• Sólo mío •

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Desde que iban en la escuela de hechicería, Nanami Kento y Satoru Gojo sentían una atracción mutua bastante fuerte, haciendo que en más de una ocasión llegaran a escabullirse en algún salón o baño para una sesión rápida de besos y masturbación mutua, algo bastante "normal" si tomamos en cuenta que eran unos jóvenes de 16 y 17 años respectivamente, y su líbido recién despertaba.

Con el pasar de los años, la relación de éstos dos fue siendo más unida, pues a pesar de tener personalidades muy opuestas, lograron congeniar perfectamente, además que el sexo era maravilloso, eventualmente formalizaron su relación y ambos decidieron vivir juntos en la casa del albino.

A Nanami le había llamado la atención desde el primer día que entró al instituto aquel chico peliblanco de gran belleza que era un año mayor que él, tenía unos ojos preciosos, azules y cristalinos, una mirada autoritaria y una personalidad extrovertida, además de un cuerpo envidiable, pues era alto y se marcaba lo bien trabajado que estaba a través del uniforme, sin embargo, nunca se animó a hablarle, pues él se sentía alguien común a su lado, era delgado y un poco más bajo de estatura, con una personalidad introvertida y una apariencia que lo hacía parecer "emo", además que dudaba el que a Satoru le gustaran los hombres, y si así fuera, probablemente Nanami no sería de su tipo, sin embargo, estaba muy equivocado.

Por otro lado, Satoru era un chico bastante animado y con mucha energía, situación que varias veces lo hizo meterse en problemas, pues le gustaba mucho experimentar cosas nuevas y se aburría con facilidad, así que, constantemente lo castigaban por ello, logrando que eso lo caracterizara dentro del instituto, además de su gran talento heredado de su clan, la técnica de los 6 ojos.

También existían rumores sobre él, dónde decían que era muy intenso cuando le gustaba alguien y que incluso llegaba al punto del acoso, además que ya no era virgen desde sus 15, aunque ésto último más que un rumor era una verdad, pues el mismo Satoru lo afirmó, diciendo que la había perdido en un desliz que tuvo con su amigo Geto, pero que afortunadamente no llegó a afectar a ninguno, logrando continuar con su amistad como si nada. Éstos rumores eran dichos por chicos y chicas que en algún momento habían llegado a ser cercanas a Satoru sentimentalmente, y por alguna extraña razón se alejaron de él después.

Cuando el albino supo del ingreso de los chicos de primer año, le dió curiosidad ir a verlos, y, cuando fué, lo primero que vió fué a un joven rubio y delgado, de apariencia tímida pero que tenía un rostro precioso, unos ojos verdes tan intensos como las hojas en primavera, una mirada sería pero que lo hacía ver atractivo, labios delgados y suaves, y una mandíbula marcada, para Satoru fue un flechazo a primera vista, sin embargo, se vería mal si iba a la primera sin siquiera conocerlo, así que lo fué persuadiendo hasta que al fin lo tuvo en sus manos.

- Ngh, Satoru, m... más despacio, por favor... Ah!- exclamaba entre gemidos aquel rubio, debajo de ese tonificado cuerpo que tenía encima.

- Ah... Nanami, no puedo, eres tan jodidamente erótico.- decía el albino mientras aumentaba la intensidad de sus embestidas, sosteniendo el pene de Nanami y apretando con el pulgar el glande para que este no se corriera.- Simplemente nunca me canso de ti, me encantas, y eres solo mío, lo sabes ¿Verdad?.- el rubio asintió.

Soportando la intensidad que Satoru le daba, como cada noche, desde que vivían juntos, no le desagradaba, pero a veces quería un pequeño respiro, pues el libido del contrario era insaciable.

- Nanami, quiero marcarte, quiero morder todo tu cuerpo y dejarte chupetones, ugh, ¿puedo?.- preguntaba en un susurro, cerca del oído contrario.

- Claro, soy tuyo de todos modos.- accedía Nanami, enredando sus piernas en las caderas de Satoru y dejando al descubierto su cuello para recibir las marcas del mismo, con una expresión lasciva en su rostro, amaba mucho a ese hombre, a pesar de su intensidad en la cama y en cualquier lado tratándose de él, solo de él.

- Oh Nanami, no pensé que necesitabas tanto de mi, eso solo me prende más y no me dan ganas de parar.- con una expresión traviesa, Satoru marcaba al rubio bajo él.

Necesitaba hacerle saber a todos que solo era suyo, suyo y de nadie más, dejando marcas de mordidas, hematomas en todos lados, sus dedos en su cadera y rellenarlo con su semen, haciendo que usará sus lociones, de vez en cuando su ropa, acompañarlo a todos lados, misiones, compras, citas, alejarlo lentamente del círculo social que en algún momento había tenido para que su mundo solo girara alrededor de él, desapareciendo a cada persona nueva que fuera conociendo..., porque solo era suyo, para siempre sería suyo.

El sueño ganó la batalla, y después de una noche intensa de sexo, Nanami cayó profundamente dormido, Satoru observaba como dormía, y con una mirada intensa, solo pensaba en más planes por hacer con Nanami, solo con él.

- Tú siempre serás mío, Nanami, y si no lo eres, no serás de nadie.

Parece que aquellos rumores de la escuela de hechicería, tenían algo de verdad al final.





















🌸 " Solo mío " [GoNana] [UA] 🌸

by: Jorkey. 🖤

✨ Parte única. ✨

As de corazones [GoNana] [One Shot's]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora