Extra 2

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₊⋆ ☾ ⋆⁺₊⋆ ♡︎

El gran día había llegado.

Luego de tanta espera, habían anunciado una gran noticia.

Se iban a casar.

Un día en el cuál, sus almas se entrelazarían para siempre, jurándose amor eterno.

Antes de tomar la decisión, no necesitaron mucho tiempo para saber que ambos querían estar juntos por el resto de la eternidad.

Se lo demostraban al otro día a día.

Apenas llevaban dos años de relación, y Catalina ya sabía que se terminaría casando con ese hombre.

Ella no se quería casar, creía que el matrimonio era una cosa inservible.

Hasta que lo conoció a él.

Él siempre se había querido casar.

Y ahora había encontrado con quién podría hacerlo.

Por eso, en su aniversario de 4 años, él la llevó a España de viaje para visitar uno de los lugares favoritos de ambos, el muelle dónde se habían hecho pareja.

Y ahí, mirando el atardecer, fué cuando él se arrodilló frente a ella, pidiéndole que estuvieran juntos por el resto de sus días, mientras sus manos temblaban, sosteniendo la pequeña cajita, con el anillo dorado dentro.

Ella, sin dudarlo, y con lágrimas en sus ojos, se tiró sobre él, abrazándolo por el cuello, repitiendo el mismo monosílabo una y otra vez.

"Sí, sí, sí" susurraba ella, mientras llenaba de besos las mejillas del contrario, sintiéndose plena y feliz.

Cuatro meses después, luego de muchos sacrificios y ardúo trabajo, un 2 de agosto del 2025, fué la fecha determinada por ambos para llevar a cabo la ceremonia.

Su boda no iba a ser demasiado grande, pero gracias a que tuvieron que invitar a sus familias, amigos, a los chicos del cast, a los maquillistas, a los peluqueros y a los camarógrafos...digamos que su boda terminó teniendo un número total de 500 invitados.

Lo cuál no era poco.

A las nueve de la mañana de ese día, ambos se levantaron, prepararon el desayuno juntos, mimándose y tranquilizándose mutuamente antes de despedirse, para prepararse para el día que los esperaba.

Catalina, por un lado, llegó a la casa de una de sus mejores amigas, Luciana, en dónde todas sus damas de honor la estaban esperando.

Entre sus damas de honor estaban Valentina, Sofía, Mafe y Luciana.

Las cuatro la ayudaban a arreglarse, sintiendo como aquél momento era maravilloso.

Por otro lado, Esteban había llegado a la casa de Fernando Contigiani, en dónde lo esperaba él, a la par de Fran, Enzo y Agustín Pardella.

A las tres de la tarde, ambos ya estaban listos.

Esteban, con su traje tradicional y sus zapatos.
Catalina, con su vestido de novia, el cuál estaba confeccionado con encaje blanco, que presentaba un escote corazón adornado con detalles de pedrería delicada. Por otro lado, la falda princesa, con varias capas de tul suave, fluía con gracia.

Se veía como un ángel.

A las cuatro de la tarde, los invitados comenzaron a llegar a la iglesia en dónde se llevaría a cabo la ceremonia.

Cuando ya estaban todos sentados, Esteban apareció por la puerta de la iglesia, entrando y colocándose a un lado de sus padrinos de boda, los cuáles estaban todos vestidos con trajes formales azules.

En el aire, comenzó a sonar "Lover" de Taylor Swift, una canción que Lili amaba gracias a que la letra le hacía pensar en su novio.

Y cuando todos se giraron, ella apareció.

Lili iba tomada del brazo de su padre, el hombre de su vida, el cuál estaba llorando junto a ella, la cuál no pudo evitar comenzar a sollozar al ver a su futuro esposo limpiarse las lágrimas de sus cachetes.

Esteban no podía parar de pensar en lo hermosa que se veía su novia, la forma en la que sonreía y le brillaban los ojos, estaba hipnotizado.

Cuando sintió su corazón acelerarse, apoyó su mano izquierda sobre su pecho, mirándola con ojos soñadores.

Luego de que el padre de Lili la dejara en el altar, ambos se miraron a los ojos, mientras se colocaban frente a frente.

Con votos llenos de sinceridad y promesas de amor eterno, la pareja se comprometió a caminar juntos por el resto de sus vidas.

Los aplausos resonaron en el aire cuando fueron declarados marido y mujer, sellando su unión con un dulce beso.

La celebración continuó con música y mucho baile, mientras familiares y amigos brindaban por el feliz futuro de los recién casados.

Las risas en aquella fiesta no faltaron, y los videos tampoco.

Claramente, Juani había grabado cada momento, y no perdía la oportunidad de twittear como había llorado mares mientras ambos se decían sus votos.

Fran, por otro lado, no paraba de bailar con ellos, festejando que su habilidad para hacer de cupido había surtido frutos.

Nunca se había tenido tanta fé.

Pero míralos ahora, casados.

Pero lo más importante, era que estaban felices.

Como ellos siempre soñaron.

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𝗗𝗢 𝗜 𝗪𝗔𝗡𝗡𝗔 𝗞𝗡𝗢𝗪?, Esteban KukuriczkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora