Mi pequeño amor.

10

Marzo.

Ambas colita se agitaban contentas mientras contemplaba la lluvia a travez de la ventana de la sala.

El abuelo Robotnik los acompañaba con una taza de café y un libro de suspenso, adecuado para el clima. Su vista iba de su libro hacia los erizos, quienes estaban acurrucados, uno encima del hombro del otro.

Le hacía feliz poder ver que convivían tan bien aun a pesar de la recaída de Shadow con los estabilizadores.

Habían durando un tiempo, pero la energía de Shadow era más inestable de lo que imaginaban y terminaron donde empezaron. María también lo sabia, era su reporte de la semana después de haber hablado con sus pequeños compañeros.

"¡Les tengo una sorpresa, sean pacientes!"

Escucho un pequeño suspiró y giró rápidamente su vista a los antropomorfos. Sonic lo lo veía con una sonrisa, pero su mirada era triste.

-Otra vez se durmió...- Mimaba la punta de la oreja azabache, escuchando el ligero ronroneo.

-Todo esta bien.- Aseguro.

-Me preocupa mucho... Estaba muy bien, parecía mejorar y...-

-Sonic... Si tu también te empiezas a preocupar, lo vas a alterar.- Vio las orejas ceruleas aplacar se en el pelaje-. Todo mejorará, ya lo veras.

Sonic lo veía con un pequeño brillo, esa era una promesa escondida del mayor.

O eso esperaba que fuera...

-Abuelo.- Ambos giraron a la entrada de la sala, Ivo iba bien vestido, no con su pijama o ropa para andar de calle-. Iré al laboratorio, ¿Necesitas algo?

-Sí, te daré una muestra, espera.- El mayor dejo el libro a un lado, en su mesita y se fue de ahí escaleras arriba.

Sonic agitó una oreja, luego vio al castaño. Este lo veía fijamente, esa mirada zafiro que era tan distinta de la chica...

-¿Cuando van a formalizar?- Alzó una ceja, completamente extrañado por eso.

-¿Qué...?-

-Sí, ya sabes.- Su mano se agitó de forma desinteresada-. Se bañan juntos, duermen juntos, se arreglan, andas al rededor de él... ¿Qué eso no es cosa de erizos?

Se sonrojo. Sí, las últimas dos cosas eran parte de sus instintos de cortejo, pero no entendía a donde quería ir con su primera pregunta.

-No entiendo...- Luego Ivo parecía tan blanco como un fantasma, eso le sorprendió.

-Lo tengo.- El abuelo regresaba con varias muestras en mano-. Necesito que me des los resultados de... ¿Y ahora que te sucede?

-Resultados, sí.- Rápidamente le arrebato las muestras y se dirigió a la puerta sin ver el rostro de nadie más-. Te mando mensaje.

Y se fue...

-¿Y ahora que le pico?- Gruño, molesto por su comportamiento.

-Abuelo...- Giró al erizo, quien seguía en la misma posición, pero su rostro parecía una mezcla de confusión y molestia-. ¿Qué es formalizar?

Maldecia a su hijo y a su nieto...

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-Oye... Shads.- El azabache frunció el ceño y giró al ceruleo, extrañado por el mote. Sonic sólo sonrió divertido-. ¿Porqué Ivo creo a Sage?

La pata sin garras apunto a la computadora de la habitación del castaño. La imagen de la albina los veía con curiosidad. Shadow agitó una oreja, explicarle esas cosas no era su trabajo, pero viendo la expresión de la chica, suponía qué tampoco le contó nada.

-Ivo estuvo casado.-

-¿¡Qué!?- La expresión de ambos era un poema-. ¿¡Cómo!?

-Nunca la conocí, fue antes de crearme.- Se encogió de hombros. Sage y Sonic se veían entre todas las dudas, creía ser buen momento-. Tuvieron una niña, pero al poco tiempo la mamá y la niña enfermaron por algo hereditario, la niña fue la primera en fallecer, luego la mamá.

-¿Cómo sabe eso, Señor Shadow?- La chica buscaba en cada uno de sus sistemas, intentando encontrar algo, pero nada.

Shadow rasco su hombro, incomodo por el ambiente. Le habían platicado cuanto había sufrido Ivo cuando Maria enfermo debido a eso. Estuvo presente cuando estaba peor y mejoró, pero era el sostén de la familia y tuvo que irse, por eso dejaron de preocuparse tanto tiempo por el dinero y el tratamiento de la rubia.

Sintio como tomaban su pata y eso lo hizo salir de sus pensamientos. La mirada de Sonic era tranquila y triste, rápidamente lo abrazo y eso lo confundió mucho, pero correspondió.

Sonic sabia que si Shadow no mejoraba...

-Me lo contó Maria y el abuelo. Estaba muy sobreprotector cuando conocí a Maria, no quería que Ivo se le acercara antes de su viaje.- Resumió, todo era cierto, pero no iba a decir que el castaño lo retaba queriéndolo acariciar o alejarlo con la mano y lo rasguñaba o mordía...

Y Sonic mordía su labio, sentado a un lado del azabache, un pequeño peso se hizo en su estómago.