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Lucifer estaba boca arriba, mirando el techo.

Ha estado así desde hace un día, no ha vuelto a ver a Alastor después de que volvieron al infierno. El ciervo se veía mal cuando se separaron después de salir del elevador, sus orejas estaban hacia atrás mientras que un marcado ceño se apoderaba de su normalmente rostro sonriente.

- ¿Acaso dije algo que lo molestó?

Rodaba por la cama, abrazando su peluche de pato grande.

¿O fue algo más que lo puso de mal humor? La verdad es que aún no logra comprender del todo al estúpido ciervo que vino diciendo querer cortejarlo, no sabe cómo pudo caer tan bajo como para hacer un trato con él. ¿No aceptó sólo para saber algo sobre su esposa? Se siente un estúpido, echarse la culpa de algo que sucedió y que él estuvo de acuerdo.

Para empezar, ¿Por qué se siente molesto y ofendido de no saber nada acerca de ese pecador?

- ¡Papá, papá!

Escuchó el grito de su hija y se teletransportó a la sala de estar en un santiamén, mirando a su pequeño tesoro.

- ¿¡Qué pasó!? ¿¡Te lastimaste!? ¿¡Nos atacan!? - la abrazó a la vez que revisaba que no tuviera heridas. En momentos como estos, es cuando su instinto omega sale a relucir actuando como una madre sobreprotectora con su cachorro; no se fijó en una mata de pelos rojos que se tensó cuando apareció de la nada.

Angel rió por lo bajo, Husk miró a su dueño de reojo, Nifty descansa sobre la cabeza de Alastor, y bueno... Alastor mira al soberano con una expresión sombría. Y Vaggie está en la cocina preparando algunos bocadillos para su alfa sentimental que está terriblemente emocionada por las noticias.

- ¡Papá! - exclamó ella abrazando a su padre - ¡JC envió la carta diciendo que Dios aprobó el Hotel!

Lucifer parpadeó, sus manos se elevaron hasta abrazar a su princesa y la escuchó sollozar en su hombro.

Sus ojos se encontraron con los de Alastor, él sonreía como la mayoría de veces y el propio lucifer no supo cómo actuar cuando el ciervo le guiñó el ojo. Luego alzó la carta de la que Charlie hablaba, al ver el sello de su padre en la hoja de papel se sintió tan... aliviado, tan sensible, no sabía cómo decirlo realmente.

Sus brazos apretaron a su bebé contra su pecho y, por primera vez en los millones de años que ha vivido en el infierno... Permitió soltar su aroma, consolando a su bebé y demostrando lo feliz y orgulloso que se sentía de ella.

Alastor inhaló profundamente cuando ese peculiar aroma se acercó a su nariz, y al momento en que lo olfateó, su antigua molestia se disipó.

- Felicidades, mi pastelito. - sonrió, besando su mejilla.

- ¡Lo logré, papá! - exclamó ella, alejándose un poco del Omega y yendo hacia Alastor - ¡Gracias Alastor, no pude haberlo logrado sin tí! ¡Sin ustedes! ¡Los amos a todos!

Lucifer sonreía conmovido y enternecido, su cachorra ya era grande y vio con sus propios ojos su crecimiento.

- ¿Podemos hablar?

El soberano se asustó cuando una mano sostuvo su cintura.

Rápidamente enfocó al pecador pelirrojo, verlo con sus ojos rojos y esa sonrisa tétrica que siempre se carga. Solo asintió y se dejó guiar, no sin antes despedirse de su bebé y decirle de nuevo lo orgulloso que está de ella.

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- ¿Por qué no me ha buscado, alteza?

Lucifer miraba sin comprender al ciervo, quien se veía algo molesto. ¡Por los doce demonios! ¿Cómo va a saber qué es lo que le pasa a este pecador?

Conquistaré a Lucifer. [Radioapple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora