The King (Taekook)

Capítulo Uno

No parecían muertos, solo estaban muy blancos, tendidos sobre las losas heladas de aquel lugar, con sus espadas sobre el torso.

No dejaba de pensar que en cualquier momento mi hermano frunciría el ceño en sueños. O que mi padre abriría sus ojos y me miraría con desprecio como era de costumbre. Pero no hicieron nada de eso, y nunca lo volverían a hacer.

- ¿Cómo ocurrió? - escuché a mi madre decir. Su voz tan firme como siempre.

- Traición, mi reina - murmuró mi tío.

- Ahora ya no soy reina.

- Por supuesto. Lo siento, Soyoon..

Extendí mi brazo al hombro de mi padre, estaba tan helado. No recuerdo la última vez que lo toqué, y eso me provocó un dolor punzante en el pecho. Sentí como mis ojos ardían. Los recuerdos llegaron a mi mente.

- Un hombre tira del remo y tensa el nudo Taehyung. Sobre todo sostiene su escudo y blande su espada, un hombre resiste en su fila y se mantiene firme, ante cualquier situación. - dijo mi padre.

- Yo no pedí este cuerpo tan débil, padre - fue lo que respondí y al momento, recibí una bofetada, mucho más fuerte que la anterior, que me dejó en el piso. La rabia y la vergüenza subieron por mi cuerpo.

- Y yo no pedí tener un hijo como tú. - dijo, mirándome con desprecio, y luego se marchó, dejándome solo en la estancia.

- Te he preguntado cómo murieron! - escuché a mi madre gritar, sacándome de mis pensamientos.

- Fueron a negociar la paz con Min Yoongi.

- No puede haber paz con esos condenados - intervino la ronca voz de Felix, el escudo elegido de Soyoon.

- Debe haber venganza - dijo mi madre.

Mi tío intentó apaciguar la tormenta.

- Debe haber un tiempo de duelo, el alto rey prohi...

- ¡Venganza! - la voz de Soyoon salió tan afilada como un cristal roto.

- Venganza - gruñó Felix - esos desgraciados deben pagarlo caro.

Seokjin suspiró profundamente..

- Ok pero ¿Él está preparado, Soyoon?

- ¡Preparado o no, debe luchar! - respondió ella aún más alterada.

Todo el mundo hablaba de mí como si fuese sordo, además de débil.

Miré a mi hermano tendido, supongo que me tenía aprecio, aunque cada palmadita suya estuviera al borde de un bofetón. Un afecto que profesaba que siempre sería inferior a él.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, las que no pude contener, un sollozo se escuchó por toda la estancia.

Escuché la puerta cerrarse y luego los pasos de mi madre acercarse por el frío suelo.

- Para de llorar - su voz tan fría como los cuerpos sin vidas de mi padre y hermano.

Avergonzado, me froté los ojos y me sorbí la nariz.

- La espalda derecha, Taehyung. - continuó.

- Lo siento. - dije intentando sacar el pecho como hubiera hecho mi hermano.

Siempre sentía vergüenza. Siempre me disculpaba.

- Ahora eres el rey, nunca debes pedir perdón, nunca debes llorar. - Dijo ella mientras trataba de arreglar mi cabello castaño ondulado un poco revoltoso, quizás ya un poco largo. - Tendrás que empuñar la espada y guiar una incursión contra los Min.