𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 14

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Orión es diagnósticado con Miocardiopatia alcohólica y deterioro cognitivo.

¿Le sorprende? No exactamente.

Que su padre sufriera una falla cardíaca justo el día del cumpleaños de Remus...sí. Es lo peor que le ha pasado en el año, incluso estaba algo inquieto por la tranquilidad abrasadora y sospechosa de los primeros meses del año, quizás se ha acostumbrado a los días de tensión y completo cansancio que incluso llegó a extrañarlos. Ahora Regulus no puede moverse de su lugar en la habitación del hospital donde se encuentra, observando por fin la expresión tranquila en el rostro del hombro después de horas de incertidumbre.

No sabe como sentirse, busca en el fondo una preocupación y angustia latente, real, pero no la encuentra y eso le deja un sabor amargo en la boca, la indiferencia de ver a su padre conectado a un equipo que hace que su corazón bombee sangre a todo su cuerpo, que lo mantiene con vida y no se siente asustado si deja de hacerlo.

Después de dejar que Remus se fuera al mediodía para que pudiera pasar la tarde con Hope, el celular de Regulus no tardó en sonar, siendo uno de los enfermeros de la mansión avisándole que Orion iba camino al hospital después de que amenzara a uno de los sirvientes para que le diera una botella de licor, luego se la bebió entera.

Simplemente ingenioso. Piensa.

La puerta se abre y su madre entra con una expresión apasible, algo tensa, hay un par de líneas de expresión más notables por el cansancio pero mantiene su postura firme y pulcra.

—Regresará a la mansión mañana por la noche.

—Aquí podrían cuidarlo mejor.—contesta.

—Volverá a la mansión.

Decide ver a su madre, quien sigue en la entrada con las manos entrelazadas sobre su regazo. Lo observa, dejándole en claro que no habrá replica alguna.

—Si muere será tu culpa.—es lo que dice, porque tampoco va a pelear en nombre de su padre.

Ella mira a Orión y luego a él. Avanza de forma cautelosa, con sus ojos grises y fríos, esta vez lleva su cabello suelto que le cae en cascadas sobre los hombros, es negro y brillante, su madre luce más joven así.

—Tú también.

Regulus se tensa la sentir la mano de Walburga deslizarse por su brazo, inclinándose sobre él para apoyar su cabeza en su hombro. No se mueve, no la mira. Sabe lo que hace, es una pequeña muestra de afecto para convencerlo de hacer algo.

—¿Qué?

—Regresa a la mansión —Pide.

Tiene que hacer un increíble esfuerzo para que su rostro no se trasforme en una mueca de horror, en cambio, resopla y tuerce su boca con burla.

—No.

Regulus no soporta el contacto físico, pero tolera la forma en que las uñas de su madre se hunden en su piel, parece ser algo que hace de forma inconsciente, como si quisiera asegurarse que sigue ahí, con ella. Le arde, pero no se mueve. Es casi como una caricia. Walburga sigue en su posición, como si fuera una madre amorosa, en un estado de tristeza por la condición de su esposo, buscando apoyo en su hijo.

Sosteniéndose mutuamente.

—Regulus.—pronuncia su nombre como si con eso lo hiciera cambiar de opinión.

—Dijsite que no tengo porque estar ahí. No quiero regresar.

—Orión no está bien, te necesito.

—Tú no necesitas a nadie.—contesta y su tono llegó a la amargura. Entonces baja la mirada y ve su perfil, fino y delicado. Ella sigue viendo a Orión y no sabe como interpretar su mirada.

Ultraviolence | Jegulus |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora