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Jisung's pov

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Jisung's pov.

De repente nos volvimos dos niños, escabullendonos entre pasillos con sumo cuidado de que alguien pueda vernos, por suerte todos aún seguían muy ocupados con el baile de medianoche.

—No estamos yendo a tu habitación—le "grito" en un susurro.

—No, está demasiado lejos.

Aprieto el agarre entre nuestras manos al ver a una mucama pasar cerca nuestro, Minho retrocede y reímos bajito al vernos a los ojos.
Unos metros más y llegamos a su oficina, cierra la puerta detrás nuestro y me guía hasta su sillón donde toma asiento. Trato de acomodarme sobre su escritorio pero me lo niega pasando sus manos detrás de mis muslos y arrastrándome hasta sentarme sobre sus piernas.

—Que confianzudo...—susurro a modo de reproche, aún así no tardo en colocar mis manos en sus hombros y ayudarlo a deshacerse de su abrigo.
Él no duda un solo segundo en quitar el nudo de mi corset y desabrochar los primeros botones de mi camisa.

—Tu aroma—dice al no encontrar rastro alguno de limón con miel. Se ve irritado.

—No sabes cuántas infusiones me tomé hoy—me lanza una mirada confundida, claro, él no sabe de este tipo de cosas—son supresores para las feromonas, no podría liberarlas aunque quisiera.

—Que molesto—suelta en un gruñido. Parece pensar unos segundos. Me toma de la cintura y echa su cabeza hacia atras, supongo que se ha rendido por el momento.

Relamo mis labios posando mis ojos en su cuello y luego paseando mi vista hacia abajo, su camisa se contrae y se apreta deliciosamente sobre sus bíceps y su pecho. La verdad es que sus feromonas ligeramente excitadas no me ayudaban mucho, y estar sobre su regazo tampoco. Debía cambiar de tema antes de que mis piernas me tiemblen, y algo más también.

—Quizás ya lo sepas, pero igual te lo confirmaré—empiezo a recitar una vez quito mi mirada de su fornido cuerpo—soy el omega que se escapó del reino Han.

—El príncipe Han...—murmura, sus dedos se presionan alrededor de mis caderas. Debe estar haciéndolo apropósito, maldito—ya me lo imaginaba—posa sus ojos en mis labios y luego atrapa mi propia mirada—prosigue.

Es inevitable sentirme más pequeño si me mira de esa forma.

—¿Sí conoces al rey Kang? Su esposa murió hace dos años...—pauso para obtener una respuesta, él me asiente suavemente con la cabeza—Bueno, él fue y es muy cercano a mi familia, se encargaba de recalcarme el parecido que tengo con su esposa cada vez que venía de visita a mi reino. Es un viejo asqueroso, hasta ya pasa de los cincuenta—inhalo hondo cuando las manos de Minho se vuelven pesadas, al igual que su mirada. Ya debe suponer a donde va todo esto.

—¿Entonces?—Su voz suena un tanto gutural, debe estar cabreado. Me inclino sobre su pecho y empiezo a acariciar su cuello, justo sobre se posaba su glándula de olor. Lo siento relajarse bajo mi tacto.

Condemned | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora