Oímos la puerta abrirse y sentí que me agarrotaba. Oímos pasos en el vestíbulo y tragué saliva por una garganta cerrada. La puerta se abrió, al mismo tiempo que daba un paso temeroso hacia ella, siendo apenas capaz de respirar...
Dos esclavos se agacharon para entrar, con las manos en la espada. Eran dos hombres de hombros inmensos con collares de plata. Nada se encrespó y su acero brilló al desenvainarse.
- ¡No! - exclamé. Conocía a aquellos dos hombres. Eran esclavos de mi madre.
La propietaria entró en la sala como una exhalación, seguida de Jungkook.
Estaba igual que la recordaba. Alta y firme, con el pelo castaño ungido de oro y cayendo en rizos relucientes. Llevaba pocas joyas, pero eran de un tamaño desmesurado. La gran Llave de la Reina, la que abría el tesoro de Daegu, ya no pendía de su cadena; en su lugar había una más pequeña, con oscuros rubíes engarzados como gotas de sangre vertida.
Quizá me había costado convencer a mis compañeros de que era rey, pero, por el contrario, mi madre llenó aquella sala pequeña hasta rebosar con una majestuosidad natural.
- Dioses - dijo Seojoon con un hilo de voz, hizo una mueca y cayó de rodillas, seguido por la hermana Haein, Wooshik y Jungkook, así como por los dos esclavos, que se apresuraron a imitarlos. Nada se arrodilló al último, la punta de la espada y los ojos en el suelo, dejando en pie únicamente a mi madre y a mí.
Ella ni siquiera dio muestras de reconocer que había alguien más con nosotros.
Nos mirábamos fijamente, como si estuviéramos solos. Avanzó hacia mí sin sonreír ni torcer el gesto hasta que nos encontramos a un paso. Me pareció tan hermosa que mantener mi vista en ella me lastimaba los ojos, noté el ardor de las lágrimas.
- Mi hijo - susurró, y me atrajo a sus brazos. - Mi hijo. - me apretó tanto que casi me hizo daño, y sus lágrimas me mojaron la cabeza mientras las mías la mojaban en el hombro.
- He vuelto a casa. - susurré y ella me apretó aún más.
Pasó un tiempo antes de que mi madre me soltara para contemplarme a un brazo de distancia y secarse las mejillas con cuidado.
Reparé en que ya no tenía que estirar el cuello para mirarla. Había crecido, pues. De muchas formas distintas.
- Parece que tu amigo decía la verdad - dijo.
Asintí despacio con la cabeza.
- Estoy vivo madre.
- Y has aprendido a ceñirte la hebilla de la capa - añadió mientras me daba un tirón de prueba y comprobaba que no cedía. Luego como si no terminará de creerlo, me sujeto con ambas manos las mejillas y me observó. - Estás más grande - murmuró mientras sus ojos volvían a cristalizarse.
Le conté todo lo ocurrido y ella escuchó en silencio mi historia. Escuchó en silencio el relato de la incursión y la quema de Gijang-gun. De la traición de Seokjin y mi larga caída al implacable mar.
«¿De verdad Daegu va a tener medio rey...?».
Escuchó en silencio cómo me encontraron los hombres de Yoongi, y me convertí en esclavo y me vendieron como esclavo, y solo se movieron sus ojos hacia las tenues cicatrices en mi cuello que la argolla puesta por la Clériga me dejaron con el paso del tiempo.
«Menudos despojos más inmundos».
En silencio me oyó escapar del Tempestad y sufrir la larga odisea en el hielo y en tierras aridas, luchar por mi vida en las ruinas en Ulsan. No pude dejar de pensar en la canción grandiosa que me compondrían si vivía el tiempo suficiente para encargarla.
ESTÁS LEYENDO
The King (Taekook)
AdventureEn el reino de Daegu el viento azotó las estrechas ventanas de los aposentos, lo que hizo estremecer incluso la puerta, sujeta por bisagras de hierro, y las llamas de la chimenea estallaron con intensidad. •°•°•°• Contenido Taekook ♡ Personaje princ...