Corea habia sido dividida por el bando de la familia Min y Kim, dos grandes mafias que controlaban cada movimiento de sus territorios. El líder Min en busca de encontrar la debilidad de los Kim, no esperaba llevarse la inesperada sorpresa de obsesio...
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—¿Te gusta así, ángel? —Yoongi susurro en la oreja del más bajito.
Gemidos desordenados salían de los carnosos labios al ser embestido contra la superficie del lavado, el movimiento de caderas golpeaba los glúteos dejando una marca rosácea en la acanalada piel.
Lloriqueando, Jimin respondió con voz temblorosa —Si... justo así
Cada empuje traía consigo una nueva sensación delirante, estremeciéndose al tacto del mayor su cintura era apretujada por las grandes manos. Jimin mordisqueó sus labios al ver su reflejo en el reluciente espejo, tenía la perfecta visión de su rostro deformado en placer, mientras el hombre detrás suyo lo arrinconada escondiéndose en su cuello.
Los dientes mordisqueaban dejando a su paso marcas de chupones, Jimin cerró sus ojos tratando de ahogar los gemidos inentendibles en su garganta. Contra el lavado su pene palpitaba pidiendo atención, no demoró mucho en sentir la caricia del mayor masturbandolo. A su vez, la mano izquierda dejó su cintura y subió empujándolo contra el lavado, la nueva posición destello chispas de lujuria en la oscuridad de su mente.
Chorreando lubricante por su entrada, el sonido húmedo del chapoteo y las embestidas sonó obsceno, para Yoongi era magnífico sentir su pene ser succionado y apretado por el interior de su angelito. Poco a poco el calor se encerró en el cuarto de baño, el sudor recorrió la frente del pálido y observó las gotas que se deslizaban por la espalda tatuada.
Gimió completamente satisfecho por la vista, Yoongi no lograba entender como el chico se veía tan deseable y sensible a su tacto. Se detuvo un momento hundiéndose profundamente, con su mano subió el ritmo del pene entre sus dedos, pasó su pulgar acariciando el glande y untó todo el falo con el presemen que desbordaba.
La mente de Jimin se nublo, intentó agarrarse de las esquinas que sobresalían del lavado, sin embargo, terminó estrellado contra la baldosa al sentir de nuevo los empujes de cadera. Pequeñas gotas cristalinas salían de sus ojos cegados por las sensaciones electrizantes de las embestidas y la masturbación de su pene.
Jimin nunca imaginó tener una acalorada follada en el baño del camerino, eran pocas las veces que había intentado tener sexo en un lugar público, e incluso, podría nombrar su experiencia como mezquina en la única relación que tuvo.
Por eso mismo, su cuerpo se encontraba sensible al tacto de las venosas manos y los empujes certeros en su próstata, sin poder contenerlo gimió altamente al sentir el cosquilleo en su abdomen bajo, presentía que su ansiado orgasmo no tardaría en llegar.
—¿Minnie? ¿Estás bien?
Con un movimiento de cadera Jimin sintió su vista volverse borrosa al ser tocado nuevamente en su próstata, maldijo entre dientes al reconocer la voz de Jungkook detrás de la puerta.
—¿Conoces a Jungkook?
La ronca voz chocó con la piel de Jimin y gimoteo, Yoongi se había inclinado para susurrar sobre su oído.
