XV (Capítulo I)

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(está parte está conectada a la carta)

***

3 años antes de la carta

***

—¿Una app de citas? —mi cara de incredubilidad demostraba lo estúpido que aquello sonaba para mí.

Nunca había usado una de esas y tampoco la iba a usar, ¿Por qué lo haría?

—Sí, vamos, tienes que salir y encontrar al ideal.

Baje los brazos después de haber peleado con mí pelo por diez minutos y mire a Alessa a los ojos por su reflejo en el espejo de cuerpo completo que estaba delante mío.

—Eso... Suena verdaderamente patético.

Ella bajo la cabeza empezando a reír suavemente y yo la acompañe.

—Sí, es cierto —quedo en silencio y eso solo significa que viene un... —Pero vale la pena intentarlo —un "pero". Siempre hay un "pero".

—No, gracias Alessa, pero ya tengo muchos problemas. No quiero otro Enrique en mí vida —a penas mencione el nombre la mire con los ojos entrecerrados.

—Enrique estaba bueno, joder, parecía buen tipo.

Rodé los ojos con una risa tosca saliendo de mí garganta.

Patético. Fraude. Judas personificado.

Eso era.

—Luise por favor, un solo intento.

—Nunca encuentras el ideal en el primer intento.

Ella se quedó mirando un lugar que no sabría decir cuál, pero estaba pensando, estaba pensando como convencerme. No lo iba a hacer...

O tal vez si solo me diera una sola razón coherente me lanzaría en la búsqueda... Porque, sí, me moría de ganas de tener a alguien en mí vida, pero soy demasiado orgullosa para decirlo en voz alta.

—Yo si lo encontré a la primera —su pequeña sonrisa de enamorada me daba envidia. Elías y ella llevaban seis años juntos y, sí, se conocieron por una puta aplicación. Y también fue su primer intento —Intentalo... Por ti misma.

Sus ojos iluminados no me dieron más que ganas de hacerlo.

Suspire y mí cabeza cayó rendida.

—Solo un intento.

Ella sonrió y salto de la cama, buscando en la mesa de la PC, mí celular. Tocó unos botones y diez minutos después me lo dio, justo cuando termine con mí pelo.

—Hazte una cuenta.

***

—¿Cómo se llama? —pregunto Alessa con una sonrisa de oreja a oreja.

Habían pasado cinco días desde que había creado aquella cuenta y había comenzado a hablar con un chico y nos reuniríamos hoy en un café de por aquí.

Por cierto, vivo en Mónaco, para que no haya confusiones.

—Lexi —dije mientras buscaba algo de ropa en mí armario.

—¿Cómo es?

—No lo sé.

—¿Cuántos años tiene?

—Veinticuatro.

—¿Saldo bancario?

Me di la vuelta y la mire con una ceja alzada.

—¿Qué? —¿En serio se dignaba a preguntar eso?

—Eres un caso perdido —dije moviendo la cabeza de lado al otro suavemente con una sonrisa.

~ ONE SHOT ~ Lando Norris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora