𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐

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—Te quedan 3 minutos con 38 segundos.

Sirius desvió la mirada con rapidez de las paredes de la habitación, volviendo su mirada a Regulus quien mantenía una expresión aburrida en el rostro.

—¿Estás contando el tiempo?

—Te dije cinco minutos, ni un segundo más.

Sirius sintió un sabor amargo en su paladar. Ahí estaba, la máscara inexpresiva, el tono mordaz y la forma hiriente de su mirada, el heredero Black, su hermano pequeño.

Su pequeño Reggie.

Sirius bajó la mirada. No importaba como se viera, no importaba su actitud, no le importaba si Regulus cometiera un asesinato, es su hermano menor, es el niño que protegía y cuidaba años atrás. Sirius le contaba historias antes de dormir, Sirius le curaba los raspones de la rodillas antes de que su madre los notara y los hiciera más grande, Sirius resolvía la tarea de matemáticas de Regulus porque él las odiaba. Sirius también se fue y lo dejó sólo.

Lo siento mucho, Reggie.—soltó con la mirada en sus manos, sintió un nudo en la garganta pero no se atrevió a levantar la cabeza.—Lamento haberme ido sin ti, lo siento tanto.

Hubo tan solo cinco segundos de silencio.

—¿Eso es todo?

Sirius quería vomitar, el sonido de su voz era tan lejana, completamente vacía. Regulus no quería una disculpa, no le importaba si Sirius estaba derrumbándose en frente de él y no podía culparlo por eso.

—Reggie...

—¿Quieres que te perdone, Sirius?—preguntó Regulus apretando los dientes—¿Por qué quieres que te perdone?

—¡Porque eres mi hermano!—soltó Sirius, intentando que las lagrimas no salieran.—Porque eres mi familia, y yo...yo no quiero que sigamos así. Lamento haberme ido, Regulus, pero no podía más. Yo no quise dejarte, no podía llevarte conmigo porque no tenía nada que ofrecerte, no quería que me vieras...—su voz falló, Sirius sintió el quiebre en la garganta. No supo en que momento sus manos empezaron a temblar.—No quería...

—No llores.—escupió Regulus con voz dura—No lo hagas, no te atrevas a llorar, joder.

Regulus se levantó de su silla, dándole la espalda en un movimiento brusco. Parecía enojado, estaba furioso y Sirius solo podía sentir la apuñalada en su estómago, el tono duro y la mirada fría, las mismas palabras que Orion les repetía con disgusto a ambos cuando eran niños.

Oh, ¿Que fue lo que le hicieron?

¿Sabes por qué estás aquí en realidad, Sirius? ¿Quieres que te diga, hum? —Sirius levantó la mirada, Regulus ya lo veía con la expresión vacía, sus labios entreabiertos listos para soltar veneno —Porque no puedes con la culpa, sientes culpa y no puedes vivir con ello ¿cierto? Entonces vienes y quieres que te perdone para que puedas vivir sin remordimientos, no estás aquí por mi—Regulus se inclinó sobre el escritorio, parecía estar reprimiendo toda su ira, todo su dolor, pero Sirius siempre iba a conocer la parte más vulnerable de su hermano, en medio del acero de su mirada, había una grieta, una por donde se filtró la tristeza de un niño abandonado—Estás aquí por ti, para librarte.

Sirius se levantó de un salto, podía sentir la cosquilla de una lágrima bajando por su mejilla y la quitó rápidamente. Regulus parecía no soportar que llorara, entonces intentaría no hacerlo.

—Eso no es cierto—Gruñó Sirius—Estoy aquí porque te extraño, te he extrañado por años. Éramos estrellas, Reg ¿lo recuerdas? En las noches éramos las estrellas más brillantes.

Ultraviolence | Jegulus |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora