El príncipe y alfa Lee Minho encontraba bastante intrigante a su beta, Jisung, contratado no hace mucho por la familia real para servir fielmente al segundo hijo de los reyes.
Minho no lograba entender cómo es que un beta podía llegar a atraerlo de...
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La primera vez que vi a Jisung fue hace unos cinco meses, unos días después de que mi anterior beta, Jihyo, tuvo que dejar el puesto por su no tan reciente embarazo luego de ocho largos años a la familia real.
—¿Queda alguien más por entrevistar?—Pregunto al vizconde, Soobin, él me pide un momento y se retira del salón para verificar si aún quedaba algún candidato.
Este en realidad no es un trabajo que me corresponda, pero prefería hacerlo por mí mismo. Tener a un beta es como tener una sombra, no lo digo de mala manera, me refiero a que un beta se vuelve tu mano derecha, alguien que siempre estará detrás tuyo al menos la mayoría del tiempo.
Por eso quería elegir a la persona con la que pasaría muchos años de mi vida.
Estaba cansado, básicamente había pasado todo un día entrevistando persona tras persona, y simplemente ninguno lograba convencerme del todo, fue peor cuando dos betas trataron de coquetearme de forma no tan disimulada, en ese momento sentí que la paciencia que me quedaba se había escapado.
Suspiré recostándome sobre el trono de la mano derecha, el que estaba al costado del trono de mi hermano mayor, el rey.
Pensé en levantarme de una vez para poder descansar, pero el ruido de unos tacos golpetear contra el suelo me mantuvieron sentado. Observé con curiosidad a la persona que entraba por el gran portón.
Por instinto olisqueé el aire, encontrándome con un aroma un tanto dulzón, pero mientras más trataba de alcanzarlo, parecía dispersarse más. Casi llego a pensar que este beta era un omega.
—Kim Jisung, su majestad—Se presenta justo antes de que pueda siquiera preguntar su nombre, también hace una reverencia de unos perfectos noventa grados.
—Bien, Jisung, si estás aquí supongo que ya pasaste las pruebas anteriores hechas por el vizconde—Él asiente con la cabeza y un suave "por supuesto" su voz es dulce en realidad, y sus facciones bastante suaves, ¿de verdad este tipo no es un omega?
—He sido el mejor candidato hasta el momento—El tono firme y ligero en su voz me cautivan un poco.
—¿Sí? ¿Por qué supones eso?—Apoyo mi mentón sobre mi muñeca, mi codo reposando en el soporte del trono.
—No lo supuse, su majestad, lo afirmé.
Decido observarlo a detalle por unos segundos, su rostro tenía una expresión apaciguable, un poco serio en realidad, y su porte era bastante digno de resaltar. Una sola mirada fue suficiente para saber que este beta derrochaba elegancia y seguridad.
Y también me causaba la intriga suficiente como para seguir esta conversación no muy profesional.
