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Sentía como un dedo le agitaba el estómago y se quejo entre sueños, intentando alejarlo.

-Sonic...- Rasco su oreja, ante el susurro-. ¡Sonic!

Rápidamente se levantó y vio el rostro de su compañera. Frotó sus ojitos, intentando despejarse del sueño.

-Lo lamento tanto, pero... ¿Puedes ir por Shadow?- La vio confundido y luego busco al azabache a tientas y luego con la mirada, no estaba por ningún lado-. Creo que bajo a la sala cuando comenzó a sentir dolor.

Sonic se agitó nervioso y asintió, bajo de la cama con ayuda de la joven y empujando su habilidad, fue hasta la sala.

Sus orejas se alzaron ante los quejidos mal escondidos cuando cruzo la sala. Rápidamente se dirigió al sofá y se asomó, esperando no asustar al azabache. Este estaba dándole la espalda, acurrucado entre si, desnudo. Sus púas de la espalda se agitaban de vez en cuando.

Con cuidado se acerco hasta a él y lo acurruco en sus brazos, Shadow no puso ninguna resistencia, al contrario, intento acercarse más a él.

-¿Te duele mucho?- Sólo recibió un asentimiento y luego volvió a quejarse. Las expresión que hacia el azabache le estaban rompiendo el corazón-. Ay... Shadow...

No sabia que hacer, no era de mucha ayuda cuando era un tema que rodeaba a Shadow, sobre todo ahora, que el azabache estaba teniendo una pequeña lucha interna.

Ronroneo, acercando aun mas al erizo. Las lágrimas comenzaba a correr por las mejillas canelas, Sonic sintió la necesidad de reconfortar lo de cualquier forma.

-Tengo que distraerte...- Lloriqueo, intentando pensar en algo. Su colita se agitó ante la idea, aunque sabia que no era el mejor momento...

Empezo a dar pequeños besos en ambas mejillas mojadas, luego fue a su sien y llego hasta su frente, depositando uno más largo. Sintió como el bicolor comenzaba a jadear cansado.

-¿Tengo que...?- Soltó otro quejido que lo hizo apretar sus labios y tomar la mano contraria-. ¿...Estar mal para que me des besos?

Sonic se sonrojo y le sonrió apenado. Volvió a besar sus mejillas y otro tenue ronroneo se comenzó a escuchar. Vio de reojo su mano y lentamente entralzo sus dedos con los bicolor.

Repetío la acción una y otra vez, hasta que Shadow se quedo dormido entre pequeños jadeos y ronroneos en su pecho.

-¿Maria?- Llamó con duda viendo hacia la entrada de la sala.

La rubia se asomo preocupada y suspiró cuando los vio juntos, rápidamente se acerco a ambos.

-Lo siento.- Susurro, poniéndose de rodillas cercas del sillón-. No creí que Shadow bajaría.

Ayudo a Sonic a recostarse y coloco la manta de sus hombros entre ambos. María había visto la mirada cansada del ceruleo, por lo que empezó a mimar su cabecita hasta que también se quedo dormido.

-Muchas gracias por cuidarlo.-

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Sonic fue el que despertó primero.

Agitó sus orejas y parpadeo un par de veces ante la luz qué entraba por la ventana, se sentía tan reconfortante que no quería levantarse y comenzó a cerrar sus ojos.

Eso, hasta que escucho un pequeño quejito y rápidamente los abrió. Shadow estaba frente a él, se veía cansado y soltaba pequeños jadeos.

Se nota que es menos que ayer...

Intento tocar su mejilla y colocar el pelaje en su lugar, pero algo lo detuvo. Reviso entre la manta y podía ver sus manos entrelazadas, rápidamente se sonrojo.

Ay, mis creadores...

Otro quejido se escucho, más fuerte y femenino. Intento ver a sus espaldas y vio la cabellera rubia con el rostro oculto entre el sofá y cubierta con otra manta. Se revoloteo un poco para quedar boca abajo y estirar su mano para tocar su cabello.

Joder...

Con razón había dormido tan bien. El cabello de Maria era tan suave y olía tan bien, quería estar más tiempo ahí, dormir un poco más, pero ella no estaba en el lugar y la posición nada cómoda. Adentro su mano entre el cabello y cuando toco la cabeza de la chica, empezó a dar palmaditas.

Claro, si daba caricias de seguro y no lo notaba.

-Maria...- Susurro, intentando no despertar a su compañero.

-Sonic.- Susurro, levantando la cabeza. Cubría un bostezo entre su manta y luego tapo su rostro para restregar lo rápidamente en la tela. Eso sí lo confundió-. Buenos días.

Su tono era animado, pero eran solamente susurros. Siempre agradecía el detalle que ella tenía con ellos, nunca gritaba cuando él o el azabache dormían o estaban cercas de ella, siempre estaba al pendiente de que era lo que necesitaban e intentaba tenerlos en sus hombros para que no los incomode en sus manos o ellos puedan ver lo que ella ve.

-Buenos días.- Susurro de igual forma.

Mi pequeño amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora