Capítulo 19

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Corriendo a tu lado

Tenía rato despierto, estaba sobre su brazo viendo el perfil de Jimin, delineaba con la mirada sus rasgos bañados con la luz del sol que se colaba por la ventana, sentía que si tocaba esa piel tersa en cualquier momento se despertaría y estaría en la habitación de invitados con una intravenosa y un dolor de garganta horrible.

Había pasado un mes desde que llegó, día a día fue una aventura que enfrentar, Jimin era un hombre fuerte y decidido, pero ahora las hormonas le jugaban en contra y todo era o blanco o negro, frío o caliente, arriba o abajo, no había puntos medios, cuando estaba sentimental no había modo de que no llorara, si su comida no era como esperaba, lloraba, si se le antojaba algo en la noche, lloraba, Jungkook cumplía con gusto todos sus berrinches.

Yoongi le decía que no se había comportado así en esos meses con él, que sabía el frío dónde se pegaba, obviamente iba a consentir a su hermano, pero Jimin sabía que no podría conseguir todo llorando con su hermano, de la manera en que lo podía conseguir con su esposo.

Cómo cada mañana, Jungkook se encontraba en la cama de la habitación temporal de Jimin, era muy elegante y sencilla, amaba el ambiente que tenía, tan lleno del aroma de Jimin y tan en paz,

Jungkook tocó suavemente una mejilla de Jimin y luego sus cejas, sus pestañas. Era tan perfecto, tan hermoso, tenía suerte de tenerlo en sus brazos, despertar a su lado.

Una parte expuesta de piel llamó su atención, su abdomen abultado lo invitaba a palparlo y dejarle caricias. Dejo reposar su mano para sentir su calor, se sentía irreal, el que hubiera vida dentro de la persona que amaba, poco a poco Jimin empezó a moverse y despertar, y se le formó una sonrisa al ver a Jungkook tan maravillado con su pancita.
Hasta que una de las bebés también despertó y pateó su mano, Jungkook quedó boquiabierto.

Busco la mirada de su esposo y este le asintió, -Si, así son de inquietas, toda la noche me están pateando, no me dejan dormir bien. Y cada día siento que son más grandes y el espacio es tan pequeño.

Jimin se levantó directo al baño, las niñas en su vientre le aplastaban la vejiga, se desvisto y se dispuso a tomar un baño, estaba ajustando la temperatura, esperando que el agua estuviera agradable, cuando sintió un cálido cuerpo detrás suyo, Jimin dió un pequeño brinco del susto.

-Cooky, no quiero que me veas desnudo, me da pena, estoy todo deforme, dijo Jimin tapando con sus manitas lo que podía, aunque fuera imposible.

-Todo en tí es perfecto amor, dijo Jungkook besando el cuello de su esposo, oliendo su aroma suave y tan delicado, era delicioso, sentía sus colmillos sobre salir, la cicatriz en su cuello se notaba ya vieja y casi imperceptible, el deseaba renovar esa marca, pero sabía que no podía exponer a Jimin a algún movimiento brusco y claro que no se arriesgaría, todos los días desde que llegó, Jimin era de cristal, el miedo aún seguía, y él no correría el riesgo por un acto tan carnal.

Deslizó sus manos sobre sus curvas y alejo las de Jimin que intentaban cubrirse, para dejar al descubierto toda su piel. Su mirada recorría cada poco a poco su cuerpo, y llegó hasta donde intentaba ocultar, tenía un vientre pronunciado y su pecho plano paso a ser levemente más abultado, eso le generaba inseguridad a Jimin.

-Lamento no verme bonito para ti, no verme sexy, me siento tan gordo, tan hinchado, es obvio que no soy el hombre del que te enamoraste y que no te género ningún interés sexual, después que nazcan los bebés, yo.

Jungkook no dejo que Jimin terminara de hablar, lo tomo de su cabello sin ser tan agresivo lo beso, era un beso fuerte y desesperado, como aquel que no ha tomado agua y encuentra un manantial, Jimin respondió al beso con la misma intensidad.

¡Esta no es mi novia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora