𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 19

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Regulus despertó en una habitación que no era la suya y lo supo en el instante en que no vio su techo blanco.

Tampoco el horrible tapiz de la mansión.

Éste era tonalidades más oscuras, con paredes grises y blancas, posters de bandas de los ochenta, una guitarra blanca colocada en una esquina y un tocadiscos antiguo con su respectiva caja de vinilos.  

Definitivamente, no era su habitación. La suya carecía de cualquier tipo de personalización.

Regulus se sentó en el colchón, la sábana deslizándose hasta su cintura. Se dio cuenta que llevaba una simple camiseta blanca y pantalones de lana de un horrible color amarillo.

El lugar gritaba "Sirius" por todos los malditos lados.

Cerró los ojos nuevamente e hizo una mueca al sentir un dolor extenderse por todo el cráneo. Una nueva y agotadora sensación le recorrió cada extremidad del cuerpo. Hundió la cara entre sus manos, tirando de su propio cabello con la ridícula esperanza de que la bruma de su mente desapareciera, se permitió esconderse de todo el exterior por varios segundos antes de enfrentarse a lo que sea que le espere allá afuera.

Bien, estaba en casa de Sirius. Regulus no recordaba exactamente cómo llegó ahí, pero ahora necesitaba salir. 

Si la luz que entraba por entre las cortinas era de un sol matutino, significaba que pasó la noche. 

El día anterior fue el funeral de su padre. Regulus tiene pequeños vistazos de las horas anteriores, de su madre y sus primas, de la enorme cantidad de gente que asistió a la ceremonia. Y luego...

No podía quedarse. Suelta un sonido ahogado cuando se da cuenta que en verdad Sirius estaba ahí, que no fue un sueño o ilusión creada por su mente. 

Siente la vergüenza amenazando con consumirlo entero. Fue un error. Otra vez Regulus volvía a ser un desastre, prometió no serlo, no de nuevo. Regulus ya no es esa persona. 

Tiene que volver a la mansión. No pertenece ahí. Su madre probablemente lo esté esperando y Regulus tiene que regresar. 

Pero no quiere. Se da cuenta, mirando las cosas de Sirius, que no quiere estar más en ese lugar pero no tiene a donde ir, nada lo espera más allá de las puertas. 

Regulus tiene que hacer esto sólo, porque así es la única manera en que puede hacerlo. No quiere consuelo, lo único que anhela enteramente es que todo desaparezca. Daría toda su maldita fortuna en ese momento si con eso aliviaría el hueco que se ha formado en su estómago y la terrible sensación enfermiza de tristeza que lo invade. 

Porque puede sentirlo todavía en el pecho, sofocando y empujando con fuerza para desmoronarse de nuevo. Si se concentra bien, todavía puede sentir el sabor salado de sus propias lágrimas del día anterior. 

Lo único que recuerda con claridad es caminar junto a Sirius alejándose de la tumba de Orión y luego estaba llorando vergonzosamente sobre la almohada, de nuevo.

Para este punto ya no quiere recordar. Puede vivir con esos espacios en blanco en su mente, es un método de tortura menos.

Se levanta con los pies entumecidos, cada centímetro de su cuerpo pesa toneladas. Es como si un camión le hubiera pasado por encima, siente que tiene moretones en cada rincón de su piel, sin embargo; está seguro que no se metió en ninguna pelea y la única persona que podría llegar a lastimarlo de tal manera está muerta. 

Ve su reflejo en el espejo de una cómoda de madera y suelta un jadeo horrorizado sin que pueda evitarlo. El sueño se esfuma y se acerca casi corriendo solo para asegurarse de que la persona que está ahí es su verdadero reflejo.

Ultraviolence | Jegulus |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora