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Hera, Diosa del matrimonio y la familia
Antes de la reunión

Estaba hablando con Zeus, me dijo que Ares se había metido en problemas, pero yo sabía que él mentía, yo misma ví como le mando a Lita y Ate que enloquecieran a mi hijo y después le indicó que fuera a Creta, Zeus mintió, y mentira al olimpo solamente porque no quiere que Ares ande suelto por allí

- ¿Me estás escuchando Hera? - chasqueó sus dedos frente a mi volviéndome a la realidad - ¿Me escuchaste? - se alejó

- Sí.... - dije viéndolo levantarse - ¿Pero cómo sabemos que no fue bajo el control de un daimon? - traté de justificarlo porque encararlo ahora no es mi mejor opción

- Ares nació para ser un monstruo, solo está cumpliendo para lo que nació - me levanté muy alterada - ¿Te sucede algo querida esposa? - me miró un poco molestó

- No puedes desterrarlo ni matarlo, es nuestro hijo, ¡Mi hijo! - hablé un poco molesta

- ¿Y qué quieres que haga? - se acercó a mi - Ese dios será la causa por la cual desapareceremos - dijo con molestia

- Déjame hablar con él, para que entienda que sucedió verdaderamente - le insistí, pero el negó con la cabeza

- Si no quieres que sea desterrado, tendrá que estar en su templo hasta que yo diga lo contrario - le miré ofendida y él solo sonrió - Te estoy cumpliendo un capricho, deberías agradecerlo - me besó y luego ser fue

- Que asco.... - susurré limpiando el beso con mi mano -

Poco después, acudí a la reunión con Zeus en dónde el hablaba y hablaba, la mayoría le escuchaban, otros fingían hacerlo y estaban los que me miraban sorprendidos por no estar objetando, al finalizar la reunión, me dirigí a mi templo pues quería estar sola, pero como siempre, tenía que venir un bastardo de Zeus a molestarme, esta vez fue el menor de estos, el dios loco quien me miraba como si me estuviera analizando

- ¿Necesitas algo? - pregunté harta

- Me estaba fijando si en verdad eres la Hera que conozco, la que grita a todo pulmón para defender a su hijo - lo dijo en tono de burla, lo noté pues este dios no sabía disimular - Pero bueno, ya que veo que sigues siendo la misma, pero más callada me iré a mi templo, en dónde me está esperando mi esposa - dijo ese dios sabiendo que odio escuchar de matrimonios debido a mi relación con Zeus

Al irse el dios, rápidamente me fui a los campos de Elíseos, ya no iba a ir al ese templo en dónde talvez Zeus ande esperándome para intentar llenar mi mente de mentiras sobre mi hijo, nada más llegar empecé a acariciar a los pavos reales que estaban allí, esos animales me transmitían tranquilidad, estuve acariciándolos un buen rato, hasta que me dí cuenta de la presencia de un dios, alcé la vista para encontrarme con la de Hefesto, no sabía que quería pero si venía hasta aquí debía ser por algo importante

- ¿Te sucede algo? - preguntó manteniendo la distancia entre ambos - Estabas muy callada en esta reunión.... -

- Estoy bien...No tienes de que preocuparte.... - le mentí, no quería hablar con nadie y menos con mis hijos

- Te creería sino fuera porque estás acariciando al pavo real de manera violenta - cuando dijo eso puse mi mirada en el pavo real que estaba sufriendo rápidamente alejé mi mano y le pedí perdón, pero se rehusó y se fue - Tranquila madre, los pavos reales tienden a ser así, no perdonan a la primera, pero lo harán a lo largo que vea lo arrepentida que estás - me explicó para empezar a alejarse

- Hefesto espera.... - me levanté acercándome a él - Quiero que me construyas una lanza para Ares que pueda contener gran cantidad de magia - le susurré asegurando que nadie más lo escuchará

- Pero Zeus–.....

- Yo no soy Zeus y tengo más poder que él, solamente has lo que te he pedido y ya - dije para empezar a alejarme - Y que Zeus no se enteré de esto - me fuí con aquello

¿ℙ𝕠𝕣 𝕢𝕦é 𝕥𝕖 𝕕𝕖𝕤𝕖𝕠? - 1st -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora