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₊⋆ ☾ ⋆⁺₊⋆ ♡︎

- Che, les queríamos preguntar, hoy íbamos a hacer una juntada nosotros tres en la casa de Agus, tienen ganas de venir? - preguntó Fran, regalándonos una sonrisa dulce, como su personalidad.

Se notaba de a 3 km. que era un osito de peluche.

- No- empezó a decir Enzo, así que yo, rápidamente le pegué un manotazo en el abdomen, haciendo que se doblara un poquito del dolor, dándome tiempo a mí para responder.

- Claro que sí! Nos encantaría, verdad, Enzo? - respondí, mirándolo de reojo, amenazándolo con la mirada.

- Eh...sí, pasen ubicación y ahí estaremos. - dijo, volviendo a enderezarse, dedicándome una mala mirada.

- Perfecto! Te la pasaré - dice Agus, antes de darnos un beso en la mejilla a cada uno e irse, diciendo que tenía que preparar su casa para la reunión.

- Nosotros también debemos irnos, tenemos algunas vueltas que dar. Nos vemos en la noche. - dije, despidiéndome de ambos con la mano, mientras caminaba y tomaba el brazo de Enzo para caminar a la par.

Gesto que no pasó desapercibido para ninguno de los dos hombres, y menos para aquél hombre silencioso de cabello color arena.

ꨄ︎

Luego de un rato andando en auto, Enzo me trajo hasta el hotel.
Me bajé, dándole las gracias y diciendo que nos veríamos más tarde.

Entré al hotel, saludando con una sonrisa al recepcionista y subiendo por el ascensor hasta mi cuarto.

Cuando entré, inmediatamente me descalzé, no había nada más lindo que esa sensación de libertad en los pies.

Caminé hasta la cama, saltando sobre ella y recostándome, haciendo sonar un poco mi espalda.

Soy una vieja de 60 en el cuerpo de una mina de 25.

Bufé, pensando en que estaba en lo cierto.

Decidí pedir algo de servicio a la habitación, ya que todavía tenía tiempo para descansar antes de arreglarme para la juntada.

Una vez hecha la llamada, esperé pacientemente la comida mientras miraba un poco de Twitter.

Unos 10 minutos después, unos toques en mi puerta me afirmaron que la comida había llegado.

Sin más, recibí la comida, y, sin antes dar las gracias, cerré la puerta y me senté en el balcón a comer la milanesa con puré que había pedido.

La mejor comida que existe, y soporten.

Me pasé la mayor parte de la comida mirando los autos pasar.

Luego de una hora y media, mientras fumaba un cigarrillo, recibí una llamada de un número desconocido.

Atendí la llamada, exhalando el aire que contenían mis pulmones.

- Hola, Catalina? Soy Agus, Agus Pardella, el de la juntada de hoy. - habló la voz reconocible de aquél chico bajito de ojos verdes.

- Hola, Agus! Si si, soy yo. - respondí, soltando una pequeña risita.

- Quería ver si realmente eras vos la del número, te voy a mandar la ubi por Whatsapp, nos juntamos a eso de las 20:30. - habló.

- Dale, Agus, por ahí me tenés, nos vemos. - respondí, antes de colgar la llamada y mirar la hora.

19:30.

Todavía tenía un poco de tiempo.

Me terminé el cigarro en paz. Y cuando lo puse en el cenicero, me puse a buscar que me podía poner para la juntada.

Una pollera de jean oscura, con un buzito de lana bordo y unas botas negras resolverían todo.

Me até el pelo en una colita alta, así no me estorbaba.

Agarré las llaves del auto, la billetera, el paquete de cigarros y mi teléfono antes de salir por la puerta del cuarto, con dirección al garage.

Me senté en el asiento del piloto, buscando la ubicación que Agustín me había mandado hacía unos 10 minutos.

Puse en marcha la camioneta, y dí comienzo a mi viaje hasta la casa de Agus.

Cuando llegué, estacioné abajo de un edificio blanco, el cuál estaba muy iluminado gracias a las luces que caían de cada balcón.

Entré directamente al ascensor, indicando que subiera hasta el piso 7, como el mensaje de Agustín indicaba.

Cuando llegué, inmediatamente busqué la puerta 74, y golpeé suavemente unas tres veces, y esperé pacientemente.

En menos de 5 segundos, la puerta estaba abierta, y pude visualizar a un Francisco entusiasmado por verme, darme la bienvenida.

-Llegó Cata! - gritó para los que estaban adentro del apartamento, mientras me hacía pasar y me daba un beso en el cachete.

- Hola, rubia. Estábamos esperándolos, no venís con Enzo? - preguntó, un poco confundido, mientras miraba a mis espaldas, como si esperara que llegara junto a otra persona.

- Hola Fran, no sé a que hora llega Enzo, sé que su casa queda más lejos que mi hotel, pero no hablamos desde hoy temprano. - respondí, un poco extrañada.

Qué se piensan? Que somos como uña y mugre?

- Bueno, dale, vamos pasando por mientras. - me dice, conduciéndome por aquél apartamento, que a decir verdad, era bastante lindo.

Cuando salimos del pasillo de entrada, pude ver la sala espaciosa de aquél apartamento.

Tenía dos sillones de 3 cuerpos a cada lado de la TV, junto a una mesita ratona en el medio.

En uno de los sillones, estaba sentado Agus, en el otro, Esteban.

Caminé hacia ellos, detrás de Fran, quien se sentó en el mismo sillón que Agus, haciendo que yo me tenga que sentar en el otro, junto a Esteban.

Dejando una distancia prudente, me senté, dejando mi bolso a un lado.

- Todo bien, Cata? Querés algo de tomar? - me dijo, Agus, mirándome con esa mirada sincera de él.

- Todo bien, Agus. Tenés algún vinito? No pido mucho, con un Faisán de caja me conformo. - dije suavemente, dándole una sonrisa dulce.

- Dale nomás, ya vengo. - dijo, antes de ir hacia lo que supongo que era la cocina.

Escaneé la mesita ratona, en la que habían dos vasos con fernet en ellos, y un vaso de ron, que suponía que pertenecía a Esteban, ya que estaba justo frente a él.

- Y Enzo? No viene tu noviecito?


• ꨄ︎

𝗗𝗢 𝗜 𝗪𝗔𝗡𝗡𝗔 𝗞𝗡𝗢𝗪?, Esteban KukuriczkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora