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Ares, Dios de la guerra y de la violencia

El estado de Atenea había mejorado, se había despertado hace poco y tuve que explicarla todo, aunque ella estaba malherida, alguien debía hacerse cargo de la guerra, le pedía a Enio y Eris que la cuidarán, incluso a Fobos y Deimos. Ese día no había mucho que hacer por lo que pude cuidar de Atenea yo mismo, en la noche, Anteros vino de visita cuando Atenea dormía, noté algunos moretones y cicatrices, incluso heridas que aún no sanaban

- ¿Qué pasó? - pregunté molesto, él solo negaba llorando - Anteros dime, no voy a molestarme - él se quedó mirándome un tiempo, y después suspiró

- F-Fue mamá, cuando llegamos lo primero que hizo fue cortarnos un ala a cada uno y después nos encerró por unos días, después nos dejó ir, pero Eros no sale de mi habitación - escuchar eso hizo que mi sangre hirviera, esa puta no podía hacer lo que quisiera

- Escucha, tráete a Eros aquí, ya no se quedarán con su madre - se sorprendió por mis palabras - os quedaréis aquí.... -

- Pero mamá no nos dejara irnos - me dijo preocupado - incluso puede llegar a cortarnos ambas alas para no estar a lado de Atenea - su voz era preocupación y miedo, tengo que hablar con Fobos y Deimos pronto

- Yo hablaré con su madre, mañana en la tarde, prepárense para venir aquí, iré a hablar con su madre y ustedes tendrán que salir en ese momento - él asintió y lo abracé, después nos separamos y él me miró - ¿Qué sucede? - dije preocupado

- ¿Cómo sigue Atenea? Eros quisiera saber pero madre.... - se escuchó un pequeño trueno a lo lejos y Anteros sintió un escalofrío - quiero decir mamá....Lo necesita mucho por lo que estará ocupado - dijo un poco asustado

- Hasta mañana Anteros - le sonreí y él se fue volando

Volví adentro y ví a Atenea sentada mirando hacia en dónde yo estaba, me acerque a ella y me abrazó, me sorprendí y trate de alejarme, pero ella no me lo permitió

- No te preocupes Ares, por favor no te vayas a acostar con Afrodita, de seguro esta golpeando a Eros y Anteros para acostarse contigo - me susurró, yo me sorprendí y sonreí

- No voy a acostarme con Afrodita - la sonreí - solo voy a sacar a mis hijos de allí, no me interesa en lo mínimo esa mujer - ví como asentía, me alejé y empecé a acariciar su rostro - eres linda cuando quieres - su sonrojó se hizo presente provocando risas en mi

- No te rías Ares, aún estoy aprendiendo sobre el amor - no dije nada, solo me alejé y me acomodé en mi sofá - ¿No vas a dormir en la cama? -

- Deberías descansar tú, ya cuando estés mejor empezaré a dormir en mi cama - la dije y escuché como suspiraba y apagaba la luz, espero que la maldición no la afecté de más

Al día siguiente todo estuvo normal, durante todo el día Atenea me ayudó a planificar una estrategia para poder sacar a mis hijos del templo de Afrodita, pero a decir verdad no quería ver a esa mujer, se la pasaba golpeando a nuestros hijos por un error que comete cualquiera

- Así que si finges querer acostarte con ella podrías sacar tiempo para tus hijos - yo asentí mientras la escuchaba, iba a responderla pero tocaron la puerta, la fui a abrir encontrándome con Hermes

- ¿Qué quieres pies alados? - se la pasaba acosando mi templo desde que traje a Atenea aquí, y ahora se dignaba a mostrar su rostro

- Hay una reunión olímpica, papá dice que si Atenea ya está lo suficientemente estable deberá asistir obligatoriamente y tú también debes venir obligatoriamente - lo dijo con un tono de seriedad, yo lo miré mal y le cerré la puerta - ¡Vas a hacer enojar a papá! - empezó a golpear mi puerta

- Deberías ir Ares, papá no te llama a las reuniones si no es en verdad importante - Atenea sonreía burlona

- Que se joda, tuvo la oportunidad desde hace ya milenios y jamás la quiso - sonreí burlón - además mis hijos son más importantes que mi progenitor en estos momentos - agarré mi lanza mientras me dirigía al jardín trasero - Afrodita y yo debemos hablar de cosas serias - salí de allí

Empecé a caminar hacia el templo de Afrodita, hoy no pedí que nadie se quedará con Atenea ya que me lo pidió pero le dije a Eris e Enio que la vigilarán, al llegar al templo Afrodita me sonrió confundida, pero me dejó pasar

- ¿Necesitas algo señor de la guerra aburrido que ya no se quiere acostar conmigo? - me estaba mirando con desinterés o quería fingir - Porque sino tengo que ir al consejo de los 12 - me sonrió burlona, yo agarré su brazo y la acorralé en una columna - ¿Sucede algo? - se acercó a mi rostro

- He olvidado como se siente tener a la diosa más bella gritando mi nombre - le sonreí de manera perversa y ella tampoco se quedó atrás

¿ℙ𝕠𝕣 𝕢𝕦é 𝕥𝕖 𝕕𝕖𝕤𝕖𝕠? - 1st -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora