Corea habia sido dividida por el bando de la familia Min y Kim, dos grandes mafias que controlaban cada movimiento de sus territorios. El líder Min en busca de encontrar la debilidad de los Kim, no esperaba llevarse la inesperada sorpresa de obsesio...
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Las cálidas manos acariciaban la nuca de Jimin, apretujado como una bolita de arroz se hallaba en un abrazo que buscaba calmar los temblores incesantes. Yoongi limpio las mejillas abultadas mojadas en lágrimas, tal como lo presentía, el menor parecía estar encerrado en alguna pesadilla que impedía que sus ojos se abrieran y dejara el mundo onírico.
—¿Cuándo despertará?
Yoongi alzó su mirada viendo a Songhyun, el médico que por años lo vio nacer y crecer. El hombre canoso de unos 60 años había tratado la herida en la cabeza de Jimin, la gravedad de la contusión impedía que el menor despertara aun con dos días después del accidente.
—Líder Min, el chico tuvo una contusión subcortical. La lesión afectó el área profunda del cerebro, es normal que no despierte todavía. —el señor de bata blanca recogía los medicamentos —Me había comentado que hubo un momento que despertó un poco confundido, también es uno de los síntomas que provoca este tipo de golpes.
—Desde anoche no deja de temblar y llorar ¿No necesitas hacerle más exámenes?
—Sin ánimos de traspasar los límites con usted, líder Min. —Songhyun acomodo sus gafas —No tengo la potestad de hablar de su vida personal, sin embargo, le recomiendo mantener distancia con el chico. La señora Min regresará dentro de poco y espera que a su lado esté una hermosa y esbelta mujer, no un chico joven e inexperto.
Una vena saltó en la frente de Min al estar consciente del insulto hacia su ángel, Yoongi acomodó cuidadosamente el cuerpo tembloroso en la acolchada superficie. Lo arropó con las sedosas sábanas y depositó un beso esquimal.
Miró fijamente al viejo canoso —Mi querido Songhyun, te recomiendo que mantengas la ética profesional. —las palabras se deslizaron de sus labios con tal cinismo —Me impacientaría tener que buscar un nuevo médico para la familia. —el iris azulado resplandeció con ironía pura mientras sus brazos eran cruzados en el pecho.
Yoongi quedó en la misma posición esperando que dijera alguna otra palabra, sin embargo, Songhyun solo tragó saliva nerviosamente. Enojar al líder Min era una muerte segura, no deseaba terminar con sus extremidades echadas en algún lugar desconocido de Corea, por lo cual, prefirió mantener su boca callada.
—¿Entiendes? Ahora, ve a lamerle los pies a mi madre, dile que la extraño y que le enviaré más dinero en los próximos días.
—Con su permiso, líder Min —Songhyun se retiró dando una última mirada al chico inconsciente, presintia los problemas que traería al ser el doncel apreciado y protegido de los Kim.
La alcoba quedó acompañada del suave murmullo del viento, la tarde en Daegu se mantenía cálida pero con un toque fresco. Yoongi se apoyó en el gran ventanal de la habitación y dió una calada al cigarrillo que antes reposaba en la ventana.