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Linda se encontraba en un torbellino de emociones, atrapada entre la dulzura de un primer beso y la confusión de un corazón que latía por caminos inexplorados. La noche en la que supo lo que era un primer beso, cuando los labios de Regulus se posaron sobre los suyos, el mundo se detuvo. Fue un beso suave, corto, como el roce de las alas de una mariposa al aterrizar en una flor. Pero Linda no sintió esas tan conocidas mariposas en su estómago; solo una extraña inquietud.
Regulus era su mejor amigo, el chico con el que compartía secretos y risas en las noches estrelladas. Sin embargo, en ese instante, cuando sus labios se encontraron, no hubo fuegos artificiales ni melodías celestiales que alegrarán sus oídos. Solo un silencio incómodo y la pregunta que se repetía en su mente: ¿Por qué no siento nada?
Linda sabía que el amor no siempre llegaba con estruendo y pasión, pero ¿Era eso lo que sentía por él? ¿O simplemente era una caricia amistosa que se había desviado hacia territorio desconocido?
Ella no lo sabía.
Y luego estaba Barty Crouch Jr, el chico con ojos profundos y sonrisa enigmática. Linda lo veía en los pasillos de Hogwarts, se había encontrado con el aquel día en el que sus rodillas sufrieron aquellas heridas, era su compañero en cada clase en la que se encontraban y cada encuentro era como un suspiro en el aire. Su presencia la afectaba de manera inexplicable. ¿Era eso amor? ¿O solo una atracción fugaz?
A sus trece años, Linda no tenía respuestas claras. El corazón de una adolescente es un laberinto de emociones, y ella estaba perdida en él. Se preguntaba si el amor era como un hechizo, algo que te atrapa sin que puedas escapar. O tal vez era como una poción, que te hace ver destellos de magia en los ojos de alguien más.
En su habitación, con la luz del sol filtrándose por las corridas tan grandes, limpias y glamurosas. Linda escribía en su diario. Las palabras fluían como un río, llevándola a lugares donde las emociones eran más grandes que ella misma. "¿Qué es el amor?", se preguntó en tinta negra. "¿Es un susurro en el viento o un latido en el pecho?"
Los destellos del sol parecían titilar en complicidad, parecía que crecían mientras Linda intentaba descifrar sus sentimientos. ¿Era amor lo que sentía por Regulus, o simplemente una conexión profunda de almas afines? ¿Y Barty? ¿Era él la respuesta a sus preguntas o solo otro enigma en su vida?
En su corazón, había como un jardín de flores en pleno florecimiento. Margaritas de amistad, rosas de deseo y violetas de incertidumbre. Linda sabía que no podía forzar lo que no estaba allí, pero también sabía que no podía ignorar lo que crecía en su interior.
Con la pluma temblando, escribió una carta. Una carta que nunca enviaría, pero que liberaría su alma. "Querido corazón", comenzó. "¿Qué eres? ¿Un rompecabezas o un poema? ¿Una melodía o un suspiro? No lo sé, pero estoy dispuesta a descubrirlo".
En cada página de su diario, Linda dejó que sus emociones fluyeran como tinta sobre papel. No tenía todas las respuestas, pero tenía la certeza de que el amor, en todas sus formas, era un viaje que valía la pena emprender.
