Capítulo 44

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.Día 7 de septiembre del Año 2010.

.Japón - Ciudad de Kuoh.

.Club del Ocultismo - 08:00 am.

Una proyección mágica iluminó la sala, revelando una grabación del último Rating Game infernal entre los jóvenes demonios. Los reyes de sus respectivos séquitos estaban en una feroz batalla. Al final de esta intensa confrontación, solo Zephydor Glaysa-Labolas quedó en pie, mientras que su formidable adversario, Sairaorg Bael, la gran promesa del inframundo, yacía derrotado. La paliza no tardó en desplegarse, dejando claro que cuando el orgullo es doble, la caída es aún más dolorosa. La humillación que sufrió el arrogante heredero ante el hombre de cabello negro fue un espectáculo digno de recordar.

—Ja. Por fin, alguien que recibe su merecido. Bien hecho. —dijo Blake, con una sonrisa leve que apenas curvaba sus labios, cruzando los brazos sobre su pecho mientras su mirada se mantenía fija y atenta a la pantalla holográfica—

—¿Ese... es el poder del número uno, el que está por encima de los jóvenes demonios? —preguntó Issei, con asombro en su voz— E-es... a-asombroso.

—Aunque sea un sustituto, Zephydor Glaysa-Labolas no es alguien débil. —aclaró Rías, dándole un sorbo a su té con elegancia— Tiene un gran poder, he de reconocerlo, pero su idiotez lo condiciona demasiado. Es incontrolable e irrespetuoso, egocéntrico y sin la suficiente habilidad para que sus únicas dos neuronas atrofiadas sean capaces de hacer sinapsis.

—Me recuerda a alguien. —comentó Issei, con una mirada pícara—

—Touché. Así se habla. —felicitó Blake, con una risa leve y aprobatoria—

—¿A qué se refiere con sustituto, presidenta? —interrogó Kiba esta vez, dirigiendo su mirada curiosa hacia su presidenta—

—El sucesor original de la familia Glaysa-Labolas falleció hace poco tiempo. Por lo que he escuchado, fue un accidente grave. Algunos teorizan que fue algo planeado, pero no hay pruebas suficientes para respaldar esa teoría. —Rías dio un sorbo a su té con calma, sin dejarse alterar por la conversación— Así que todo queda en simples conjeturas.

La tranquilidad del Club del Ocultismo fue perturbada repentinamente por la aparición de un sello mágico de color verde brillante. Todos se voltearon, confundidos, pero Rías se mantuvo en su asiento, en el escritorio, mirando seriamente y con la guardia en alto.

Del sello mágico, emerge un hombre de apariencia sobrenatural. Tiene la piel pálida y ojos de un intenso color dorado que destacan en su rostro. Su cabello es largo y oscuro, cayendo sobre sus hombros en mechas afiladas y unidas. Lleva una expresión seria y enigmática. El hombre está vestido con un traje de estilo antiguo y elegante, posiblemente del siglo XVIII o principios del XIX. La chaqueta es de color blanco y está ricamente decorada con bordados dorados que forman intrincados patrones florales. Bajo la chaqueta, lleva una camisa blanca con volantes en el cuello, aportando un toque de sofisticación adicional. El contraste entre los ojos dorados y el traje blanco con dorado, junto con la atmósfera oscura del fondo, le da al personaje un aire misterioso y cautivador, casi como si fuera una figura de un cuento gótico o un vampiro.

—Muy buenos días, séquito de Rías Gremory. —el noble se llevó la mano al pecho e hizo una reverencia sumamente formal— Mi nombre es "Diodora Astaroth". Es un placer conocerlos finalmente. Los rumores no les hacen justicia.

—Bienvenido, Príncipe Astaroth. —Rías se levantó de su asiento, pero su mirada seria y atenta nunca desapareció— Admito que no esperaba su llegada a mi morada, pero nos honra con su presencia aquí. ¿Desea compartir una taza de té? —su tono era amable, pero no acompañado de sus ojos, que parecían gritar mil maldiciones en quinientas lenguas distintas—

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