El príncipe y alfa Lee Minho encontraba bastante intrigante a su beta, Jisung, contratado no hace mucho por la familia real para servir fielmente al segundo hijo de los reyes.
Minho no lograba entender cómo es que un beta podía llegar a atraerlo de...
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Minho's pov.
Dos días. Dos días enteros con pequeños intervalos de descanso, descansos de un par de horas o menos luego mínimo cuatro rondas seguidas.
Descubrí que Jisung estando en celo es un completo peligro. Si no estaba durmiendo es porque ya se estaba preparando para volver a follar. Tuve que reunir todas mis fuerzas para no terminar anudándolo y marcarlo también. Ahora estoy exhausto.
Pero al menos el baño que acabo de tomar me ayudará a recobrar energías.
Me visto con ropa simple y me voy secando el cabello mientras me acerco a él. Se ve muy pacífico así, quién diría que en realidad es un adicto al sexo. Honestamente no me esperaba eso de él, pero no me disgusta para nada.
Le quito un mechón de su cabello del rostro. No despierta desde que lo hicimos por última vez en la madrugada, así que supongo que su celo ya debe estar terminando.
Desde la puerta se escuchan unos golpes.
— ¿Su majestad? ¿Ya despertó? —me pregunta uno de los guardias que dejé a cargo al final del pasillo.
— ¿Qué pasa? Creí haberles dicho que no interrumpan hasta el final del día— me toco la puente de la naríz con fastidio. Sigo sensible por el celo de Jisung, a mi lobo no le agrada nada la idea de que alguien más esté cerca justo ahora.
— Lo sentimos, su majestad. Pero está ocurriendo algo ahora y el rey pide su presencia de forma inmediata. Es de suma importancia.
Parado, me quedo analizando sus palabras unos segundos, aunque no tardo en asentir. Después de todo, ya pasaron dos días sin trabajar o siquiera estar al tanto de lo que pasaba en el mundo exterior.
Le aviso al guardia que estaría allí dentro de poco, y él se despide pidiendo mi permiso. Suspiro, no quisiera tener que alejarme de Jisung justo ahora.
Me aproximo a él y acuno su mejilla en la palma de mi mano. Jisung se remueve en mi cama y finalmente va abriendo sus ojos de poco a poco. Siento su aroma más dulzón en cuanto me ve, eso me agrada bastante.
— Buenos días, bello durmiente —Jisung niega entre quejidos, hunde su rostro en la almohada y me hace un ademán vago con su mano. Es adorable— ¿No piensas madrugar hoy? Te aviso que ya son pasadas las nueve.
Río con ganas al escuchar su suave gruñido.
— Ven —me ordena jalándome del cuello de mi camisa. Pierdo el equilibrio y caigo directo encima suyo— Duerme conmigo —Lo enrollo con mis brazos y lo atraigo hacia mí. Disfruto de su hipnotizante fragancia un buen rato, también atreviéndome a envolverlo con mis propias feromonas, aunque cuidando de que no sean las suficientes para que pierda el control.
— Estás tenso —murmura Han mientras desliza sus manos por mis hombros— ¿no quieres que te ayude con eso?
Rápidamente niego entre risillas, tomo sus muñecas y beso sus nudillos al separarme.
