El calor en su cuerpo empezaba a ser realmente molesto, pero no podía detenerse a pensar en ello si su propio aroma lo tenía bastante alterado.
—No, no, no ahora, estúpido lobo.
Desajustó su corbata de un rápido movimiento, alejándose a grandes pasos de la habitación del príncipe Lee. Ese día el alfa había entrado en celo, y claro, qué mejor idea que llamar a su asistente personal para atenderlo antes de que llegue alguna de sus concubinas.
Jisung sintió a su lobo hacerse bolita ante la idea, lo regañó sin pensarlo, Han tenía bastante en claro que la relación que llevaba con el príncipe no iba más allá que asistirlo, y quizás una muy vaga amistad profesional, lamentablemente su lobo no estaba de acuerdo con la idea.
Era una de las razones por las que Han detestaba ser omega, porque quería, deseaba, tomar decisiones razonales, pero ahí estaba su tonto lobo, siempre impidiéndole pensar con lógica.
Sus rodillas temblaron cuando el olor denso a roble y vino tinto lo alcanzó, golpeándolo tan fuerte que tuvo que sostenerse de las paredes del pasillo, casi arrastrándose hasta que finalmente llegó a una zona muy apartada del castillo, muy apartada del príncipe.
Lamentablemente su gran escape no tuvo grandes frutos. Tan pronto como cruzó la puerta de madera, su cuerpo ardiente se derrumbó sobre el suelo, jadeó en busca de aire pero este entró a sus pulmones casi quemándolo, todo alrededor era nubloso, o quizás eran sus ojos los que ya no le permitían ver con normalidad gracias a las lágrimas que seguían acumulándose.
Había entrado en un celo momentáneo gracias al celo del príncipe, aunque no habría que ser un gran genio para descifrar lo que pasaba dentro de esas cuatro paredes.
Las hierbas necesarias estaban allí, extendidas sobre una mesilla que estaba totalmente a su alcance, pero en ese estado veía imposible llegar hasta allá, trató de arrastrase por el suelo pero la fricción del piso contra su entrepierna le logró arrancar un gemido agudo.
Ya ni siquiera estaba consciente de sus acciones, estaba seguro que su lobo había tomado el control casi total de él mismo.
Retiró su camisa de forma bastante torpe, repitiendo la misma acción con el resto de sus prendas, soltó un jadeo sorprendido cuando su mano tocó su ropa interior, esta estaba completamente mojada, se tuvo que morder el labio cuando sus dedos tantearon por sus muslos y se posaron sobre su entrada, más húmeda de lo que en algún momento estuvo, de entre sus nalgas chorreaba lubricante a grandes cantidades, como si no tuviese intención de detenerse.
Aún bastante dudoso, se atrevió a ingresar su índice, dejando ir su labil inferior luego de estarlo apretando entre sus dientes, y suspirando con satisfacción.
—Solo p-por esta vez—trató de convencerse a sí mismo de que no estaría tan mal tocarse pensando en su querido príncipe si solo era algo de una vez, esa vez, no iba a ser algo concurrido, ¿cierto?
No se dió tiempo de pensarlo, solo empezó a embestirse a sí mismo con el mismo dedo, apretando sus labios en una fina línea para evitar causar mucho escándalo, para evitar que alguien lo descubriera.
Sus nudillos golpeteaban duro contra sus nalgas, como si su mano tratara desesperadamente la manera de ir más allá, más adentro. Un dedo más entró en él, y gimió alto, sus piernas nuevamente temblaron cuando encontró su próstata, y su propio pene se movía de un lado a otro una vez las embestidas se volvieron más rápidas, más acertadas.
Su estómago se revolvía constantemente ante el placer que le provocaba tener algo dentro suyo, golpeándolo con fuerza y rudeza.
Solo le bastó que su mente recreara lo que había pasado no hace mucho, el momento en el que el príncipe lo tomó del antebrazo, lo acercó a él y le susurró al oído: "Jisung, estoy entrando en celo". Entonces el aroma a roble llenó toda la habitación, dejando a Han sin aliento. Fue una tortura tener que disimularlo.
Pero en ese preciso instante, pudo correrse mientras repetía una y otra vez la voz ronca de su príncipe.
El semen salió disparado, dejando manchas blanquecinas por todo el frío suelo, y también dejando a un omega totalmente destrozado y cansado. Se derrumbó apenas alcanzó el clímax, tan jadeante que apenas y lograba respirar, tardó varios minutos en lograr regular su respiración con normalidad.
Entonces se limpió, también limpió la habitación, preparó su infusión–que lo ayudaría a desaparecer su aroma y casi por completo su instinto animal–y finalmente volvió a ver tan presentable como siempre, luciendo elegante y con un semblante bastante frío como era de costumbre.
Más tarde volvería a presentarse ante el príncipe con una gentil sonrisa, viéndose tan servicial como estaba acostumbrado a serlo, fingiendo con facilidad ser un beta completamente normal ante los ojos de los demás.
Pero en especial, fingiendo que no sentía como su corazón bombeaba con fuerza cada vez que el príncipe Lee lo veía a los ojos.
Porque, delante de Lee Minho, Han estaba condenado ser un beta.
Holaaa, estoy acostumbrado a hacer ff's algo softs, románticos y simples, con un poco de comedia, poco drama y ajá, así que esta vez quise intentar hacer algo más maduro.
Si les gustó la intro me dejan una estrellita para saberlo (mentira, solo quiero estrellitas aunque no les guste)
En fin, nos vemos en el próximo cap, angelitos bonitos 😋
Avisen si hay algún error ☝🏻
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Condemned | Minsung
FanfictionEl príncipe y alfa Lee Minho encontraba bastante intrigante a su beta, Jisung, contratado no hace mucho por la familia real para servir fielmente al segundo hijo de los reyes. Minho no lograba entender cómo es que un beta podía llegar a atraerlo de...