Con la furia ardiente de un guerrero desafiado, Zarys se lanzó hacia adelante con una velocidad vertiginosa, sus puños cortaban el aire como cuchillas afiladas, cada uno de sus movimientos cargados con la intención implacable de derribar a su oponente. La tensión en sus músculos era palpable, una manifestación física de su determinación férrea y su deseo de vencer.
Blake, por otro lado, no era imprudente ni fácilmente provocado. Esquivó los golpes con una agilidad y gracia que parecían desafiar las leyes de la física, moviéndose con la fluidez y elegancia de un bailarín en medio de una danza mortal. Sus pasos eran medidos y precisos, como si cada movimiento estuviera coreografiado para evitar el contacto con su adversario.
Cada intento fallido de Zarys solo servía para exponer más su vulnerabilidad ante un oponente tan hábil. Blake, con la paciencia y precisión de un cazador acechando a su presa, esperó el momento oportuno para atacar. Observaba cada movimiento, cada respiración, calculando el instante perfecto para asestar un golpe decisivo.
Cuando finalmente encontró un punto débil en la defensa de Zarys, Blake lanzó una patada rápida y potente en el lateral de su oponente. La conexión fue perfecta, y la fuerza del impacto resonó en el silencio que los rodeaba como el estruendo de un trueno distante. Zarys fue enviado al suelo con un impacto sordo y contundente, el aire escapando de sus pulmones en un jadeo audible mientras luchaba por recuperar el aliento y su compostura.
—Tu amigo tiene razón. —dijo Blake con una voz serena pero cargada de autoridad que cortaba el aire casi tan afiladamente como las espadas de Zarys— Eres imprudente.
Valler dirigió su mirada hacia Vulk, quien suspiró profundamente, una expresión de resignación cruzando su rostro marcado por las batallas. Sus ojos reflejaban una mezcla de preocupación y determinación mientras cerraba los puños con una resolución inquebrantable. Era evidente que sabía que era el siguiente en enfrentarse a la temible habilidad y destreza de Blake.
Desde el suelo, Zarys gritó con una mezcla de ira y humillación que reverberaba en las paredes del lugar. Se levantó con dificultad, activando la variante del virus Redlight que corría por sus venas como un río furioso. Con una transformación asombrosa y casi grotesca, su biomasa se redirigió hacia sus manos, creando dos espadas gemelas que brillaban con un brillo amenazante y sobrenatural. Blake retrocedió sorprendido ante la inesperada manifestación del poder de Zarys, sus ojos se estrecharon al evaluar esta nueva amenaza.
—¿Ves esto? —dijo Zarys con un tono egocéntrico y una sonrisa triunfante que deformaba su rostro— Esto es poder verdadero. Ahora verás lo que significa ser imprudente.
La lucha se reanudó con una intensidad renovada y casi frenética. Las espadas gemelas de Zarys cortaban el aire con un silbido amenazador mientras él avanzaba hacia Blake con pasos decididos y pesados. Pero Valler, lejos de ser intimidado por este despliegue de poder crudo, se mantuvo firme como una roca ante la marea. Sus ojos seguían cada movimiento con una calma calculadora y un enfoque inquebrantable.
Sus brazos, ahora transformados en garras metálicas y recubiertas de material vírico, se convirtieron en armas mortales de combate. Dos hojas largas y afiladas se enfrentaban a diez garras igual de letales, aunque no tan extensas. Zarys atacó con una serie de estocadas rápidas y precisas, cada una ejecutada con la intención de infligir heridas mortales. Sin embargo, Blake Valler demostraba ser un oponente más formidable de lo que Zarys había anticipado; esquivaba y paraba los ataques con una destreza que parecía desafiar las leyes de la naturaleza, su cuerpo se movía en armonía con el ritmo frenético del combate. Había aprendido de experiencias pasadas, a no ser imprudente, y a atacar siempre después de un análisis meticuloso.
En un giro inesperado y con una velocidad que dejaba poco margen para la reacción, Blake logró lanzar un zarpazo con cuatro de sus cinco garras hacia el pecho de Zarys. El movimiento fue tan fluido y preciso que parecía casi coreografiado. El hombre de la familia Dilguth apenas tuvo tiempo de registrar el ataque antes de sentir el filo cortante y la sangre comenzar a brotar.
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Un Prototipo en DxD (Remake)
Aksi"Si soy un monstruo, mi espejo así me refleja. Si soy un héroe, me tratan con gloria y valor. Si soy diferente, mi destino es incierto. Perseguido eternamente por lo que soy, o por lo que pueda llegar a representar". Disclaimer: Ni los personajes de...