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Linda se encontraba sumida en sus pensamientos, mirando por la ventana del aula. Dos semanas desde que habían vuelto a Hogwarts. Dos semanas que Barty la habia estado ignorando, incluso se sentaba en una mesa lejos de ella, dos semanas desde que habia una extraña tensión entre ella y Regulus, dos semanas desde que Amalia Rosier, habia comenzado una pesadilla para ella. La paz que intentaba encontrar en la serenidad del viento moviendo los árboles, era perturbada por una tormenta interna, una confusión de sentimientos que giraba en torno a Barty.
Barty la había estado evitando. Linda se había preguntado una y otra vez qué significaba todo eso, si acaso ese beso fue una broma, un impulso o algo más. Pero lo que más le dolía era la ausencia de su amigo, la frialdad que había surgido entre ellos, sustituyendo lo que antes era una amistad cálida y cercana.
No pudo soportarlo más. Al terminar la clase, decidida a confrontar la situación, se levantó del asiento y salió en busca de Barty por cada pasillo, esquivando estudiantes emocionados que reían y conversaban, hasta que finalmente lo encontró, sentado solo, mirando por los pilares que daban al patio, con una expresión ausente.
—Barty —dijo con firmeza, aunque su voz temblaba un poco—. Necesitamos hablar.
Barty se giró lentamente, como si le costara reconocerla. Se enderezó en su asiento, pero no dijo nada.
—No puedes seguir evitándome —continuó Linda, sintiendo cómo su corazón se aceleraba—. Desde que me besaste, no has dicho ni una palabra. ¿Es que fue un error? ¿Un juego para ti?
Barty bajó la mirada, incapaz de enfrentarla directamente. La verdad era que no sabía cómo explicar lo que sentía. Sabía que había sido un tonto al evitarla, pero el miedo al rechazo lo había dominado, y cada vez que intentaba hablar con ella, el nudo en su garganta se hacía más grande.
—No fue un error —murmuró finalmente, tan bajo que Linda apenas lo escuchó.
Ella se inclinó un poco más cerca, tratando de entenderlo. Su corazón dio un vuelco al oír esas palabras, pero la confusión no desapareció.
—Entonces, ¿por qué? —preguntó con más suavidad—. ¿Por qué me has estado ignorando?
Barty tomó una profunda respiración y finalmente la miró a los ojos, mostrando una vulnerabilidad que pocas veces dejaba ver.
—Porque no sabía cómo afrontarlo, Linda. No quería... no quería que me rechazaras. Sabía que Regulus siente algo por ti, y pensé que si tú lo sabías, me rechazarías de inmediato.
Linda se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Barty había dicho. Era cierto que había notado cómo Regulus la miraba a veces, con esa intensidad que hacía que se sintiera incómoda. Pero nunca lo había visto de esa manera; para ella, Regulus siempre había sido su primer amigo, alguien en quien podía confiar ciegamente, pero nada más.
