🍷💀☕ - Un rato en la vida de la muerte

20 5 18
                                    

Es mi día libre, y en vez tomarme un delicioso café con chícharo (de esos que se cultivan en cierta isla del caribe) y ponerme una grabación del bombardeo en Hiroshima; estoy aquí con ustedes. Por lo tanto, quiero emplear el tiempo en algo productivo (odio perderlo en estupideces), así que hablemos un poco sobre mí y mi trabajo. Soy la muerte, esa que se lleva tu alma cuando la palmas. Empecé en este trabajo en el siglo XX, y estaré hasta el XXV; ahí le pasaré la antorcha a la becaria que más aptitud muestre. Y así, así, así hasta que la humanidad se extinga; ya sea por inclemencias naturales o por que los muy gilipollas se aniquilen a sí mismos. Que si me preguntan a mí, esa segunda se perfila como la opción más probable.

Si me tienen miedo y tal, lo comprendo. Represento el final de todo y a lo mejor a ustedes, mortales, les da escalofríos pensar en mí. Pero sepan que eso a mí, ni me va ni me viene. Lo digo porque hay muchos y muchas, casi la mayoría, que me suplican que no me los lleve o que me los lleve solo a ellos y no a sus hijos o parejas o amigos. Pero gente linda, acaben de entender que yo no hago las reglas. A mí me mandan una lista, y yo la cumplo. Además, no sé por qué tanto lío, si al final, morir no es tan malo. Es solo un paso más en este burocrático universo. Hay algunos que comprenden lo necesaria que es, como John Lenon, que me dijo "Llévame si quieres, no te preocupes, no te odio". Era majo el tío.

Deben estarse preguntando quién narices hace esa lista que yo recibo vía WhatsApp todos los días a las doce de la noche. Bueno, como no podía ser de otra forma, es la oficina de recursos humanos. Se encuentra en un lugar que los humanos religiosos llaman infierno. Su jefe, Lucifer, la confecciona en persona. Pero según tengo entendido, el dossier de sugerencias le llega desde la oficina del director ejecutivo. Para que no se compliquen mucho, le llamaré Dios. Dicha oficina, a la que llamaremos cielo, es la encargada de escribir lo que pasa. El infierno solo es el ejecutor. Lo digo para que no le adjudiquen todas sus desgracias y sus mierdas a pobre Luci, que ya no gana para psicólogos. Pero yo se lo he dicho muchas veces: "Muchacho, deja ese trabajo", pero es más terco que sus cinco cabras mascota.

Aunque supongo que va a ser igual, los idiotas humanos siempre se van a juntar para buscarle un culpable a sus desgracias, ese ha sido su modus operandi desde que existen. Conozco a Luci desde hace muchos años, fuimos a la universidad de espíritus juntos. Confieso que me lo tiré un par de veces; la primera porque me reveló que era virgen y quise ayudarlo con eso, y la segunda por despecho hacia otro. Ese otro se llamaba Kar, hoy por hoy es el espíritu encargado del karma. Se enredó con mi compañera de cuarto, que era más fácil que sumar dos más dos. Fíjate si es atravesada esa perra, que su trabajo es igual que el mío, pero opuesto. Ella trae las almas cuando alguien nace, yo me las llevo...no la soporto.

Amo mi trabajo, en serio, no le hago caso a las críticas ni a los insultos. Una de las cosas que más disfruto es cuando muere un tirano. Su alma me nutre más que las promedio, es algo así como un orgasmo. Como Hitler, Stalin, Joffery (que ya sé que es ficción pero joderrrr, qué gusto cuando lo mataron), Escobar, o un tal Fidel Alejandro. Y admiro a los que me reciben con los brazos abiertos, porque aceptan que yo soy parte de la vida al fin y al cabo. Con ellos y ellas me tomo hasta un whisky y charlamos un rato; como Ágatha o Bukowsky. ¿Coincidencia que sean escritores? Quizá...

Bueno, me gustó contarles un poco de mí, pero me voy a disfrutar del resto de mi día libre, y a darle comida a mi búho. Vivan bien y a plenitud, y tal vez nos tomemos un whisky cuando vaya a visitarlos.

VINO, MUERTE Y CAFÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora