.Día Cuatro de Julio - 11:30 de la mañana.
.Zona Desconocida.
En la penumbra, un ángel caído, cuya presencia resonaba con la oscuridad misma, desplegaba sus majestuosas alas negras en la quietud de la noche. Su semblante, labrado con la profundidad de los años, llevaba la marca de la eternidad, mientras su figura, revestida en un impecable traje blanco, contrastaba con la negrura de su piel. Portaba con elegancia varios anillos que relucían en la penumbra, añadiendo un toque de misterio a su imponente presencia. Las rastas que caían en cascada enmarcaban su rostro, otorgándole un aire de rebeldía que desafiaba tanto la luz como la sombra, revelando una esencia que trascendía lo mundano.
"Gemyo aún no ha regresado de su cacería. Su demora es notable".
Murmura con voz profunda, llenando el espacio con una resonancia que parecía contener siglos de experiencia.
A su lado, un demonio encarnado en la forma de un hombre de edad avanzada, con una cabeza lustrosa y una barba gris que irradiaba autoridad, se materializaba en la oscuridad. Su cuerpo, musculoso y envuelto en ropajes que evocaban la rebeldía de las carreteras, resonaba con un poderío palpable. Cada rasgo de su apariencia exudaba un aura de fuerza y determinación, desafiando las normas establecidas y despertando un temor ancestral en aquellos que se atrevían a cruzar su mirada.
"Sabes cómo es él, Grelpu. Le fascina jugar con sus presas antes de arrebatarles la vida, haciéndoles pasar cada instante como una interminable escena de suplicas y desesperación".
Respondió el demonio con voz grave, tejiendo sus palabras con la misma autoridad que su presencia imponente. Una sombra de preocupación cruzó el rostro del ángel caído mientras observaba el horizonte nocturno.
"Quizás debamos considerar buscarlo, Lamorac. Su ausencia me... perturba".
Añadió, dejando entrever una vulnerabilidad que rara vez se manifestaba en su ser.
Hasta que, en un instante, una voz femenina, cargada de angustia y desesperación, resonó a través del espacio, desgarrando la tranquilidad con su agudo grito. La mujer irrumpió en la estancia a través de una imponente puerta doble, sembrando el pánico entre los presentes. Los dos hombres se volvieron de inmediato hacia el origen del alboroto, pero uno de ellos, guiado por un impulso irresistible, se aproximó hacia la figura temblorosa que clamaba.
"¡Gemyo ha muerto!".
Anunció con voz entrecortada, lanzando una marea de consternación sobre los presentes.
—¿Gemyo qué? —inquirió el hombre de piel oscura, con su tono rebosante de compasión mientras sostenía con delicadeza a la mujer en sus brazos— U-un momento... ¿Qué quieres decir con que está muerto?
—¡Fue terrible, Grelpu! —exclamó ella, al borde de las lágrimas— ¡Le han arrebatado la vida a Gemyo, solo quedó su brazo como prueba de la tragedia!
En ese momento, una ángel caída, cuya belleza femenina rivalizaba con la de los mismos dioses, desplegó sus alas imponentes en el oscuro recinto. Su vestido, impregnado de un tono arena que resplandecía entre las sombras, se veía adornado con joyas que destellaban débilmente en la penumbra. El resplandor de su cabello rubio, cayendo en suaves ondas sobre sus hombros, añadía un toque de gracia celestial a su figura. Sin embargo, tras esa fachada de esplendor, sus ojos revelaban un enigma indescifrable y unas intenciones ocultas, un reflejo de su naturaleza caída.
—Por la sangre de Lucifer, no puedo creerlo. Gemyo es un cazador consumado, ¿quién se atrevería a desafiarlo? —interrogó otro miembro del grupo, el demonio Lamorac, con un dejo de incredulidad en su voz—
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Un Prototipo en DxD (Remake)
Action"Si soy un monstruo, mi espejo así me refleja. Si soy un héroe, me tratan con gloria y valor. Si soy diferente, mi destino es incierto. Perseguido eternamente por lo que soy, o por lo que pueda llegar a representar". Disclaimer: Ni los personajes de...