Capítulo 22

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 07 de Noviembre.


Revisaba su teléfono mientras desayunaba con Velkan, antes de abrir la cafetería al público, las notificaciones, los mensajes y llamadas que había ignorados los días que Koji se había quedado con él, y un escalofrío de amargura se instaló en su estómago cuando miraba con atención las imágenes de la fiesta de compromiso de Marcus y de su novia, no tenía que ser un genio para saber que Koji está enamorado del mejor amigo de su padre Taro Kimura.

—Disculpa— Dijo poniéndose de pie para hacer una llamada a Koji— Tengo que salir a hacer una llamada.

Se paseaba por el estacionamiento parándose bajo la sombra de un árbol cercano para escuchar la voz de su amigo.

—Kendra, estoy a segundo de empezar una clase— Respondió como saludo.

—Yo vi las fotografías del compromiso de Marcus— Le contaba con pena.

—Kendra... Yo siempre supe que él nunca se fijaría en mí... Nunca tuve esperanzas de nada y sé que duele... Pero estoy bien— Respondió mientras reía.

—Koji, sé perfectamente que nosotros reímos cuando estamos triste... Ven a verme, acuérdate que estoy de cumpleaños en diciembre— Él también reía para ocultar su dolor.

—Te lo prometí, estaré hay para fines de diciembre.


01 de Diciembre.


Nunca había buscado a alguien con tanto esmero, se había pasado horas en el techo de los edificios de los hermanos Gallagher, para escuchar los latidos del corazón de Kendra, pero no consiguió nada, no iba a molestar a sus hermanos solo para no molestar a Kendra, pero estaba parado toda la noche intentando escuchar.

 Lo último que supo de él, era que había salido de la ciudad, pero nadie sabía su paradero, todos en su entorno eran sumamente cuidadosos de no decir nada que involucrara a Kendra. Inclusos tenía guardias perfectamente entrenados vigilando la casa de los padres de los hermanos Gallagher, pero era como si la tierra se lo hubiera tragado, tenía seres en el palacio rastreando sus tarjetas, teléfono, correos, pero nadie lograba darle alguna información.

El reino era inmenso y podía estar en cualquier lugar y había empezado a buscarlo en los pueblos más cercanos, aumentado el círculo por cada semana que pasaba, ya estaba perdiendo la paciencia, la frustración de no encontrarlo lo tenía siempre irritado a tan punto que había varias habitaciones del castillo donde vivía destruidas bajo su ira.
Llegaba desde otro pueblo donde lo había buscado cuando vio como Frederick se apresura a empacar todo en las maletas antes de salir de viaje.

—Frederick, ¿Mi alabarda?— Pregunto, observando las maletas a la entrada de su palacio.

—El Conde Samuel Constatin tercer, tiene medios no legales para sacar su alabarda del reino, sin tener que dar tantas explicaciones en el reino de Eforienord, Señor— Respondió subiendo las maletas de viaje en el carro.

—Entonces no iremos ahora mismo al reino de Eforienord , — Dijo cambiándose de carro por uno más lujoso y más comodo para poder viajar.

—Está todo listo, Señor— Hablo entregándole un sobre del palacio— Un regalo que su madre, la reina, me pidió que se lo entregara personalmente.


Si se trataba de cosas buenas, Samuel era un fracaso, pero si era de cosas ilegales, él podía creas miles de escenarios, se podía adelantar a cualquier problema, tener la respuesta para cualquier solución y jamás ser atrapado, podía estar semanas enteras solo pensando en como salirse con la suyas y sin cometer ningún error.
Parado al final la carretera, poco transitada esperaba Samuel, el carro de Edmon. Sentía como el cansancio empezaba a recorrer su cuerpo de a poco.

¿Soy...Un Omega?  La historia de amor de Kendra y EdmonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora