✔️ Color Gris: Retorno.

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-¿De visita? No, Dios, no. -Eren frunce el ceño y también los labios.

-Creo que ambos son lo suficientemente adultos como para evitar peleas, ¿No? Han pasado diez años desde la última vez que se vieron.

Durante todo este tiempo, es la segunda vez que se de ella, después de que dejara el país simplemente desapareció, como si jamás hubiese existido, una vez hablé con su madre para saber cómo estaba, fue cuando me enteré que se había ido y ahora que se de sus deseos de volver, no sé bien que fue de ella, si termino la universidad, si está casada, desempleada, lo que dudo ya que es muy inteligente, pero en realidad no sé qué fue de ella en todo este tiempo.

-Pues no la quiero aquí. -Recrimina.

-Qué pena, es mi casa, son mis reglas, si no quieres verla enciérrate en tu habitación o ve con Armin.

Hace una mueca de desagrado, frunce más el entrecejo e infla las mejillas, parece una ardilla muy enojada por sus nueces.

-Para compensarlo te llevare por un helado, ¿Te parece?

Su semblante se relaja y parece pensárselo un instante.

-Está bien, ¿Podemos ir a nadar después?

-Lo que sea solo deja de poner cara de amargado, te saldrán arrugas.

≈30 de marzo (cumpleaños de Eren)≈

-Trata de no hacer asquerosidades, ¿Quieres?

-Es mi pastel, puedo hacer lo que yo quiera.

-Sí, pero no solo tú...

-Ya, Levi, déjalo estar, es su cumpleaños después de todo, deja que haga lo que quiera.

-Lo consientes demasiado, Kushel, por eso es un niño mimado. -Interviene Kenny. -Si yo lo educara sería un hombre y no una nena berrinchuda.

-No soy una nena, anciano.

-Eren.

-¿A quién le dices anciano? Mocoso, estoy en mi mejor forma.

-Forma de pasa, querrás decir.

-Eren.

-Ya, ustedes dos parecen niños. -Mi madre se cubre los labios para evitar reír.

-No es gracioso, Kushel, ese niñato me faltó al respeto, necesita disciplina.

-Y tú una mordaza, hablas mucho.

-Eren, ya cállate, solo empeoras todo, solo parte el maldito pastel.

-Pero es que él empezó, siempre me molesta, parece fósil.

Desde la adopción de Eren, tanto el cómo Kenny siempre se la viven peleando, discuten y se gritan, cuando Eren era pequeño, Kenny se aprovechaba de sus mejillas, las estiraba hasta hacerle llorar o hasta que mi madre lo golpeara con la sartén, lo que era más probable, pelaban con las almohadas como si fuera una batalla real, eso muchas veces provoco que el pequeño Eren saliera volando gracias a la fuerza y velocidad de la almohada de Kenny pero no lloraba se levantaba del piso y se lanzaba a golpes contra el anciano, por mi parte jamás hice nada, solo me sentaba y observaba el espectáculo, ya que siempre llevaba mi madre a defenderlo. Si Eren se caía y lloraba, era culpa de Kenny. Si Eren se fracturaba era culpa de Kenny. En fin, cualquier cosa que a Eren le sucediera y terminara mal era culpa de Kenny y tenía que pagarlo con mi madre molesta por fastidiar a su pequeño niño.

-Ya pediste tu deseo, cariño. -Dice mi madre mientras le palmea la espalda.

-Oh, cierto.

Se pone una vela, mi madre se encarga de prenderla y después de cerrar los ojos y pensar por un instante sopla la flama con energía, todos aplauden, Kenny hace uno de sus comentarios sarcásticos y Eren comienza de nueva cuenta con los insultos.

Promesas de CrayónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora