🌻Color Oro: Dulzura.

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Me trueno los dedos y me muerdo los labios hasta hacerlos sangrar mientras cocino, Eren está en la mesa, balancea los pies y juega con un coche que encontró debajo de la cama, murmura cosas para sí mismo, imita voces de las caricaturas y hace ruidos con la boca.

El tic-tac del reloj me cala los nervios y de repente siento que puedo vomitar, Mikasa ha llegado a casa hace solo unos minutos, se ha encerrado en su habitación nada más decirle que mi madre viene de visita, me ha gritado molesta por no avisarle antes. Si supiera que yo también hubiera querido tiempo para pensar.

Caliento un pedazo de pizza para Eren y sigo cociendo la comida para cuando llegue mi madre. En dos ocasiones me quemo los dedos y el dorso de la mano. Realmente estoy nervioso.

Cuando el timbre de la casa dejo caer un montón de platos que estaban listos para acomodarse en la alacena, hacen mucho estrepito y solo uno de diez se salva, maldigo por lo bajo y prometo limpiar después de abrir.

-¿Abro la puerta? -pregunta Eren atrapándome dentro de la cocina.

Por un momento me asusto, mamá no querrá verlo a la primera, se pondrá histérica, pensara en mil cosas y me ordenara llevarlo directamente a la clínica que ya no existe porque yo aún soy un niño, también puede ser el abogado que ha venido por él sin darme el tiempo para protegerlo, el terror me nubla el cerebro y pienso que puedo colapsar en cualquier instante. Tiemblo y como instinto lo empujo hasta mi habitación y lo encierro, jadeo y el timbre vuelve a sonar, después le siguen los toquidos incesantes en la puerta.

Trato de tranquilizarme, controlo los nervios y camino hasta la puerta, tropiezo antes de llegar, pero logro abrir antes de que me desmaye, mi madre aparece en el umbral, no parece contenta después de hacerla esperar por varios minutos, después sonríe de lado y me abraza.

-Cariño, ¿Cómo has estado?

Me toma de las mejillas y las aprieta contra sus manos, luego me besa la mejilla derecha.

Le indico que pase y ella lo hace con una maleta pisándole los talones, cierro la puerta detrás de mí y dejo escapar aire, como si me desinflara, mis músculos tiemblan.

-¿Dónde está Mikasa?

-En su habitación, cree que vas a llevarla de vuelta a su casa si la ves.

Mamá suspira y se recarga sobre la mesa.

-Esa niña. -se mira las uñas y ve a los lados. -¿Ibas a comer pizza? -arquea una ceja interrogativa.

En la mesa está el pedazo sin terminar del niño.

-Ehh, sí.

-Levi, quiero terminar mi pizza. -grita Eren desde mi alcoba.

Si, la mentira duro menos de un segundo.

Mi madre pone cara sorprendida y ella misma se dirige a abrir la puerta de mi habitación, por supuesto se lleva la sorpresa de ver al niño chocar contra ella, Eren se disculpa y sale disparado hasta su plato con pizza, me tenso en mi lugar y espero la reacción que puede venir después.

-¿Cariño?

Eren alza el rostro y después sus mejillas se tiñen de rojo, se ha dado cuenta de que hay alguien de visita y él lo ha pasado de alto, me mira asustado y después la mira a ella.

-Él es Eren. -digo señalándolo. -Eren, ella es mi mamá.

El niño se cohíbe, pero con educación extiende su mano llena de cátsup y queso derretido en un saludo cordial, mi madre le corresponde importándole poco si se ensucia.

-Hola, mamá de Levi. -susurra avergonzado.

-Hola. -ella se arrodilla hasta quedar a la estatura del niño y le revuelve el cabello, luego le sonríe.

Promesas de CrayónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora