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La mañana siguiente del baile fue una pesadilla para Anne, en su hogar habia demasiado ruido y no pudo seguir durmiendo asi que se acercó a la ventana para ver que sucedía con todo ese bullicio.

Los pretendientes habían llegado, ansiosos por cortejarla y ganarse su mano en matrimonio, vestidos con sus mejores galas, bajaban de sus carruajes, algunos con ramos de flores en las manos, otros con obsequios extravagtantes. Sus miradas expectantes de dirigían a su casa, como si fuesen a cazar la mayor de las presas.

¿Por qué tuvo que volver a Mayfair?

Suspirando, Anne se alejo de la ventana, en ese momento su doncella y otras mujeres entraron para ayudarla a verse presentable. Las últimas horas de su mañana serían un horror así que simplemente dejo que la arreglasen sin protestar.

─ ¡Dios santo, nancy! ─ Solto un gemido de dolor por lo fuerte que estaba siendo apretado su corset.

─ Lo siento mi lady, su madre a pedido que lo hagamos así. ─ La muchacha apenada terminó de sujetar el lazo y continuo poniendo ahora el vestido.

Anne sonrió con algo de disgusto pues el corset le apretaba demasiado y no podía respirar del todo bien, al menos esta vez no era un vestido amarillo sino uno verde pastel. Le gustaba el verde y como contrastaba con su cabello.

Terminaron de vestir la y se quedó parada viendo como lucia su silueta desde el espejo, ella no quería ir allí y pasarse 6 horas escuchando hombres hablar sobre sus increíbles fortunas o lo feliz que le harían. No, pero allí se encontraba, se aproximaba al salón con pasos ligeros, su corazón palpitaba como una mezcla de emoción y nerviosismo. La imagen mental de los pretendientes la hacían sofocante con cada paso.

Al llegar al umbral de la puerta, se detuvo un instante para escuchar las voces dentro. Una voz masculina resaltaba del resto de sus hermanas y madre, abrió la puerta del salón y grande fue su sorpresa al ver a su viejo amigo conversar con su madre animadamente.

─ ¡Anne, querida! ─ Portia se levantó para llegar a donde estaba su hija mayor. ─ Lord Lenox nos quiso acompañar en esta tan agitada mañana.

Harry sonrió mientras se levantaba de su lugar para caminar hacia ella y envolverla en un cálido abrazo, cosa que a Portia Fatherington no le agradaba demasiado pero lo dejo estar, solo por esta vez.

─ Te extrañe tanto. ─ Susurró aun abrazo al pequeño cuerpo de la pelirroja. ─ No sabes lo horrible que es estar 5 años sin tú pelirroja favorita.

─ Y tú no sabes lo difícil que fue estar sin un revoltoso en casa. ─ Soltó una risa alejándose de él. ─ ¿Qué haces aquí?

─ Bueno, al parecer soy su chaperon querida señorita Fatherington.

Anne soltó una carcajada antes de que su madre los separase y les indicara que debían sentarse para recibir a los primeros pretendientes del día. Sería una mañana muy agotadora para Anne Fatherington.

....

Para Anthony la mañana era diferente, se encontraba en sus aposentos con la mirada hacia el techo, pensativo.

¿Por qué le intrigaba demasiado saber de Anne? Habían pasado 5 años y él ya la había superado. Creyó que ya lo había hecho, pues todos esos años lejos de ella congelaron sus sentimientos, pero, ahora que la tenía devuelta seguían allí, seguían tan vivaces que cuando eran jóvenes.

Anne siempre revoloteaba a su alrededor. Aún recordaba como es que conoció a la mujer.

12 Años atras

Al entrar en casa, una oleada de risas infantiles lo envolvió. Se asomó al jardín y se quedó observando como su hermana pequeña se escondía junto a su mejor amiga entre los arbustos, pero lo que más llamo su atención fue otra pelirroja que se escondía detrás de un gran árbol. Jamás la había visto por allí. Vio a su hermano Colin con el ceño fruncido buscando con determinación a las niñas y se acercó sigilosamente a Eloise.

─ ¿Qué hacen? ─ Susurró a la castaña que dio un pequeño salto al verlo.

─ Tratamos de escapar de Colin. ─ Susurró devuelta - Por accidente leímos su diario.

Se burló entre risitas Eloise, y después le hizo una señal de guardar silencio, su hermano estaba cerca.

─ Rápido Anthony, escóndete!!! ─ ordenó.

Sin pensarlo dos veces, Anthony corrió a esconderse junto a la chica misteriosa detrás del árbol. La muchacha lo vio extrañada pero solo opto por pegarse más al árbol.

─ ¡Cuando las encuentre pagaran!

Anne iba a reírse por la amenaza del pequeño Colin así que Anthony corrió a tapar su boca. Un aroma floral golpeó sus fosas nasales y quedó encantado por aquel olor.

Desde entonces Anthony había quedado encantado con la hermana mayor de Penélope, la señorita Anne Fatherington.

Desde ese día Anthony y Anne se habían vuelto inseparables. Compartían juegos, risas, secretos y sueños. Ella se había convertido en su confidente, mejor amiga y finalmente, su primer amor. Y fue tan rápido que el no se dio cuenta en que momento comenzaron a crecer, Anne tuvo que debutar y cada vez tenían menos tiempo para estar juntos hasta que finalmente ella se marchó dejándolo con el corazón roto. Anthony se dispuso a no volver a amar a alguien como lo había hecho con ella.

Actualmente

Suspiro rendido mientras se levantaba y la ayuda de cámara entraba. Planeaba empezar la mañana yendo a disculparse con Lady Anne pero, ¿Como lo haría? ¿Si no le agradaba verlo allí? Tenía que intentarlo.

Se vistió y fue hacia el salón, donde se encontró con su familia reunida tomando el té. Se acercó primero a su madre a quien le beso la mano.

─ Madre. ─ Sonrió para luego saludar a sus hermanos con un gesto de cabeza.

─ Anthony, querido. ─ Sonrió violet.

Violet palmeo el lugar libre a su lado y le entregó una tasa con té a su hijo mayor. Hayacinth otra vez se encontraba en la ventana viendo hacia la casa de sus vecinas.

─ Oh, ¿Eso no es el conde del que tanto hablan, madre? ─ Exclamo la pequeña Bridgerton.

El bullicio de fuera los hizo acercarse y vaya sorpresa se llevaron al ver que alrededor de la casa Fatherington habían varios caballeros esperando su turno para entrar.

─ Vaya, parece que la señorita Fatherington dejó encantados a más de la mitad de los caballeros en londres. ─ Soltó Benedict mientras miraba de reojo a su hermano mayor.

El corazón de Anthony dio un vuelco mientras miraba la escena. El siempre había conocido a Anne y pensar en la mínima idea de verla con otro hombre le provocaba malestar.

─ Con tantos pretendientes seguro que la señorita Fatherington encontrará un buen marido. ─ Comentó hayacinth alegre.

─ Sin duda. ─ Replicó Violet. ─ Aunque , a decir verdad, me encantaría que ella se casara por amor, con alguien que si la ame.

La vizcondesa miraba fijamente a su hijo mayor mientras pronunciaba esas palabras, claro, se había dado cuenta de la especial atención de su hijo a la mayor de las hijas de Lady portia pero quería que él lo descubriese por si mismo.

Anthony se alejo de la ventana y salió del salón, camino hasta llegar al jardín y salió a paso decidido rumbo a la casa de las Fatherington. Una cosa estaba en su mente, disculparse con su mejor amiga e irse. No debía intervenir en sus asuntos matrimoniales ¿o si?

Ours; Anthony Bridgerton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora