo.

-Dame tu teléfono- Dijo calmándose un poco. Caminé hasta mi cama y lo encendí para entregárselo.

Marcó un par de veces antes de que fuera contestado.

-¿Hola?- Los ojos del mayor se cristalizaron apenas escuchó su voz- ¿George?

Su voz cambió drásticamente, estaba llena de sollozos y desesperación. El rostro de Lewis cambió por completo mientras ambos nos preocupamos.

Dancing With Our Hands Tied tied|LH44 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora