25 | DESERTED

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Apenas cayó la noche, Megan oyó gritar a una chica.

Al principio, no entendió qué estaba ocurriendo ni si simplemente se trataba de su imaginación. Entre las pisadas y el rumor de las conversaciones resultaba muy difícil distinguir el origen.

Pero lo que había empezado como apenas un zumbido dentro de su cabeza pronto resultó claramente identificable. En algún lugar, escondida en el Desierto, los aullidos de una chica surcaron el aire nocturno.

Era obvio que los demás también los habían percibido, pues al instante dejaron de correr. Una vez que todos recuperaron la respiración, fue más fácil escuchar el inquietante grito.

Parecía un gato. Un gato aullando de dolor. El tipo de sonido que pone la piel de gallina y hace que uno se tape los oídos y ruegue que termine de una vez. Poseía una cualidad antinatural, que dejó a Megan helado por dentro y por fuera.

La oscuridad no hacía más que agregarle un toque de pavor a la situación. Aunque aún no estaban cerca, los chillidos de la chica reverberaban como ecos vivientes tratando de aplastar esos sonidos indescriptibles contra el suelo hasta hacerlos desparecer de la faz de la Tierra.

--¿Saben qué me recuerda eso?--murmuró Minho, con algo de temor en la voz.

--Ben. Alby. ¿Yo, tal vez? ¿Gritando después del pinchazo de Penitente?--dijo Thomas.

--Exactamente.

--Por favor, no--gimió Sartén--. No me digan que esos cretinos están aquí también. ¡No podría soportarlo!

Newt respondió.

--Lo dudo. Acuérdense de su piel húmeda y pegajosa. Si intentaran rodar en este lugar se convertirían en una gran bola de polvo.

--Bueno--dijo Thomas--, si CRUEL es capaz de crear penitentes, podría crear otros monstruos aún peores. Odio tener que decirlo, pero las cosas se podrían complicar.

--Una vez más, Thomas nos da una de sus alegres charlas para levantarnos el ánimo--exclamó Sartén.

--Solo dice las cosas como son--dijo Megan con el tono cargado de irritación.

Sartén refunfuñó.

--Ya lo sé. Y así como son dan asco.

--¿Y ahora qué hacemos?--preguntó Thomas.

--Creo que tenemos que tomarnos un descanso--dijo Minho--. Llenar las barrigas y beber un poco de agua. Luego podemos seguir hasta que aguantemos y el sol no haya salido. Tal vez debamos dormir un poco antes del amanecer.

--¿Y qué hacemos con la dama psicótica que anda aullando por ahí?--agregó Sartén.

--Da la impresión de estar muy ocupada con sus propios asuntos--repuso Megan dejándose caer en el suelo para empezar a rebuscar en su mochila.

Nadie dijo nada. Se quitaron los morrales de los hombros, se sentaron y empezaron a comer.

Al ver que la chica seguía profiriendo sus quejosos y agudos lamentos habían decidido seguir su camino, y ahora se encontraban corriendo.

--Ojalá dejará de aullar--dijo Aris a su lado.

Megan volteó a mirarlo. Parecía lo suficientemente estable como para conversar.

--Cuéntame más acerca de tu asunto del Laberinto.

--¿Mi asunto del Laberinto? ¿Qué quieres decir con eso?

--Nunca nos contaste los detalles. ¿Cómo lo pasaste allí? ¿Cuánto tiempo estuviste? ¿Cómo lograste salir?--Thomas les echó una mirada rápida, atento a lo que decían.

𝐑𝐔𝐍, 𝐆𝐈𝐑𝐋────𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐀𝐙𝐄 𝐑𝐔𝐍𝐍𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora