La mujer de la foto

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Yo prefiero mil veces el desastre en tus cosmos, que cualquier otra galaxia en perfecta calma.

Esteban Lombardo es un desastre, es caos, es cobardía.

Un día se dijo que tal vez llegaría el momento en que lo dejaría de pensar, que lo dejaría de llamar en sus sueños porque él estaba con alguien más, y se decía a si misma que ella posiblemente ya no vivía en su memoria, porque, aunque la vida los juntó aquella tarde, tal vez el destino no los quería ver juntos; pero de lo que estaba segura, era que, si lo volvía a encontrar, ella lo seguiría queriendo.

¡Tanto como siempre!

Esa mañana ahí estaba, frente al espejo repitiendo lo que un día él le dijo "Casémonos".

Si se preguntaban qué era lo que ella había respondido, lamento decirles que fue un rotundo no, y no por el hecho de que no quisiera casarse, sino porque aún no era tiempo, no así, no de esa forma, no habiendo muchos nudos que desatar y mucha oscuridad que aclarar.

Dos semanas más. Dos semanas que se habían sumado a esos dos meses de investigación, ¿Cómo iban las cosas? Seguían en la misma, Marcia metida en la empresa no era de mucha ayuda, Esteban aportaba datos en la investigación, pero desde que retó a su padre, el hombre se había apartado de él. Alba por su parte no lograba conseguir nada, Hernán solo coqueteaba con ella, pero no daba indicios de querer algo más, así que no quedaba de otra más que implementar el plan B.

Dicho plan consistía en que uno de los tres se adentrara en la vida personal de la familia Lombardo, se pretendía que fuera Alba, pero desistieron cuando el hombre de la tercera edad retractó todo interés por ella; Iñaki ya no era una opción pues estaba bajo la mira de Hernán, solo queda Marcia.

Fácil

Sería la pelirroja quien ingresaría a la familia como la novia de Esteban. ¿Qué si estaba de acuerdo? De dientes para afuera, no, pero su corazón y todo su interior decía que sí y ahí estaba el detalle. ¿Cómo estaban las cosas con Marcia y el moreno? raras.

Se manifestaban los cinco lenguajes del amor; contacto físico, palabras de afirmación, actos de servicio y tiempo de calidad, pero ella aún estaba resentida y Esteban lo entendía. No podía ponerse a juzgar o reclamar el hecho de que él estuviera todo el tiempo intentándolo y ella nada, cuando no fue testigo de cuanto sufrió ni de lo que la pelirroja tuvo que hacer para reparar todo el daño que él le había hecho.

- ¿Nerviosa? – le toma la mano.

- Un poco – respira hondo.

- ¿Aun crees que es mala idea todo esto?

- Por supuesto, son unas niñas Esteban – lo voltea a ver – imagina que ellas se encariñen o que se ilusionen por algo que en algún momento va a terminar.

- No tiene por qué terminar.

Esa tarde la presentaría ante su familia como su novia; habría un almuerzo en casa de los Lombardo, estarían presente Lucrecia, Inés y ambas niñas, Marina y Andrea. Hernán no lo haría pues se encontraba de viaje, algo que ambos agradecían pues si de por si era difícil fingir ser otra persona, más lo sería estando él ahí.

- ¡Papi! – corre a abrazarlo.

- Princesa – la carga - ¿y tu hermana?

- Sigue en su cuarto – besa su mejilla – ¿ella es tu novia?

- Sí – se gira hacia Marcia – ella es Marisa.

- Hola – sonríe tímida – tiene el cabello como la sirenita, papá – susurra.

CobardíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora