03 de Marzo.
Podía reconocer el aroma de Marcus a Kilómetros de distancia, mientras encendía la chimenea, solo se quedó viendo como la leña se quemaba esperando que entrara por sus propios medios a su propia cabaña.
Entraba con su traje de piloto de helicóptero y una maleta enfurecido.
—¡Cachorro imprudente!— Murmuro enojado caminando donde se encontraba Koji— ¡Que pensabas!
Koji había visto como Marcus, siempre se alejaba de su presencia o lo ignoraba, pero jamás se había enojado o irritado por su culpa, era como ser golpeado en mitad de su pecho.
—Yo... Yo... Yo— Tartamudeaba intentando responder algo que no tenía explicación, nervioso, casi triste por ser regañado.
—Sabes— Seguía murmurando irritado— Que pusiste a Kendra en peligro, tuve que volar desde la ciudad para saber como se encuentran.
Solo dejaba que hablara, su lobo gimoteaba triste, lo podía sentir en todo su pecho, sentía vergüenza, quería salir de esta situación que ni el mismo entendía.
—Tu padre me envió a saber como están y a cuidar a los cachorros por su imprudencia, Paris está a punto de tener a sus gemelos y todos estamos preocupados y que haces tú, darnos más problemas— Koji podía sentir el aroma de Marcus, no era como los de los alfas con algo característico en su esencia, era un licántropo, pero aun así él sabía por su aroma lo disgustado que estaba— Tu padre llegara esta noche.
Escucho as voces que provenían desde la sala y pudo reconocer la voz de Marcus, se vestía aprisa para llegar a ellos lo más pronto posible.
Se enfadó, cuando escuchaba lo que le reprochaba Marcus posicionados entre él y Koji.
—Basta, tú no tienes idea de lo que ayer paso aquí— Hiba a gritarle, pero tomo la mano de Koji y se lo llevo a su dormitorio— Vamos, no lo escuches.
La primavera y el verano eran estaciones que pasaban muy rápido en todo el reino, y marzo era temporadas de lluvias y tormentas, y ambos escuchaban como las gotas de la lluvia rebotaban el techo.
—Tengo hambre— Dijo Koji tirado boca arriba en la cama, mirando el techo, frotando su estómago que rugía por un poco de comida.
—¿Está aún Marcus en la cabaña?— Pregunto Kendra, quería ir a buscar algo para comer, pero no quería encontrarse con el licántropo.
—Aún está en la sala y aún sigue enojado— Respondió a Kendra que estaba al lado suyo en la cama.
—Koji... ¿Qué lo hizo irritarse tanto?— Pregunto poniéndose de pie— Estoy cansado de estar en la cama, me duele la espalda— Dijo estirándose.
—¡Padre!— Y su palabra fue el impulso que lo hizo correr para ir a encontrarlo.
—¿Adónde crees que vas?— Pero no obtuvo respuesta, Marcus, cuando lo vio correr escalera abajo, saliendo sin mirarlo de la cabaña.
—¡Hijo!— Lo abrazo con fuerza— Me alegra y me tranquiliza verte.
—Padre yo...— Intentaba hablar lleno de emoción.
—Espera... Espera, cuando llegue el alfa de la manada hablaremos— Lo tranquilizaba.
Kendra los miraba desde la puerta abierta.
—Pero si es Kendra, ven a saludarme, ¿o te quedarás mirándome desde ahí?— Le reclamaba para que se acercara dándole un abrazo— Mira como ha crecido tu cabello— Empujaba a ambos hacia la cabaña.
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¿Soy...Un Omega? La historia de amor de Kendra y Edmon
Randomsegundo libro de ¿Soy...Un omega?