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Un golpe seco en la puerta de su habitación anuncia la llegada de Portia Featherington, su madre junto a sus hermanas menores, Penelope y Prudence. Anne, con el corazón palpitando de emoción, las recibio sentada en su cama.

─ Queridas hermanas, madre ─ las saluda con una sonrisa radiante.

Las tres mujeres la observan con una mezcla de curiosidad y expectación. Según Edward Anne estaba indispuesta pero ellas la miraban totalmente normal.

─ ¿Te sientes bien, Anne? ─ Portia se acerca a ella para tomarle la temperatura. Estaba normal y no tenía signos de algún resfriado.

Anne se sonroja ligeramente, pero tomó las manos de su madre entre las suyas mientras asentía.

─ En realidad... ─ comienza, y luego se detiene, buscando las palabras adecuadas. ─ Anthony Bridgerton ha decidido cortejarme.

Un silencio expectante cae sobre la habitación. Portia, con su mirada aguda, observa a su hija mayor con una mezcla de satisfacción y cálculo.

─ Un matrimonio con Lord Bridgerton sería sumamente conveniente. ─ declara finalmente, con un tono que no deja lugar a dudas. ─ Es un hombre rico, poderoso e influyente. Un enlace con él aseguraría el futuro de nuestra familia

Portia sonrió para sus adentros, si bien siempre supo que al menos una de sus hijas se casaría con un Bridgerton, pensaba en Penélope como la candidata perfecta por su estrecha amistad con el señor Colin Bridgerton pero ahora Anne habia logrado atrapar al vizconde, un tercer hijo estaba bien siempre y cuando fuese un Bridgerton pero un heredero. Estaba segura que su vida sería mucho mejor ahora que una de sus hijas se convertiría en una Bridgerton.

─ Oh, Anne. ─ Sonrió Penélope mientras miraba a su hermana. ─ Es una maravillosa noticia hermana. Estoy muy feliz por ti.

─ ¿Y cuando sucedió eso? ─ Inquirió portia mientras examinaba a su hija.

─ Bueno, hemos hablado hace algunas horas y yo... él me ha pedido que deje cortejarme ─ Susurró. ─ He aceptado.

─ Cuando lleguemos a la ciudad tenemos que visitar a la modista. ─ Declaró portia mientras se paseaba de un lado al otro en la habitación. ─ Debemos armar un ajuar digno de un vizconde y tal vez si Anne quiere mantener feliz a lord Bridgerton, tendrá que esforzarse más. Debe vestirse mejor, quizás perder un poco de peso...

─ Madre, por favor. Anne es hermosa tal y como es. Y estoy segura de que Anthony la ama por lo que es, no por su apariencia. ─ Penélope miró a su hermana mayor contraerse con las palabras crueles de su madre.

Parte de su vida había escuchado tantos comentarios de su madre, claro aunque la mayoría eran dirigidos a su hermana menor de vez en cuando a ella también le recaían comentarios por su complexión, según la mujer, sus hermanas tenían una mejor figura y eran muchos más hermosas. Suspiró mientras miraba a su madre parlotear de un lado al otro.

─ Pero Penelope, ¡es el vizconde! Un hombre rico, poderoso y apuesto. ¡Es una oportunidad que no puede dejar escapari! ─ Espetó Lady Fatherington.

─ Madre, ya basta. Estoy segura de que Lord Bridgerton esta satisfecho con como luzco y me ama tal cual soy. Solo estas haciendo especulaciones tontas y superficiales.

─ ¡Ay, querida anne, eres tan ingenua! Los hombres son criaturas visuales. No aman a las mujeres por como son, siempre disfrutarán de la compañía de alguien hermosa y...

─ Madre, por favor, deja de hablar. Me estás dando dolor de cabeza. ─ Anne se toco la cien mientras hacía un gesto con la mano de que saliera

─ ¡Muy bien! Me callaré. Pero solo por ahora.

Ours; Anthony Bridgerton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora