Anda tranquila, que de eso se trata el proceso, que llores, que te arrepientas, que después te limpies las lágrimas y siguas con la postura de ya no buscarle, de eso se trata.
Que siga doliendo, cada día un poco menos, hasta que cada tormenta, cada desastre, cada flecha clavada... desaparezca.
Pero ¿qué si el dolor viene a buscarte?
Él...
Él anhelaba que cualquier tarde ella se llenara de nostalgia y recordara lo mucho que llegó a quererla, las palabras, las canciones, poemas y relatos que le dedicaba.
Ella...
Ella podía confesar que no dejaba de echarla de menos, pero en su defensa aprendió a soltarla, aceptó que lo de ellos había terminado.
Ya ahora lo único que los dos esperaban es que algún día les ganara el arrepentimiento y se atrevieran a gritarse "te extraño", para que sepan que aún no es demasiado tarde para decirlo.
- Esteban, ¿te acuerdas que yo te pregunté si creías que lo nuestro iba a funcionar?
- Ajá.
- Bueno, esa vez solo tú diste tu opinión, falté yo.
- ¿Y tú qué crees?
- Que no.
- ¿Se puede saber por qué?
- Aun estoy dolida, Esteban – se suelta de su agarre – me da miedo que, en el punto más alto de mis sentimientos, se te ocurra dejarme, otra vez.
- No confías en mi – asiente.
- Lo siento, pero así es – baja la mirada - Me cansaré de esperar – suspira – créeme que hablo muy enserio cuando digo que te esperé más de la cuenta. Cada noche esperaba tu llamada y por la mañana que tocaras la puerta. Antes de irme ahí estaba en cada tarde en el parque donde solíamos comer helado mientras platicábamos. De vez en cuando asistía a la cafetería donde siempre se escuchaba nuestra canción favorita.
- Prometo.
- Sí, prometo – voltea verlo – no había ni un minuto en que volteara a observar el teléfono para ver si por fortuna caía un mensaje tuyo. Pero no, nunca volviste. Y me cansé, me cansé de esperarte. La vida me demostró que podía seguir adelante, cuando menos lo esperaba ya estaba por borrarte. El tiempo me enseñó a estar sin ti.
- Eso significa que no, ¿no hay un futuro para los dos?
- Esteban, puedo estar sin ti, pero no quiero – libera las lágrimas que no sabía que estaba reteniendo – No sé qué demonios me hiciste, pero estas en mí, en mi piel. Eres mi droga.
- ¿Y dices qué el obsesionado soy yo? – sonríe de medio lado.
- No seas tonto – niega sonriendo – Lo que sí quiero es que sea un paso a la vez.
- Un paso a la vez, será – se acerca a ella - me encanta cuando te avientas todo un cuento y luego terminas diciendo que si.
- Esteban...
- ¿Qué? – pregunta inocente tomándola de la cintura.
- Quedamos que un paso a la vez – sonríe acariciando su pecho.
- Ese paso ya lo dimos – besa su mejilla – además, me están haciendo ojitos.
- ¿Qué? – sonríe con el ceño fruncido y carcajea cuando le hace señas con los ojos – Eres un sin vergüenza.
- ¿Me puedes culpar? Las conozco muy bien.
- Bueno, no sabía que ibas a venir.
- ¿Y te hubieras puesto sostén si lo hubieras sabido? – pregunta irónico.
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Cobardía
FanficMarcia Cisneros, una destacada abogada penalista y psicóloga forense, ejerce con fervor en la Unidad de Análisis de Conducta, fusionando sus habilidades para desentrañar los misterios más complejos. Su pasión por la justicia la ha llevado a enfrenta...