• El último "adiós " •

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— Vamos, Nanami, solo será un rato.— Gojo suplicaba mientras sujetaba con fuerza la cintura del rubio.

Desde hacía unos días quería visitar el nuevo lugar en la cuidad, donde decían que elaboraban los mejores postres. Tenía que comprobarlo él mismo, después de haber consumido todo tipo de golosinas alrededor del mundo, no había nada más entrenado que su paladar cuando se hablaba de ese tema. Y qué mejor que hacerlo en compañia de alguien especial.

— Si solo será un momento como dices, entonces ve tú solo y vuelve a casa.— su lectura parecía ser más interesante.

— No, yo quiero que me acompañes.— se restregaba en su espalda, respirando el fresco aroma que desprendía su cabellera.

— Tengo cosas importantes por hacer.— respondió sin ganas.

— Has estado toda la mañana sentado aquí sin despegar la vista de ese libro... se te romperá el cuello.— su ánimo iba decayendo.— Prometo no interrumpir tu descanso lo que resta del día.— propuso, pero una vez más fue rechazado.

— No tengo intenciones de salir con el clima que hay afuera, aquí dentro esta muy fresco.— en temporada de verano, a cualquiera le daría calor.

Gojo suspiro cansado.

— Esta bien.— se apartó lentamente.— Iré a tomar un baño.— se puso de pie y volvió a la habitación, cerrando con fuerza detrás de él.

No quería admitirlo, pero le dolía cada vez que Nanami rechazaba alguna invitación. Sabía que no tenían los mismos gustos, pero desde que comenzaron a vivir juntos sentía que solo él ponía de su parte para que la relación progresará.

Lo que empezaba a molestarle también.

Volvió a suspirar.

Camino al cuarto de baño y no salió de ahí hasta que todo su estrés acumulado se esfumó. Una vez que estuvo lo suficientemente tranquilo, subió a la cama y se envolvió en las sábanas para dormir un rato.
Hasta que la puerta de la habitación fue abierta por Nanami.

— ¿Cómo estuvo tu baño?— cuestionó, entrando con lentitud.

— Nada extraordinario.— le dio la espalda, respondiendo con frialdad.

El rubio podía notarlo, Satoru estaba molesto. Lo conocía desde la escuela media, pero no creía que tendría el temperamento de un niño mimado que se enoja por no recibir lo que quiere.

— Dije que no saldría, pero lo hice. Mientras tomabas la ducha fui a esa tienda que tanto mencionabas y te traje un pequeño postre.— nada comparado con el precio, pero que más daba.— Lamento lo de hace un rato, estaba muy entretenido con el libro.— tomó asiento al borde de la cama, sintiendo como Satoru se removía.

— No te preocupes.— sin mencionar más.

— Vamos, prueba un poco y dime qué te parece.— quiso animarlo a salir de ahí, pero fue inútil.

— Gracias, pero no tengo hambre justo ahora, puedes dejarlo ahí.— había un nudo en su garganta, la comida no pasaría aunque se obligara a probarla.

Era tarde, pero al fin se daba cuenta de lo que realmente sucedía... el único enamorado era él. Así fue siempre.
Acompañaba a Nanami sin importar a donde fuese, le daba prioridad a sus planes y movía cielo y tierra para hacerle feliz. Pero cuando se trataba de su persona, el rubio siempre ponía alguna excusa o simplemente decía que no.

Al final Gojo terminaba solo.

Y cuando Nanami se daba cuenta que tendría su rabieta, volvía para disculparse con algún obsequió, fingiendo arrepentimiento.

Pero ya no más, ya no. La venda que cubría sus ojos al fin había caído y veía con claridad lo estúpido que era vivir de esa manera.

— De acuerdo, te dejaré solo.— ni siquiera hizo el intento por hablar, odiaba que se mantuviera en ese plan... salió de ahí y no volvió a entrar.
Esa noche durmieron en habitaciones separadas.

La tensión podía sentirse por todos lados dentro de esa casa.

A la mañana siguiente Nanami despertó con normalidad, bajo a la cocina y buscó algo para desayunar. Estando a punto de dar el primer bocado se dio cuenta que era extraño... Satoru no se levantaba aún.

Solía hacerlo cada vez que escuchaba el alboroto en la planta baja, para así desayunar juntos antes de irse al trabajo.

— Que extraño.— se dijo a si mismo.

Devolvió la comida al plato y se levantó de la mesa para ir escaleras arriba. Al llegar a la puerta de la habitación tocó un par de veces pero no obtuvo respuesta.

— Satoru, es hora de levantarse, llegaras tarde al trabajo.— creía que podría haberse quedado dormido, pero al girar el picaporte y entrar se llevó una sorpresa.— ¿Satoru?— no había nadie

La cama estaba hecha, las ventanas abiertas y el baño vacío.

— ¿Se fue sin avisar?— planeaba abandonar la habitación, cuando noto algo aún más extraño.
Sobre la mesita de noche aún se encontraba el postre del día anterior intacto.
.. y a su lado, el anillo de promesa que le pertenecía al peli blanco, sobre un trozo de papel.

Sin perder el tiempo se acercó, tomó la nota y la sortija, leyéndola en el instante.

" No hace falta dar explicaciones, sé que no las necesitas... te evitare la molestia de ofrecer más excusas. Será lo mejor para los dos, pues es obvio que esto sólo lo siento yo ".

Una presión en su pecho apareció.

Gojo lo abandonó... después de tanto tiempo por fin lo había hecho.
Se suponía que debía estar feliz... ya no tenía que fingir amor donde no lo había.

Entonces... ¿Por qué dolía tanto?

En el pasado aceptó una relación tan absurda como esa solo por compromiso, jamás creyó enamorarse de una persona que ya ni siquiera estaba a su lado.

































🌸 " El último 'adiós' "  [GoNana] [UA] 🌸

✨ Parte única ✨

As de corazones [GoNana] [One Shot's]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora