Cobardía

La oscuridad tejida con los hilos de incertidumbre y secretos. El aire denso y cargado de verdades ocultas, las sombras haciendo ecos fugaces. El palpitar del silencio, el latir acelerado del corazón creando una sinfonía inquietante que envuelve todos los sentís. Silencio, misterio, suspiros cargados de cobardía, la verdad aguardando su momento de emerger del abismo de lo desconocido.

- ¡Alba! – abre de golpe la puerta.

- ¡Ostias, tío! Pero que demonio a pasao' para que entres así – se lleva la mano al pecho.

- Balística mando su análisis.

- ¿De qué análisis estás hablando?

- Del análisis de Helena Salinas – deja la carpeta sobre el escritorio.

- ¿Seguiste con eso, Iñaki? – la abre – el hombre ese confesó la verdad, no sé porque insistes que tu intuición...

- Algo no me cuadra.

- No me jodas...

Cinco meses después

Los reencuentros existen y si los dos saben lo que llevan pendiente, en algún punto del destino, la vida volverá a juntarlos.

Hace casi once años, los dos iban en la misma dirección, solo que uno tropezó, pero por suerte se pueden levantar y volver a comenzar; una segunda oportunidad.

Esteban

A veces le daba por sentarse en el jardín, observar el cielo y recordar, pero es curioso, ¿no? no recordaba todo, había partes de su vida que quedaban bloqueadas y por más que intentara recordar no podía.

Había canciones, momentos donde era infinitamente feliz, donde lo tenía todo; pero los momentos fuertes, donde una ola inmensa de emociones lo invadían, lo bloqueaba, quizás lo hacía como un mecanismo de defensa o quizás era por cobardía.

- ¿En qué piensas?

- ¿Ah? – la voltea a ver confundido.

- ¿En qué piensas? – le ofrece una taza de café para después sentarse a su lado – Llevas rato aquí sentado, ¿pasa algo?

- No – bebe un sorbo de su taza – solo estaba recordando todo lo que ha pasado en menos de un año.

- Es mucho – concuerda.

- Llamó mi papá.

- ¿Qué te dijo?

- Pues tú sabes que desde que nació Nicolás no he ido a verlo, quiso preguntar como estábamos, cómo estaba el bebé.

- ¿Por qué no vas a verlo? – soba su espalda.

- ¿Cobarde? – voltea a verla – No sé, siento que hay algo que no está bien es todo esto.

- ¿Te refieres a la situación con tu papá?

- Sí – suspira frustrado – He de confesar que a pesar de todo el daño que nos hizo, es mi papá y me puede que esté ahí, encerrado.

- Entiendo.

- A veces quisiera que él no fuera el asesino, que simplemente se tratara de un hombre déspota, prepotente y ambicioso.

- Esteban... ¿Nunca has tratado tu psicosis?

Psicosis... ni siquiera sabía que lo tenía hasta que Hernán lo dijo.

- No – niega con la cabeza – Dan medicamento para eso, ¿no?

- Si, antipsicóticos.

- Bueno, me he tomado el tiempo para leer sobre la ¿enfermedad?