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— ¡Por mi padre!

Exclamó aturdido, aquella imagen delante de él lo dejó en un estado de shock. Y es qué, lo que sus infernales ojos veían no era una broma que los ángeles hicieran, y aunque de verdad llegó a pensar en esa posibilidad la descartó por completo cuando la pequeña serafín; esa sonriente y dulce angel que me recordaba a su bebé le mostró al amigo de su hijita en el cielo... Todo pareció detenerse, incluso dejó de pestañear.

Emily, la serafín más joven le veía con una sonrisa, mientras que Lucifer estaba boquiabierto; observando incrédulo a la esfera de luz donde se refleja la imagen de Sir. Pentius ir y venir por algunas calles del cielo. Curioso de lo nuevo que se ve todo, es muy brillante a diferencia del infierno. Sus ojos se aguaron cuando en el fondo se vio perdido entre la multitud de personas.

— Hermano... Ella lo logró, tenemos pruebas para que su hotel sea admitido por los demás arcángeles, padre puede permitir que suceda. — Emily sonreía de oreja a oreja, su entusiasmo es igual al de su bebé.

Lucifer retiró el sombrero de copa de sus rubios cabellos, su mano se deslizó por su rostro aún aturdido.

Mi bebé estará emocionada.

Emily lo veía desde hace un buen rato en completo silencio.

Ellos dos no se conocían personalmente hace quince o trece minutos, que el mismísimo rey del infierno esté en la sala de las Serafín tampoco fue planeado, él fue traído de la nada cuando apareció delante de ella. Quién podría ser la segunda sonrisa más linda que ha conocido, llena de pureza y una energía vibrante que le hacía sentir cómodo y despertaba su instinto maternal; tal cual lo hacía con su hija Charlie.

Y hasta hoy, finalmente se conocen. Ella, la menor de las serafines se veía curiosa y tierna, mirando sus ojos de color carmesí como la sangre.

— Dudo mucho que el creador deseara escuchar a la hija del diablo. — murmuró con desgano.

Ese es un asunto que le pone sensible, olvidándose de que está en el cielo por unos momentos. Ambos se vieron el uno al otro, interesados en conocerse un poco.

Emily ahueco las palmas, sonriente, esperando a que le diga algo.

— ¡Charlie es genial! ¿Cómo la criaste? ¿Son todos los del hotel buenas personas?

Lucifer retrocedió cuando la pequeña serafín Omega entró en su espacio personal.

— Bueno... Algunos, sí... ¿Cómo vine al cielo?

Emily parpadeó, confundida del cambio abrupto del tema.

— Me disculpó, no debí traerte sin avisar antes, disculpa mi descortesía.

Los dos que antes estaban solos, viendo de frente a un castaño con sonrisa jovial y cálida.

¿Él es...?

— Me presento, soy Jesucristo, puedes decirme J.C.

La cabeza de lucifer estaba echando humo.

[ 🍎 • • • 🍎 ]

Lucifer caminaba muerto en vida, sintiendo que estaba en las nubes aún cuando los huesos crujían bajo sus pies, sus oídos no fueron capaces de percibir los gritos y las explosiones a su alrededor debido a su ensimismamiento.

— Oh... Demonios... ¿Mi bebé lo logró?

Sus pasos se detuvieron cuando sus ojos vislumbraron el Hazbin Hotel de su hija. El cual sigue igual de vacío que antes, siendo la única diferencia que la chica explosiva se les unió a la redención.

Conquistaré a Lucifer. [Radioapple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora