🧇 Color Ocre: Perseverancia.

27 10 0
                                    

¿En qué momento ser un adolescente se convirtió en un problema?

¿Cuándo fue que eso empezó a ser realmente una molestia?

Hanji tiene razón, soy un menor de edad, ¿Qué podría hacer yo? ¿En qué podría ayudar? Solo bloquearía los asuntos que tienen que resolver, solo sería un estorbo. Eso es lo que seria.

Me dejo caer en el sillón, rendido y con todo el mudo aplastándome, sintiéndome inútil e inservible para una pequeña causa en la que no puedo hacer absolutamente nada, solo rogar que nada malo pueda llegar a pasar.

Supongo que llevo demasiado tiempo metido en asuntos de la clínica que me he llegado a encariñar con ese lugar, trabajar con niños, ayudar a otros a superarse, dar una mano a quien lo necesite, sonrió burlonamente, parezco igual a la "No estable mental" Doctora Zöe, ella amaba con toda su alma ese lugar, ha dado su vida profesional, privada y sentimental al cien por ciento, es prácticamente su vida, es su todo. ¿Qué pasara ahora?

¿Por qué de repente siento que el mundo se ha derrumbado?

•◘•◘•◘•◘•◘•

Siento que no he dormido absolutamente nada, el cuerpo me pesa y los ojos me arden, espero no colapsar en medio de las clases, eso sería grave, trato de comportarme igual a todas las mañanas, hacer la misma rutina para que Eren no note nada diferente, aunque la que parece muy atenta a mis movimientos es Mikasa, me observa examinándome, no dice nada pero sé que está haciendo sus propias conjeturas dentro de esa cabeza suya, será berrinchuda, traviesa, chocante e irritante pero es demasiado inteligente, incluso para alguien de su edad, observadora y analizadora.

Desayunamos hot cakes con miel y frambuesas, leche achocolatada para Mikasa y leche sola para Eren, aunque él hace puchero por ver su leche blanca y la de Mikasa endulzada pero no dice nada, es extraño que no traten de matarse por eso, aun así, lo dejo pasar por alto, no quiero más problemas por ahora.

Mikasa promete traer panquecitos para la cena y tal vez pastelitos individuales de queso.

Durante el trayecto a la escuela Eren juega a saltar las líneas de la calle, se tambalea y brinca de uno en uno, haciendo equilibrio sobre uno solo de sus pies, murmura cosas sobre osos y tigres, llegamos con unos minutos de anticipación, muchas mujeres llegan poco a poco, dejando a sus niños, dándoles indicaciones de que deben portarse bien y comerse todo su almuerzo, besan sus frentes o mejillas y los chiquillos entran felices, veo a Eren, observando a las madres de forma un tanto soñadora.

-Bien, ¿Listo? -digo agachándome hasta su pequeña altura.

-Sipi. Listo, listo. -alza un puño hacia el cielo y me obsequia una sonrisa adorable.

Le sonrió de vuelta, le acomodo la corbata del uniforme, aunque ya esté en su lugar, le beso la frente, el cierra los ojos, pero mantiene la sonrisa, supongo que el beso en la frente le es igual al que ha visto en sus demás compañeros.

-Vendré más tarde, ¿Ok? -le revuelvo el cabello, me incorporo y tomo su mano.

-Yo... te veré cuando salga, ¿Podremos ir al parque después?

-Por supuesto.

Me quedo esperando hasta que Eren está dentro del salón de clases, dudo entre hablar con la profesora o no, pero... a como están las cosas dudo que Eren vuelva a molestar con el tema del matrimonio.

Al llegar al salón de clases, el anuncio con plumón negro de que el profesor no llegara a las dos primeras horas me recibe, por primera vez no me molesta, al contrario, hace que me sienta mejor, al menos puedo relajarme un poco y empezar a recolectar la poca concentración que tengo porque no puedo pensar en los problemas de la clínica estando en exámenes.

Promesas de CrayónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora