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Ares, Dios de la guerra y la violencia

Ese día había empezado normal, hasta que ví a Atenea entrando al templo, la miré pero no la dí importancia, se acercó a mi con una cara que no conocía

- ¿Qué flecha se me lanzó ayer? - lo sabía, sabía que preguntaría sobre eso, la indique que se sentará y así lo hizo - ¿Y bien? - impaciencia, algo que jamás ví en ella

- Aún la estoy analizando, hay muchas flechas en el mundo - mi tono burlón solo la hizo enojarse más

Antes de que pudiera decirme algo más, escuché que me llamaban desde mi jardín trasero y fuí a ver, era Eros y estaba triste, no sé cómo pero sabía que estaba triste, me contó todo, lo abracé y después vino Atenea que también lo abrazó, después nos abrazamos los tres estuvimos así un tiempo, creo que este es el abrazo más largo que he hecho hasta ahora

- Vayamos adentro - le dijo Atenea a Eros, este solo asintió mientras la seguía, yo iba detrás, cuando entramos cerré la puerta detrás de nosotros - cuéntanos que sucedió Eros - lo tranquilizó mientras se sentaba en mi cama

- T-Te lancé una flecha sin querer.... - aún no podía dejar de llorar, creo que se siente culpable por primera vez en su vida - Y ahora Zeus me va a matar - dijo volviendo a llorar más fuerte, yo me senté a su lado tranquilizándolo

- Zeus no te va a matar, no sería capaz - le dije acariciando su cabeza, él no se opuso, es más, incluso se apoyó en mi

- ¿Puedo quedarme? No quiero verle.... - dijo entre cortante, Atenea asintió como si fuera su templo, yo solo suspiré y dije que sí

Estuvimos un tiempo consolando a Eros, hasta que se durmió en el regazo de Atenea, por lo que nos quedamos viéndolo, un tiempo después llegó Anteros y nos contó lo sucedido, asentimos para que después se fueran, Atenea me miró sonriente y yo confundido

- ¿Sucede algo? - me extrañé porque su sonrisa se agrandó

- Eres muy buen padre, pero ocultas ese sentimiento para que no te vean vulnerable - sonrió burlona, yo la miré un poco molesto, ¿Iba a empezar con eso ahora?

- Son mis hijos, prefiero cuidarlos a solo saber que existen - ella entendió la indirecta que dije sobre el favoritismo que suelen hacer Hermes, Apolo, Poseidón incluso Zeus con sus hijos

- Ellos son pésimos padres, pero no podemos hacer mucho - suspiré, ella tenía razón

Estuvimos un tiempo en silencio hasta que escuchamos truenos, ambos salimos al jardín trasero y ví como el templo de Dita estaba rodeado de truenos

- ¡Eros está en peligro! - Atenea parecía preocupada, aunque tuviera razón, podría ser una trampa para que yo cediera a lo del juicio

- Yo no puedo salir, hay un hechizo que lo impide - la dije con mucha obviedad y molesto

- Vengo, iré a verlos - salió del templo corriendo yo solo me quedé observando el templo, ví como Anteros salía volando de allí a toda prisa con Eros en la espalda quién aún dormía, me tranquilice a verlos bien, pero esa tranquilidad duró poco al ver el rayo impactar con mis hijos y ambos caer a la tierra

Toda mi paz se torno odio y enojo, entre a mi templo en dónde empecé a romper todo lo que pudiera ser destruido, ese enojo dudo que lo pudiera tranquilizar alguien, antes yo y ahora mis hijos, se ha pasado, mi vista se fue nublando, eso significa que no iba a controlar mi sed de sangre, llevaba tres días sin ver sangre, sangre de un inocente, agarré mi lanza y salí de mi templo, el hechizo que puso ese hombre no me afectó, estoy seguro que tengo muchas heridas pero eso no me importaba ahora, caminé hacia los jardines del olimpo, en dónde muchos sátiros y ninfas se asustaron al verme y empecé a matar a cualquiera en frente de mi, ese hombre no quería estar en paz conmigo, primero Ilitia, luego Angelos, también Enio y ahora ¿Mis hijos? No le voy a cumplir ese capricho degenerado

¿ℙ𝕠𝕣 𝕢𝕦é 𝕥𝕖 𝕕𝕖𝕤𝕖𝕠? - 1st -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora