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₊⋆ ☾ ⋆⁺₊⋆ ♡︎

Luego de un largo día de trabajo, en el cuál Esteban estaba más distraído de lo normal por pensar en su chica, más o menos a las tres de la tarde, el ómnibus ya los estaba dejando en la puerta de su complejo de cabañas, dejándoles toda la tarde libre.

A menudo salían todos juntos, ya sea a probar nuevas comidas o a pasear.

Pero hoy, Tebi tomó la mano de Lili suavemente, dirigiéndola a la camioneta que casi siempre usaban, la cuál ya era casi de ellos.

Le abrió la puerta, dedicándole una sonrisa dulce.

- Gracias, cariño. - dijo Lili, dejando un pico sobre sus labios, antes de entrar en la camioneta y que Tebi cerrara la puerta.

Cuando él entró, Lili le preguntó a dónde iban a ir.

- Agus me contó sobre un lugar al que fué con la novia. Es un lugar que es re conocido por hacer donas, pero en realidad venden de todo. Querés ir? - preguntó Esteban, arrancando el motor y saliendo a la calle.

- Amo las donas, no te voy a decir que no a una. - dijo Cata, poniendo música en los parlantes del auto, así disfrutaban un poco más del viaje.

Y así se pasaron los minutos, entre besos en los semáforos cuando se tornaban rojos y las letras de ABBA, las cuáles ambos amaban.

Cuando llegaron, ambos bajaron y se adentraron juntos a aquél local, el cuál era muy bonito.

Eligieron mesa y se sentaron.

La velada pasó entre risas, chistes, anécdotas y muchos besos, los cuáles sabían a dulce de leche y chocolate, los sabores favoritos de cada uno.

Después de una pequeña pelea por saber quién iba a pagar, se dirigieron juntos a una playa que quedaba muy cerca de dónde ellos se encontraban, para poder mirar el espléndido atardecer.

Cuando llegaron a la punta del muelle que se extendía sobre la playa y el mar, ambos suspiraron, mientras Lili colocaba su cabeza sobre el hombro de Tebi, admirando la vista.

- De qué me querías hablar, cielo? - preguntó Lili, sin despegar la mirada del atardecer, para darle su espacio a Esteban.

Él, suspiró, pensando como le podía decir a su amor que estaba loco por ella, y que necesitaba tenerla a todas horas.

Todo eso, sin parecer un loco.

En ese momento, pensó que la canción que más podía describir sus sentimientos sería "I Wanna Be Yours".

- Lili, yo...soy una persona muy insegura. Y verte hoy, con los chicos, riéndote y sonriendo...solo sabía que quería que esas sonrisas fueran dedicadas a mí, o que surgieran gracias a mí. - dijo Esteban, sin girarse a mirarla, ya que sentía una vergüenza muy intensa.

Cata sonrió, entrelazando su mano con la de él.

- Te pusiste celoso? - preguntó, pero en su tono, no había ningún atisbo de burlarse, es más, quería ayudarlo a comprender sus sentimientos.

- Sí, demasiado. Sé que es algo inmaduro, pero no lo pude evitar. Y el hecho de que no seas mi novia...me carcome la cabeza. - dijo, negando con la cabeza.

- Bueno, eso es porque aún no me lo has preguntado. - dijo Lili, soltando una risita, aún con su cabeza sobre el hombro de Esteban.

Esteban la miró, sus ojos reflejaban la luz del atardecer, haciéndolos mil veces más hermosos.

- Si te lo pregunto, me dirías que sí? - preguntó, mirando los ojos celestes de la contraria.

- Pruébame. - dijo ella, levantando la cabeza para mirarlo a los ojos y sonreír.

Esteban se colocó a su lado, tomándola por la cintura, mirándola a los ojos.

- Lili, desde que te conozco, haz iluminado mi vida, y es algo que siempre te agradeceré. Me podrías permitir iluminar la tuya como tú lo haces con la mía? Me dejarías ser tu novio? - preguntó Esteban, tomando la mano de la contraria, con el corazón a mil por hora.

Cata, lo único que hizo, fué tomar a Esteban de su saco, y acercarlo hacia ella, uniendo sus labios en un beso dulce.

Esteban pasó sus manos por la cintura de ella, atrayéndola hacia él, mientras la besaba con dulzura.

Lili cortó el beso, alejándose dos centímetros de él.

- Sí, quiero que ilumines mi vida, cielo. - murmuró, antes de sonreír y volver a unir sus labios en un beso más amoroso.

Esteban sonrió en medio del beso, sintiendo las famosas mariposas en el estómago.

Suspiró, separándose de ella, mirándola como un tesoro.

- Les vamos a contar a los chicos? - dijo él, colocando un mechón de su pelo detrás de su oreja, ya que este se había escapado de su moño desarreglado.

- Dale, vamos. - dijo ella, tomándolo de la mano antes de empezar a caminar hacia la camioneta.

Dentro de esta, se dirigieron hacia el complejo de cabañas, dónde, al entrar a la suya, se encontraron a un Fran llorando, mirando la escena final de Titanic.

Una escena digna de fotografiar.

- Hola solecitos, cómo les fué? - preguntó Fran, secándose las lágrimas mientras miraba penetrantemente a Esteban, quién se hizo el boludo y se fué a cambiar al cuarto.

- Bien de bien, me llevó a merendar y dimos una vueltita. - dijo Lili, sentándose a un lado de Fran, mirándolo con una sonrisa.

- Te tenemos que contar algo, Fran. - dijo Tebi, saliendo del cuarto completamente cambiado, y con su pijama puesto.

- A ver, suelten el chisme. - dijo él, impaciente.

Ambos se miraron a los ojos por unos segundos, para luego volver a mirarlo a Fran.

- Estamos juntos. -


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𝗗𝗢 𝗜 𝗪𝗔𝗡𝗡𝗔 𝗞𝗡𝗢𝗪?, Esteban KukuriczkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora