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— ¡Alastor! — el grito de la princesa del infierno resonó por todo el pasillo.

El demonio rojo se giró sobre sus talones, mirando de frente a la rubia que es igual al soberano del infierno quién, por cierto; es su omega.

— ¿Necesitas algo querida?

La rubia tenía una reluciente sonrisa como ya es de costumbre, pero, hoy se veía un poco diferente; más radiante. Iba de camino a la habitación del soberano, y la charola con comida lo prueba. Charlie estaba por saltar en su sitio cuando recordó el motivo por el cual le había hablado al demonio de la radio, su buen y confiable gerente - que por cierto se cogió a su papá -; el que siempre le ha dado una mano cuando el hotel se encuentra en aprietos.

Bueno, ella se acercó a él y sostuvo uno de sus brazos.

— Ahora eres como mi papá. ¿No? — no lo dejó hablar y continuó con su diatriba — Verás... El cielo nos permitió ver a Sir. Pentius y quería saber si puedes... Uh... ¿Cómo decirlo? Llevar a mi padre a la sede de los ángeles.

Alastor enarcó una ceja. ¿Por qué le dice eso a él?

— Verás querida, si quieres que tu padre asista deberías preguntarle a él. — se encogió de hombros — Soy su pareja no un carcelero, es tu padre y el soberano de esta infernal tierra.

Charlie lo veía con atención, esperando a que le dijera algo más.

— ¿Entonces...?

— Dile y ve que es lo que contesta, sigo siendo un súbdito que solo obedece a su rey.

La rubia lo miraba como si se hubiera vuelto loco de repente.

'¿Desde cuándo Alastor obedece órdenes?'

Eso decía su carita, pero por otro lado. Alastor ya se quería ir, presentía que Lucifer estaría molesto por su tardanza.

— ¿Quieres ir conmigo a ver a tu padre? Estoy seguro de que estará contento de tu visita.

"De esa forma es probable que no se enfade conmigo por tardar con su antojo."

Charlie pareció brillar ante su propuesta, ya que caminó a su lado mientras ambos charlaban animadamente hasta que llegaron a la habitación del soberano.

— Queridita ¿Mencionaste que Sir. Pentius vendrá al hotel? ¿Pudo ir al cielo?

Preguntó por curiosidad, ya que supo que el tipo serpiente se había sacrificado por sus amigos y que Adán lo mandó al más allá con un solo movimiento. ¿Quién iba a decir que él podría ir al cielo por eso?

Alastor pudo ver cómo la princesa volvió a dar saltitos en su lugar, recordando su primer logro. ¡Sir. Pentius es ahora un ángel!

Ella se detuvo de pronto, recuperando la compostura con una sonrisa. — ¡Sí! ¿Papá no te lo dijo? Él lo vio cuando JC lo convocó a la sala de los serafines.

El demonio de la radio sonrió, mirando al frente.

— No, en realidad no lo hizo.

— ... — Charlie se tensó cuando escuchó aquello.

Alastor al verla en ese estado de incomodidad río.

— Es broma, querida. — ella lo miró — Estaba con ustedes en la sala. ¿No lo recuerdas?

Ella pensó mientras caminaba, sus ojos y su rostro se iluminaron cuando lo corroboró con sus memorias.

— ¡Así es!

Al demonio de la radio le gusta poner en aprietos a Charlie.

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Conquistaré a Lucifer. [Radioapple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora