Capítulo 15

28 2 0
                                    

.Día Trece de Julio - Ocho y media de la noche.

.Japón - Ciudad de Kuoh - Club del Ocultismo.

La noche era oscura y silenciosa, solo iluminada por la luna llena que teñía el cielo de un rojo siniestro. Algunos dirían que era una señal de que algo malo había ocurrido, o que algo peor estaba por venir. Pero para Rías, solo significaba que el momento había llegado. Blake se hallaba fuera de la cabaña, sentado en las escaleras de madera que conducían a la entrada, con el teléfono en la mano. Llevaba más de veinte minutos en esa posición, sin atreverse a hacer la llamada que podría cambiarlo todo. En la pantalla de su celular, se podía ver el nombre de su único contacto: "Mercer". Valler estaba indeciso, no sabía si debía contactar con su aliado o no. Temía que Alex no le creyera, o que le tratara como a un loco. Después de todo, ¿cómo iba a explicarle que se había enfrentado a ángeles caídos y demonios? ¿Cómo iba a admitir que había fracasado en su intento de consumir a Dekion Burton, uno de los miembros de "Los Siete"?

Blake apretó suavemente el teléfono, con cuidado de no dañarlo, y lo bajó hasta el suelo, dejando escapar un suspiro. Miró el paisaje que se extendía frente a él, un bosque sombrío y misterioso, donde solo se escuchaba el chirrido de los grillos. Valler se sentía solo y confundido, no sabía a quién recurrir. Podría pedirle ayuda a Alex, pero en el fondo, el sujeto de pruebas once sabía que Mercer le diría que se las arreglara solo. Que él no tenía nada que ver con ese mundo sobrenatural.

De repente, un ruido detrás de él lo sacó de su ensimismamiento. La puerta de la cabaña se abrió, y luego se cerró con suavidad. Blake oyó unos pasos, y percibió una presencia a sus espaldas, pero se negó a girarse. Ante eso, apagó el teléfono y lo guardó en su bolsillo.

—¿Disfrutando de la tranquilidad de la noche? —preguntó una voz femenina, dulce y seductora. No pudimos ver su rostro hasta que se sentó junto a Blake, era Akeno Himejima, la reina en el séquito Gremory, y la afamada sacerdotisa del rayo. Su cabello negro y largo caía sobre sus hombros, y sus ojos violetas brillaban con un destello eléctrico—

—Sí. —respondió Blake, con sequedad, sin mostrar ningún interés en conversar—

—Hace frío... adentro estarás más caliente. No quisiéramos que te enfermaras de una gripe. —dijo ella, mientras sonreía levemente, mostrando sus dientes blancos y perfectos. Su voz tenía un tono sugerente, como si le estuviera invitando a algo más que a entrar en la cabaña— De dónde vienes, no deben tener estos momentos de tranquilidad, ¿no?

—No. —contestó Valler, otra vez, cortante y sin dar más detalles—

—No eres una persona muy conversadora, ¿verdad? —preguntó Akeno, volteando la mirada hacia el evolucionado del Redlight. Su expresión era de curiosidad y diversión, como si le gustara el reto de sacarle palabras a Blake—

—Cuando el tiempo lo amerita. —dijo Blake, sin mirar a la mujer demonio. Su tono era frío y distante, como si no le importara nada de lo que ella dijera o hiciera— Te sorprenderías.

El silencio se hizo más largo y pesado, Blake no tenía ningún problema en quedarse callado, pero Akeno, sí tenía algunas cosas que decir. Después de cinco minutos que parecieron una eternidad, la sacerdotisa del rayo habló, sin importarle que Valler prefiriera el silencio más que a una charla.

—Fue bastante sorprendente el cómo acabaste a esa demonio renegada. —elogió Akeno, con una sonrisa leve. Sus ojos se iluminaron al recordar la escena— No lo había visto venir, apareciste de la nada e hiciste un regadero de sangre. Estuviste increíble.

—Gracias, supongo. —respondió Blake, algo extrañado y hasta incómodo. No estaba acostumbrado a recibir cumplidos, y menos de ese tipo— Creo que es el cumplido más raro que he recibido en mi vida.

Un Prototipo en DxD (Remake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora