18 | DON'T DIE

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Justo antes de la hora en que se solían cercar las Puertas, Sartén preparó una última comida para que pudieran enfrentar la noche que se avecinaba. El miedo y el pesimismo se agitaban en el ambiente, mientras los Habitantes consumían los alimentos que tenían en el plato.

Thomas y Megan se sentaron junto a Chuck, quien jugueteaba absorto con el tenedor. La chica pensaba que debía disfrutar ese momento lo más que pudiera, sería la última cena juntos dentro del Área.

--Cuéntame algo.... Thomas--dijo, con la boca llena de patata--. ¿De dónde viene mi apodo?

El chico pudo evitar una sonrisa. Estaban a punto de embarcarse en la que sería probablemente la tarea más peligrosa de sus vidas, y a él solo le interesaba saber cuál era el origen de su sobrenombre.

--Nosé... ¿Darwin, tal vez? El tipo de la teoría de la evolución de las especies.

--Estoy seguro de que hasta ahora nadie le dijo "tipo" a Darwin--Chuck seguía masticando y parecía pensar que ese era el mejor momento para charlar, con la boca llena y todo--. Sabes, ahora no estoy muy asustado. Digo, las últimas noches, sentado en la Finca esperando que un penitente viniera y se llevara a uno de nosotros, eso fue lo peor que me ocurrio en toda mi existencia. En cambio ahora los vamos a enfrentar, intentaremos algo. Y, al menos...

--¿Al menos qué?--preguntó Megan. Ni por un segundo creyó que Chuck no tuviera miedo. Casi le dolía verlo hacerse el valiente.

--Bueno, la mayoría está especulando con que solamente pueden matar a uno. Quizás yo suene como un garlopo, pero eso me da un poco de esperanza. Al menos la mayoría se salvará, solo morirá un pobre inútil. Mejor uno que todos.

Megan hizo una mueca, pero no quería admitir en voz alta que pensaba lo mismo.

--Tal vez todos nos salvemos. Si luchamos de verdad...

Chuck dejó de masticar por un momento y la miró atentamente.

--¿Piensas eso realmente o solo estás tratando de levantarme el ánimo?

--Podemos lograrlo--insistió, luego comió el último bocado y tomó un buen trago de agua. Se sentía la peor de los mentirosas. Muchos chicos morirían, pero ella haría todo lo posible para que Chuck no fuera uno de ellos.

--No olvides mi promesa. Puedes contar con ello--dijo Thomas.

--Difícil--repuso el niño, arrugando la frente--. Escucho todo el tiempo que el mundo está en un estado bastante miertero.

--Ey, puede ser. Pero encontraremos gente que se preocupe por nosotros. Ya verás.

--En realidad, no quiero pensar en eso--anunció Chuck, levantándose de la mesa--. Solo sáquenme del Laberinto y seré el tipo más feliz de la Tierra.

--Buena esa--celebró Thomas.

--Entonces, ¿ya le diste el...?--el niño fue interrumpido por Thomas, que se puso nervioso.

--Cierra la boca, Chuck--volteó a ver a Megan, que los miraba con los ojos entrecerrados, pero antes de que dijera algo un gran alboroto en las otras mesas llamó su atención. Newt y Alby estaban reuniendo a los Habitantes, avisándoles que ya era hora de partir. Ese era el momento. Había llegado la hora de escapar.

Megan tomó su mochila, tratando de actuar y dejar de pensar. Ambos chicos hicieron lo mismo y se dirigieron hacia la Puerta del Oeste, la que conducía al Acantilado.

Encontraron a Minho cerca del lado izquierdo de la Puerta, repasando rápidamente el plan una vez que estuvieran dentro de la Fosa.

--Larchos, ¿están listos?--les preguntó Minho cuando se aproximaron--. Thomas, todo esto fue idea tuya, así que más vale que funcione. Si no, te mato yo antes de que puedan devorarte los Penitentes.

--Gracias--exclamó.

Miró a Megan, que se retorcía las manos nerviosamente.

--¿Estás bien?--le preguntó.

--Sí--respondió, con una sonrisa que demostraba lo contrario, sin embargo, no quería que Chuck la viera dudar--. Solo quiero terminar con esto de una vez.

--Amén, Megs--dijo Minho, tenía un aspecto confiado y calmo, sin el menor atisbo de miedo.

Cuando Newt logró reunir a todos, pidió silencio. Se prepararon para escuchar lo que tenía para decir.

--Somos cuarenta y dos--exclamó, poniéndose la mochila al hombro y alzando un grueso palo de madera con alambre de púas en la punta, de aspecto mortífero--. Asegúrense de llevar las armas. Más allá de eso, no queda mucho por comentar, ya todos conocen el plan. Nos abriremos camino peleando hasta la Fosa de los Penitentes, Tommy ingresará su código mágico y luego nos vengaremos de los Creadores. Así de sencillo.

Megan apenas prestó atención al discurso al notar que Alby se había alejado del grupo principal y se encontraba solo y refunfuñando. Llevaba una funda con flechas colgando del hombro y jugaba con la cuerda de su arco con la mirada fija en el suelo. Estaba cada vez más preocupada de que la inestabilidad del muchacho arruinara todo el plan y se hizo el propósito de vigilarlo de cerca.

--¿No habría que decir unas palabras de aliento, para levantar la moral?--preguntó Megan, apartando su atención de Alby.

--Minho--lo llamó Newt.

Con un gesto afirmativo, Minho enfrentó a la multitud.

--Tengan cuidado--dijo secamente--. No se mueran.

Megan soltó una carcajada.

--Me harás llorar con esas palabras de inspiración--dijo aún riendo. El Encargado le sonrió mientras apoyaba las manos en su cintura.

--Es un don que tengo.

Newt apuntó hacia el Laberinto.

--Después de dos años de ser tratados como ratas, hoy vamos a resistir. Esta noche, vamos a enfrentar a los Creadores, sin importar cuánto tengamos que luchar para llegar hasta allí. Hoy los Penitentes se llevarán el susto de sus vidas.

Poco a poco fueron surgiendo vítores y aplausos que se convirtieron en gritos de guerra que atronaron el aire. Newt tenía razón: esa noche era fundamental. Iban a pelear y a oponerse a los Creadores de una vez por todas.

Megan soltó un suspiro, sabía que sería mejor no hacer ruido ni llamar la atención, pero sabía que era mejor no quitarles el coraje.

El juego había comenzado.

Newt enarboló su arma hacia el cielo y lanzó un aullido.

--¡Creadores, estén atentos! ¡Allá vamos!

Y luego de decir eso, renqueando de forma casi imperceptible, se perdió velozmente entre las sombras del Laberinto. Los Habitantes tomaron sus armas y lo siguieron, Alby incluido. Thomas cerró el grupo, junto a Megan y Chuck, sosteniendo una gran lanza de madera con un cuchillo en la punta.

La sensación de responsabilidad por sus amigos lo atacó de golpe dificultandole el movimiento. Pero no se echó atrás: estaba dispuesto a ganar y protegerlos.

𝐑𝐔𝐍, 𝐆𝐈𝐑𝐋────𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐀𝐙𝐄 𝐑𝐔𝐍𝐍𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora