Lewis
Daba vueltas por toda la habitación con nerviosismo, estaba a nada de cavar un hoyo en el suelo.
¿Qué se supone que diré? ¡Bienvenida al mundo, París! Si ya habíamos elegido el nombre y todo, pero me sentía al borde del colapso nervioso en este momento.
-¿Por que no llega Isabella? ¡Le dije a Checo que los quería aquí!- solté mientras mis espectadores se miraban confundidos.
-Lewis, necesitas calmarte- mi madrastra habló desde su lugar en la silla. ¿Calmarme? ¡Voy a ser padre en cinco minutos!
-No puedo ¡Daniel dime algo!- le grité al australiano que solo abrió los ojos tratando de entender todo.
-¿Que quieres que te diga? Ni siquiera conocía a Audrey cuando mi hija nació- que estúpido soy, por supuesto que no sabe nada. Por eso le dije explícitamente a Checo que tenía que estar aquí ¿No pudo Sebastian embarazar a su esposa antes que yo? ¡Era la única carrera en la que rogaba que me ganara!
-Lewis por favor, reúne la misma valentía con la que le pediste ser tu esposa delante del mundo- abría los ojos sumamente indignado con las palabras de Jennie, la novia de Lando daba suaves caricias en la espalda del británico, se veía confundido y atemorizado- Ahora deja de poner nervioso a mi novio ¿Quieres?
-Oh no, este es mi momento de estrés, ansiedad y nervios, Lando- amenacé al chico con mi dedo- ¡Nadie perderá la cabeza antes que yo!
-¡Estoy aquí!- me sostuve la cabeza antes de correr a los brazos de Isabella, los amaba tanto justo en este momento.
-Creí que no llegarías nunca ¿Por qué tardaste tanto?- le pregunté esto ultimo al piloto mexicano que venía sofocado detrás de su esposa.
-No sé si estés enterado pero la distancia entre Mexico y Mónaco no es muy corta- le digo todo el tiempo que se mude a Mónaco, simplemente no quiere oír.
-¿Qué hago?- le pregunté verdaderamente al borde del colapso, tenía miedo. Algo que solo había sentido el día que casi pierdo a Hazel- No me gusta sentirme como me siento justo ahora.
-Está bien, ven acá- el mexicano se acercó a mi y nos apartamos un poco de los demás- Es normal que te sientas así, las cosas no serán iguales a partir de ahora y eso es maravillo ¿Sabes porque? Por que de ahora en adelante habrá una pequeña personita siguiéndote a todos lados que te amará con la intensidad de mil soles solo porque si, porque eres su papá.
-Soy su papá...- dije casi en un susurro, una lágrima se había deslizado por mi mejilla de forma silenciosa, los demás presentes solo nos veían confundidos. Era como si vieran su serie favorita en pleno climax.
-Felicidades... Ha nacido una hermosa niña- una enfermera interrumpió nuestra conversación, sentí la mano de Checo empujar mi espalda y sentí mi corazón acelerarse.
Seguí a la enfermera a través del pasillo, limpié mis manos en mi pantalón repetidas veces antes de entrar a la habitación, pude divisar a Hazel recostada sobre la cama de hospital, se veía adormilada y cansada.
Me acerqué cautelosamente y puse mi mano sobre su brazo con delicadeza.
-Hola mi amor- le susurré con temor a que mi voz la fuera a sobresaltar, me dio una sonrisita de boca cerrada tomando mi mano- ¿Cómo estás?
-Estoy bien ¿Qué hay de ti?- el dorso de su mano se posó sobre mi frente ¿Tan mal me veía?
-Lo estoy ahora- dejé un beso sobre su mano con delicadeza antes de ser interrumpido por los pasos del resto de nuestros acompañantes.
-Hija mía...- la madre de mi esposa se acercó a ella y dejó un beso sobre su frente- Muchas felicidades.
-¿Quieres cargarla?- me preguntó Hazel haciendo que toda la habitación se quedara en silencio, ni siquiera me había fijado que la pequeña estaba en algún lugar de la habitación, mis primeros cinco minutos como padre fueron pésimos.
Asentí con nerviosismo, moría por tenerla en mis brazos y abrazarla, cuidarla con mucho amor, cantarle cada noche antes de dormir y dejar un beso sobre su frente, lo estaba planeando todo y prometía cumplirlo.
La enfermera tomó en brazos a la pequeña criatura, tragué en seco preparándome para sostenerla, cuando sentí su pequeño cuerpo sobre mis brazos tuve un revoltijo de emociones en mi interior.
Es preciosa al igual a su madre, fue el primer pensamiento que llegó a mi mente. Bienvenida al mundo Sara, ahora eres mi chica especial.
Un par de lágrimas rodaron por mi mejilla, mi vida había cambiado drásticamente a estas alturas, no había vuelta atrás de la vida que había elegido y eso era perfecto.
-Lewis... ¿Te encuentras bien?- la voz del mexicano se hizo presente de nuevo, tenía la visión nublada y sentía mis manos frías.
-Lu ¿Quieres darme a la bebé?..- mi amiga mexicana insistió haciendo un ademán con sus manos, ni siquiera me moví, tenía miedo de que mis piernas fallaran de repente.
-Ajá...- fue lo único que le respondí antes de que tomara a mi hija en sus brazos con delicadeza. Tragué en seco sintiendo un ardor en mi garganta, había empezado a hacer más calor aquí dentro .
-¿Lewis?- no tengo ni idea de quien dijo mi nombre, estaba demasiado ocupado tratando de mantenerme de pie. Y vaya que intenté de una forma terrible, no pasaron ni cinco segundos para que la cabeza me diera vueltas y estuviera en el suelo.
Todo se nubló, todo se fue al carajo en ese momento ¿Primera impresión? Al carajo ¿La valentía que se supone debería tener? Nunca llegó, todo se fue al carajo ¿Ya lo dije? Fui pésimo, terrible, exasperante y la cara de mi suegra era un cuadro de terror que moría por eliminar de mis recuerdos.
-Calao- una vocecita femenina repitió mis palabras torpemente mientras sonreía, estuve a punto de sonreír si no hubiera sido por la mala cara que me mostró mi esposa.
-Te dije que no dijeras esas palabras frente a ella, su cerebro es como una mini grabadora- la mujer rodó los ojos antes de volver a poner su vista en la carretera.
-Lo siento- tomé su mano y dejé un beso sobre el dorso de esta, volví mis manos al volante para continuar con mi historia- Y así pequeña Sara, fue como te conocí, ya estarás pensando "Que tonto y asustado mi papá" Pero estaba asustado, yo quería ser perfecto para ti ¿Ok? Todavía trabajo en eso, quiero que tengas lo mejor de mi.
La pequeña dio una risita en el reflejo del espejo retrovisor, mi niña preciosa. Tenía bonitos ojos como los de su madre, solo podía verlas a ellas.
-Las amo... Con mi vida- les dije concentrado en mi conducción, sentí como los labios de mi esposa se posaban sobre mi mejilla con cuidado.
-Y nosotras a ti, eres el mejor- su sonrisa frente a mi solo podía hacerme pensar en cuan afortunado había sido de encontrarla.
El giro completo que había dado mi vida sin duda lo había valido todo, cada parte del miedo solo me impulsó a ser mejor para ellas.
Son mi vida.
Un pequeño regalo para ustedes, espero lo hayan disfrutado<3
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Dancing With Our Hands Tied tied|LH44 (Editando)
Fanfiction"Y cuando nada estuvo a nuestro favor, yo confíe en el amor que nos prometimos" #3 en Formula1 de 3.70k #5 en Hamilton de 1.3K